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kennyignacio
Como dijo Marcel Marceau, "Nunca hagas hablar a un mimo porque no va a parar"...
  • País: Argentina
 
Entre sombras y mausoleos pecaminosos,perezosos mendigos agonizantesque acarrean sus tratos funestosy zapatos bien lustrados,ando desanimado,vertiendo mi mirar entre aquellos rostros sin facciones,oyendo un idioma ágrafo de balbuceantes, bruñidasideas y desmotivaciones. Me arrastro por la tierraque aun contiene cien lágrimas saladasy el pastizal reseco de hierbas mal puestasen el jardín del Edén de claveles resecos,orquídeas marchitadas.Mi andar es apresuradomas mi espetar es lánguido y pecaminoso,aun así, los andantes no dejan de admirarme,murmurando injurias e intenciones mal labradashacia la silueta triste de mi avance retoño. Las hojas ondeantes en mis manosparecieran agitar rabiosas sus impresionesque, secando la tinta purpúrea,agudizan la atenciónde aquellos veedores titilantes.En la bruma cual inciensome rodean con sus silencios torpesy sus juzgares recíprocos entre sí.Ya el cielo no existe para sus barbillaslas nubes dejaron de ser estrellaspara ser tristes reminiscenciasde la compasión por el que ríe a la muertey que ya es escasa en este lugardonde no soy más que un extranjero,un forastero sin luz sin suerte… Apresuro mi intrascendencia.Me aparto de lo flagelado,adopto las nubes como hijas de lo divinoy vanaglorio la danza crepuscularde los vientos pamperos.Y mientras aquellas miradas tajantesaun me fisgonean labrantes,junto a aquel idioma ágrafoque me gesticula ruborizado,la mímica del mal entendimiento y el propio humillose advierte ante mi osadía del exilio.  Descanso plácido bajoun árbol lastimero de un parquecilloy dedico unos fértiles versos a aquelloscarceleros y jueces truncadosde la buena y mala acción contra el prójimoy de éste con la naturaleza y lo divino...
El Extranjero:
Autor: kenny  466 Lecturas
El arte no se hace presente frente a unosin que una sensibilidad desarrollada impulsenuestro interésa través del abatimiento que el tedio nos proporciona,llevándonos así al deseo ferviente de encontrar ese cálido abrazoque las almas sensibles anhelan y solo encuentran en el ceno del arte.Y que largas pueden ser las distancias,que desiguales los caminos,que aunque los tiempos sean distintosal final los amantes del artese reúnen en un mismo lugarsin importar sus profesiones.Y aunque la filosofía, la poesía,el dibujo, la pintura,la música y la melodíase ejerzan en escuelas distintas,todos aquellos maestros se reuniránen el limbo del infierno dantescopara así compartir entre semejantesla esencia sempiterna del arte como nuestro menester.Y comprendo que mis palabras no son libradas al viento en vano,pues este es un canto que dedico a la locura hermosa de los artistas,aquel don que solo los artistas podemos disfrutar y sufrircomo perpetua condena divina.Y en la eterna trascendencia  hallaremosel resultado de nuestro litigio,así como en la mirada de niñosimpacientes por exhibirse frente al mundo encontraremosnuestro legado creciente y un espíritu íntimo.Y que nuestra soberbia nos amparefrente a los azotes de las masas,que por entregarlo todosin esperar nadasomos condenados,repudiados, exiliados…y desde aquella condena,aquel repudio,aquella lejanía del exilio,mientras perece vuestro espíritu,habrá un linaje que nos glorifiquey continúe nuestro legado reivindicándonos¡como artistas!
¡Artistas!
