Entre luces verdades y sombra
Publicado en Oct 02, 2014
Entre luces verdades y sombra
Yo, fortuita cosa, con mi pobre y tosco ingenio, de pocas luces heredadas, escaso de letras en el virtuoso efecto. Pero por la gracia o la fortuna que me visitó oportuno, de un árbol de libros me hice dueño. Su brote extraje de la biblioteca de Alejandría, con sus raíces rescatadas en el río del mágico Leteo, en sus hojas anida la sabia tinta y el dulce fruto que poetas ilustres bebieron y que multiplicaron así los versos a su antojo. De raíces atrapadas y enredadas en la historia, el tiempo y la memoria; convertidos esos ecos en actos, en palabras, se despliegan hoy ante mí, venturosos como el viento. Es así como puedo ver que, por la morosidad de mi escaso ingenio algunas ideas callan su gesto fecundo. Por eso, ruego, imploro al Guardián de la palabra viva, que mis ideas no sean para el olvido, que no huyan de la memoria en procesión hacia la nada, como la letra sin sentido, como esos versos muertos que no dicen nada. Ideas amontonadas en masa incoherente que fluyen sin cesar, sin rumbo ni destino, en incesante vaivén. Versos al aire, ellos corren ligero con el tiempo, con la vida y con la muerte; inútilmente, vacíos de contenidos, como glosas inconclusas, de palabras que no cuestan nada. Engañados por la esperanza de metáforas felices, vagan hacia una futura forma póstuma. Líbrame, Señor, de tan funesto camino, que no sea ese el destino de mis ideas, que no mueran en el intento como esos versos que no saben, y no dicen nada. Divino guardián de la palabra viva, si tu simiente no fecunda mis ideas: El tiempo que devora la memoria y destruye toda inconsistencia cegará toda reminiscencia, lo cubrirá con el polvo ciego como cubre las erráticas ideas. Sobre la letra muerta pasó el ayer, sucederá el mañana. Miren como corren presurosos los segundos, los minutos, las horas. Vean que no vive el tiempo en la memoria de versos caídos. Inexorable corren sus influjos. Observen como la letra escrita se sujetas a sus prisiones, si fueron buenos sus sueños de metáfora renacerá eternamente, y por el Dios de la letra viva será devuelta a la memoria y quedará estampada en la historia, pero si no alcanzaron la altura y la dignidad las palabras quedarán atrapadas en los brazos del olvido. Señor, guía mi discurso por la senda de la palabra viva, que de la más ruda materia pueda brotar la letra más bella; para que, luego, cuando mire atrás, las encuentre eternizadas, atrapadas y enredadas, en la historia, el tiempo y la memoria. Ilumina estos pobres y flacos pensamientos, que bajo el amparo de tus alas y tu consejo, me atrevo a mostrar, a todos los corregidores, a los que son y los que serán los sensores: Tribunales de la calle a jueces y fiscales, las virtudes y los dones de esta pluma.
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