Con toda sinceridad desde mi corazón he de contarte que lloré al leer " Una piedra en el camino". Al comienzo vivía sus letras muy dentro mío: mi madre también tuvo Alzheimer , y exactamente tal como las acciones que allí cuentas cuando cocinaba mezclando todo , o cuando no se quedaba quieto ni un segundo, o cuando se lo contradecía ; yo lo he conocido con mi madre :ella se olvidaba de apagar o prender hornalla de la cocina y yo llegaba del trabajo e inmediatamente me ocupaba de hacerlo, con disimulo tratando de convencerla para que se sentara a descansar y no hacerla sentir mal, porque no sabía qué le estaba pasando hasta que su médico lo dijo . Ella, cuando llegada cierta hora se afligía y quería irse a "su casa", estando ella en su propia casa .
Realmente es muy triste lo del señor que caminando con su bastón a cuestas y acompañado por su hijo , iba rumbo a un geriátrico en el que lo habrían de atender otras personas ajenas a su familia..Y mucho más me emocioné hasta las lágrimas cuando él , cansado, agobiado hizo un alto sentándose sobre "Una piedra en el camino" .
El asombro de su nieto al ver a su padre y a su abuelo en ese lugar, más ese segundo de realidad en su mente para recordar a su padre en ese mismo lugar y con el mismo destino (geriátrico), fue suficiente para que abuelo, hijo y padre pegaran la vuelta y regresaran a esa casa donde él entreveraba todo, donde no se quedaba quieto, donde él era él ´pero con su familia.
Conmovedor relato , sentido y con purísimas verdades y con nobleza en el corazón de quién llevó de nuevo al hogar ..Me emocionó ..Cordial saludo..Rq

Bello relato muy impregnado de una fuerte reflexión para nosotros los de tercera edad...
En esta reflexión me surgen un par de odiosas preguntas: ¿Por qué los viejos no nos morimos en momentos verdaderamente oportunos? ¿Es necesario, antes, hacer sufrir al resto de la gente? ¿Dónde queda aquello de "Dios te ama"?