• nelly Pinin
Brujilda
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  • País: United States
 
                                                       La vida es una cometa" Hace muchos años deje de ser aquel niño que una vez mis padres acunaban en sus brazos para dormir, ahora en brazos de mi padre, luego a los brazos amorosos de mi madre, donde finalmente me dormía para luego ser llevado con mucho cuidado a mi cuarto y depositado en un mullido colchón. Cuando cumplí los siete años mi abuelo Manuel me regalo una cometa y me dijo. _Heres muy pequeño ahora Samuel  y no vas a entender lo que te voy a decir.  _ ¿Qué quieres decirme abuelito? _Hijo "La vida es una cometa" De pequeño la guían tus padres hasta que llegue el momento en que tu tomaras el mando de la misma. Tienes que saber manejarla muy bien, unas veces achicando la cuerda y otras soltándola, así es como único vas a poder controlar tu vida y salvarla de los escollos que se te presenten a lo largo de la misma. Unas veces vendrán a tu entorno tormentas muy fuertes y tendrás que achicar la cuerda para que el hilo que la sujeta no se rompa y te arrastre con ella. Otras tendrás que soltarla para que el viento, la suba y la suba perdiéndose en el cielo que es parte de la existencia. Ese día mi abuelo me enseno como volarla, fuimos a la parte de atrás de su casa donde se alzaba una montaña y allí en la sima mi abuelito me ayudo a subir y subir a los cielos aquella bella cometa de tres colores. Azul, blanco y rojo. El mismo la confecciono con papel de china y varillas de bambú, me dijo que esos eran los colores de la bandera de su país, donde el había nacido y criado a sus hijos. Uno de esos hijos era mi padre. Mi abuelo Manuel era Cubano y de pura cepa, como solía decir. Al paso de los años siendo ya un adolescente me di cuenta cuánta razón tenía mi abuelo. Mis padres siempre guiaban mi cometa unas veces achicando la cuerda para que yo no me desviara del camino correcto y otras veces soltándola, seguros de que iba en la dirección apropiada.  Siempre con la ayuda de mis padres, mi madre guiándome con sus buenos consejos y mi padre un hombre recto pero de muy buen corazón, a veces parco en palabras pero eso no importaba ya que yo lo entendía a la perfeccion. Recuerdo cuando me gradué de collage, quería estudiar periodismo, siempre me gusto desde pequeño escribir. Soñaba con  algún día tener la oportunidad de escribir  una novela. De llegar a entrevistar personas importantes y de tener un programa en televisión. Todo eso lo soñaba en mis noches de desvelo, porque si, a veces me desvelaba y cuando eso me sucedía  me sentaba frente a mi ordenador como estoy haciendo en este momento. Por fin me gradué de periodismo. Ese día fue el más feliz de mi vida ya que logre mi meta, estudie duro y ahora iba a recoger mis frutos. Mis progenitores estaban que no cabían en sí de felicidad, era el primer expediente en mi clase por lo que me sentía orgulloso de ofrecerles a mis padres el diploma de periodista. Recuerdo que salimos a cenar a un restaurante italiano pues a mí me encanta la comida italiana. Brindamos, tomamos vino y de ahí marchamos a la casa. A la semana comencé a buscar trabajo y llenar aplicaciones en los periódicos importantes de mi ciudad que es Miami. Con tan buena suerte que me llamaron de una de ellas. Ese día estaba feliz, mis padres, para que hablar y mi novia porque hacía poco había pedido a una chica que desde que estudiaba en la universidad me gustaba, o sea que mi felicidad era completa. Cuando llegue a la casa de mis padres, ese día después de salir de la entrevista los salude, fui a mi cuarto descolgué la cometa que de niño me había regalado mi abuelo y la cual conservaba como algo muy preciado. Me subí al coche y me fui a la montaña donde mi abuelo me llevaba a volarla cuando era niño. Allí rodeado de la naturaleza, podía sentir los diferentes olores que se mesclaban como una amalgama de colores y cerca muy cerca del cielo. Tome mi cometa y mire a lo alto, contemple las nubes y dije.  _Abuelo cuanta verdad tenían tus palabras cuando me dijisteis que la vida era una cometa. Desenrolle la cuerda y de pronto vino un aire bien fuerte y la cometa comenzó a subir y subir a lo alto, allí estaba mi abuelo sonriéndome entre las nubes y muy cerca de la cometa que un día siendo un niño me había hecho con todo el cariño del mundo. Hoy le digo a mis hijos lo mismo que mi abuelo me dijo a mí una vez, y los traigo a volar la cometa diciéndole las mismas palabras que abuelo Manuel me decía "La vida es una cometa" Fin Nelly Pinin Jun, 16,2016  

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