Inconciente Femenino
Publicado en Mar 30, 2011
Una vez hubo un jardín
violenta mi mano sacó las espinas de las rosas y las condenó al color y las condenó al aroma y las condenó a no ser más hirientes y fuertes, hembras viriles, que dañan a quien las toca. Y el jardín se quedó con rosas castradas en su defensa, pobladas de imágenes de mi cobardía ¡pobre la rosa sin espinas! pobre como las mujeres que cuando besan, ni mueren ni matan y renuncian para siempre a ser lo que son, de la violencia, asesinas.
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Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Felicitaciones