ASTRONAUTA
Publicado en Dec 13, 2012
Este polvo de ojos que es el cielo nocturno
no deja que mis manos acaricien planetas; no permite esta cúpula de carbón tocarnos: nos censura el roce y la eyección luminosa. He de escalar, fuego, la largura que anquilosa; cohete, incrementar la prontitud del timbrado y rotundo brotar de juguetones cometas: violo el himen de la noche, mudándote diurno… Te percibo reciente, rozagante, en turno; ya no es la oscuridad de nuestra muerte la fosa: ocupa entre nosotros la orilla, resignada. Retribuyen mi arrojo tus labios de Saturno; mis brazos, tu cintura de urgente nebulosa y soles en el pecho, mi cosmos, me dibujas.
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