Mientras que el sol mostraba el brillo celeste de sus ojos,El silencioso roce del aireAcariciaba su bella piel blanca y rosa a la vez.Sus ojos, perdidos entre nubes oscurasMostraban el pasivo correr del tiempo,Pues ni el tiempo ni la oscuridadFueron capaces de opacarEl color cautivador de su mirada.Su voz, dulce voz de mañanaAlegraba el cantar de los cielos,Su delicada melodía divagaba entre paraísosDe amor, cariño y ternura.¿Amor? ¿Qué puede ser amor sin tener el placer de sentir tu aroma?¿Sin escuchar tu canto alegre en las mañanas?¿Sin perder el sentido con cada mirada tuya?¿Sin querer besar tu piel tierna, amable, delicada y con mil oportunidades de vivir cada nuevo atardecer junto a ti?

     Solo cuando tome sus manos Y mire su rostro fijo en el horizonte, Comprendí que solo necesito una sonrisa suya Para que mi alma olvide todo dolor y cansancio que ha producido la soledad.  Solo su sonrisa me alejara de la triste verdad.   Con cada noche entre la penumbra de recuerdos Y sonrisas olvidadas en el tiempo Lloran mis ojos sin consuelo, Pues el miedo a su partida Desvanece mis fuerzas y ganas de seguir.   Necesito vivir cerca del miedo, Necesito recordar que aún sigo vivo, Necesito mirar a los ojos el temor de  mi alma Para comprender el silencio que en lo profundo me aguarda.

En un pasado recóndito de mis recuerdoshe añadido la bella imagen de tu sonrisa,ahora solo basta con recordarla por que así entre una y otrami felicidad ha de reposar sobre ella.Solo queda sentirte cerca a mi solo queda detallarte para no olvidartesolo tu, bella mujer, has de devolver las verdad a mi ojos. Hoy, que solo estamos tu luna y mi soledad,dare  a la noche el amor que era para ti,llenare de letras mi habitacionpero igual, incondicionalmente, te tendre en mi pensamiento. Ahora que te veo sonriete, hermosa luna,dejame tomarte y darte amorde la mejor forma que sebajo versos mal compuestosy delicadas caricias sobre tu piel.  

Justo cuando despertaba, sentí tan cerca su aliento que mis ojos inmediatamente, perplejos, buscaron por toda la habitación que fue lo que sucedió, pero en mi búsqueda nunca encontré algo que diera señal de presencia alguna, aun así la incertidumbre seguía latente, mis dedos, como indicativos de miedo, temblaban a la expectativa de lo que sucedía. Recuerdo a la muerte como algo que sucedía de repente, algo que llegaba cuando la gente caminaba, cuando la gente destruía sus cuerpos con vicios demoniacos, pero nunca imaginé la muerte como eso que sucedía en ese momento. Estaba ahí y la sentía, percibía mis miedos y yo percibía sus ansias de un alma que la cargara hasta el otro lado, un alma que le sirviera y alimentara por algún tiempo para luego volver por otra, sin embargo, no tenía el valor de aceptarlo, la sentía y no quería entenderlo, eso la excitaba. Cerré mis ojos con la tenue esperanza de que solo fuera mi imaginación. Recordé sentir esa misma sensación antes, cuando caminaba agachando la cabeza en las calles oscuras de mi ciudad, cuando observaba el paisaje desde altas y lúgubres montañas, allí ella me acompañó pues era la misma sensación en descenso. Pero aquél día fue especial, aquél era extraordinario, se mostró como era y yo entendí para que estaba allí, en mi cuarto, sentada junto a la cama de mi hermano, esperando el momento preciso para entrar en acción. Ahora, escribo mientras espero sus quejidos agudos al ser azotada por el hambre, el vacío y el dolor dejado por su comida anterior.