Pobre hombre
Publicado en Oct 11, 2014
Pobre hombre
Diré esto con holgura y atrevimiento: A veces lo quiero golpear, para apagar las infamias de sus dichos… pero… mejor escribo algo. Pobre hombre Que duro acero no cede ante tus afiladas uñas. Rapaces y avarientos son tus dedos, con las que llenas las arcas de tu madriguera. Como un mendigo atesoras el pan enmohecido que robas. Te crees buena persona: Yo lo niego y con evidencia lo pruebo. Imitas al gusano que pudre la manzana. Por eso a tu lado nadie descansa ni duerme tranquilo. Pobre hombre, siempre mirando el plato ajeno. Alas tienen esos ciegos ojos, lo que no lo ve, lo inventa y esa lengua de fuego todo lo convierte en cenizas. Murmurador y detractor de toda buena acción. Como la herrumbre que corroe las cosas excelsas y dignas, él las convierte en viles y bajas: Emblema de la premura de su juicio imprudente. Tus cortos estudios y las escasas letras no son un freno para esa curiosa lengua que tienes, más de larga como de filosa ¿Quién podrá escapar de la infamia de tus labios mentirosos? Pensada ofensa de mí ser en lucha, ¿Cuál es el bien que respaldan tus dichos? Si tu oficio es de fabulador, de disfraza elocuencia. Apoyado en tus comentarios aderezados de gran ingenio para repartir maldades. No califica tu razón de nobleza: Antes retorcida, así lo acomodas, enmascaras y lo pintas con la lengua para que calce según el talle de tu maligna idea; lo limas y lo pules, quitando o agregando según los caprichos de tu pecho. Sin miedo, ni vergüenza, sin temor a Dios: Siempre listo y en carrera, ligero para hacer el maldades. ¿Qué buenas o dignas obras patrocinan tus manos? Si en tu madriguera tienes carta de residencia en el ocio. ¿Qué buenas obras financian tu pecho? Antes aborrecidas, declinadas y añejas son las incorregibles maldades de tu pecho, que gratuitamente regalas a diestra y siniestra. Hijo del ocio, ignorante, ciego y torpe en las buenas obras, sabio y entendido en toda clase de malicias. No calificas con nobleza, más por tus vicios y mal ejemplo serás desechado y el aborrecido pago recibirás. Por las recurrentes maldades obstinadas de tu pecho: Necesitaras la muerte para que te crean buena persona… Pero ni con eso alcanzarás el abrazo sentido. Terminarás la vida abandonado y sin un perro que te huela.
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|