Corrí lo más rápido que pude por ese bosque,que tan bien conocía, pero la negrura de la noche no me dejaba ver más allá de los árboles.
De pronto mi pata se atascó en lo que a mi parecer, era la raíz de un árbol.
Cai de bruces y pude admirar mejor aquel siniestro árbol, donde un cuervo posaba.
Pensé que no se había percatado de mi presencia,hasta que dijo:
-¿Qué te trae con tanta prisa, lobo?-

Me dolía la pata, sentía la sangre brotara través de ella. .

-Escapo de los hombres, están tratando de cazarme-

El cuervo se quedó un momento en silencio . . estaba empezando a ponerme inquieto y no sabía qué hacer.

-Puedo sentirlos- dijo, al fin.

Yo debía seguir corriendo asi que, traté de lavantarme. . pero no pude.

-No te vayas, este es tu bosque, tu casa, nadie puede sacarte de ella, y libre sin escaparseguirás corriendo. Los hombres no deben pisar este suelo porque la fuerza del Élcairá sobre ellos. Como habitante de este bosque deberías saber que Él te protege, y el hombre será castigado cada vez que atente contra sus hijos.Asi que, querido lobo no te preocupes por los hombres, sino por tus hermanos-

Dirigí la mirada hacia mi pata, la sangre ya no estaba,el dolor se había ido . .
En ese instanto me di cuenta que . .

-Si, yo soy Él, dijo el cuervo-

Y abrió sus alas a la noche, lanzando un estrepitoso graznido que paralizó el viento en el bosque, levantó vuelo, y desapareció para siempre.