Autor: kenny  285 Lecturas
  Tantas personas corriendo sin destino, hablan algo inentendible, miran sin observar y hablan sin pensar. En un mundo donde las reglas de la jungla siguen vigentes, en una ciudad donde no es el smock lo que ahorca nuestras gargantas, si no, el olor pestilente de la miseria hecha carne viviendo en pasillos y demás. Pateando restos de sueños abandonados por las rameras del lugar, camino sórdido en una impertinente lluvia helada de febrero.  Los mendigos bajo el aguacero recojen sus cartones para cubrirse mientras otros se suben a sus automóviles para no mojar sus trajes ejecutivos.  En una bolsita desgarrada llevo algunos escritos y un par de máscaras y caretas valencianas para atravesar el río de Aqueronte para llegar al final de mi camino. La lluvia cesa y las personas vuelven a hacerse presentes en el lugar. Una masa humana moviéndose a la par, se acerca hacia mi individualidad. Sus cuerpos conforman una escena vomitiva y sus intereses comunes son tan nauseabundos como sus palabras hirientes. Pero nadie los oye, hablan todos a la vez sin decir nada, abarrotan los negocios, se hunden en el mercantilismo impune y se embriagan de vicios baratos y placeres efímeros. Constantemente suelo mirar al cielo para no sentirme semejante a ellos, algunos con sus rostros tapados por un velo de algo que no son quieren intimidar mi soledad, otros se mofan de mi falta de brillo en los ojos. Sigo caminando por aquel camino húmedo, frío, mientras la luna mengua lánguidamente en una noche sin estrellas, iluminada artificialmente por la quimera de ser el animal predominante de la naturaleza. Algunos críos patean para su diversión los huesos descalcificados de un parea que duerme en el pórtico de una casa de juegos, algunas bandas de chicos se dedican a la delincuencia y a las drogas mientras un poeta canta un tango en medio de la calle para conseguir algunas monedas de algunos pocos, escasos transeúntes que se dan cuenta de su presencia. Las lágrimas se presentan frente a aquella escena, no puedo evitar llorar por el rumbo perdido que ha tomado el ser humano. Me apena no ser como ellos para al menos sonreír mientras se desangra un borracho en medio de la calle como ellos suelen hacerlo. Los suburbios de Buenos Aires hace tiempo dejaron de ser lo que aun recuerdo de antaño, las prostitutas dejaron de ser damas para convertirse en títeres capitalistas, sucias por las manos de empresarios insatisfechos sexualmente. Y la poesía ha sido vendida por una monedas de oro por aquellos inútiles andrajosos que se hacen llamar literarios. Las librerías sin libros, los mercados sin plumas. Al fin he llegado al final de tan espantosa actuación, y por el momento solo quiero dormir pensando en que mañana despertaré en una carcasa perdida en medio del Edén marchito para hablar con Blake, Rimbau o Withman acerca de aquello que alguna vez soñaron y que jamás alcanzaron. Solo quiero compartir un cigarrillo con Cortázar o amar a una ramera recomendada por Baudelaire, beber algo del ajenjo olvidado de Poe y dar la vida por el sueño subrealista que siempre soñó el Che. Y las personas creen ser felices con sus quimeras...  
Un Poeta en Buenos Aires
Autor: kenny  306 Lecturas
Ya no estoy para esto, los teatros ceden al espectáculo más bajo sus taciturnos actores no ven en el público la razón de actuar si no, números de fantasía reflejados en papel moneda. Sintiendo náuseas al pasar por allí donde abundan librerías enormes, gigantescas, ¡librerías sin libros! atendidas por sujetos charlatanes y lectores rígidos que desgastan sus yemas escrutando pliegos reciclados que exponen palabras ya vendidas y comercializadas antes de ser puestas en venta tras el cristal. Ya no estoy para esto, donde la sensibilidad se opaca por la vanidad, en un litigio donde indóciles esclavos se pisan la cabeza entre sí para alcanzar los pies de una prostituta leprosa que los escupe desde lo alto. Vomitando me arrastro entre iglesias plagadas de paganos arrepentidos siendo exorcizados por clérigos ateos y pestilentes bajo la cruz de un Cristo que aun se desangra reclamándole al Dios de quien él mismo duda. Ya no estoy para esto, siendo extranjero en mi propia tierra oyendo un idioma ágrafo de sombras esqueléticas balbuceantes que hablan como metralletas donde mimos apaleados imitan a la vida e idiotas martirizados pueblan las noches, pueblan los días. Y estoy aquí, o tal vez allá, hablándole al silencio escribiéndole a lo ausente cortejando un amor difunto sangrando los dientes... Sé que embriagarse es una glorificación que me conduce al mundo perfecto, donde el alcohol apacigua mi lascivia y la desazón se lleva mi deseo infesto… Hurgo en la pluralidad de mis facetas y encuentro una máscara hermosa, perfecta, la máscara más sutil entre los mortales, la uso y me observo al espejo… que belleza señores, que hermosa imagen, la perfección se centra en la caricia de mis dedos frente a aquella cerámica sin facciones, frente a aquel espejo que refleja la sinestesia de un hombre… sin rostro. Para ello es que he nacido amigos, para ello fui creado… soy los ojos impertinentes que vieron la burla de Dios mucho antes de la creación y en mi piel llevo tatuadas las blasfemias de los condenados… Para esto estoy aquí, para esto soy lo que soy, llevar en mis pupilas lo infinito del universo y acarrear los cadáveres del pasado… divulgar la mala fe y aporrear al humilde… resucitar cada nocturnidad y fallecer en las palabras para luego ser eterno en el silencio y en la medianoche. Ya no estoy para ti  para él, para mí, aquí estoy, soy lo que soy, todo por ella… Poesía.
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Autor: kenny  273 Lecturas

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