• Orlando José Biassi
Nito Biassi
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  • País: Argentina
 
Era el árbol que me enseñóla dureza de la madera,la rugosidad de la corteza, el color verde de la clorofilaque tiñe piernas brazos y rodillas.La dulzura de sus frutosdeslizándose por mi boca,era el árbol de la mora.Año tras año, primavera tras primavera,la mora marca el paso del tiempocon rítmico y cadencioso dulzor.Cuando las mariposas aleteabancambiando el hambre por emoción,una mora blanca, una mora negra,sostenida por tus labios, mis labios,me regalaron el primer beso de amor.Año tras año, primavera tras primavera,la mora marca el paso del tiempocon rítmico y cadencioso dulzor.Cuando el tiempo se hace tarde de sol,y la vida me regala un momento de calor,con mi hijo sobre mis hombros,le enseñare a probar de ese árbol,que la naturaleza siempre te da un nuevo sabor.Año tras año, primavera tras primavera,la mora marca el paso del tiempocon rítmico y cadencioso dulzor.Cuando el tiempo avance más rápido que mis pasos,y necesite un apoyo para equilibrar mi caminar,bajo el árbol de la mora, tomaré un respiro,y con sus frutos refrescaré mi cuerpo cansinopara unos pasos más en la vida poder dar.Año tras año, primavera tras primavera,la mora marca el paso del tiempocon rítmico y cadencioso dulzor.Y cuando ya no pueda más mis huesos llevar,no quiero cajón, quiero que mi cuerpo se haga cenizas,y que en las raíces del árbol de mora me han de sepultar,quiero ser fruto que año tras año vuelva la  vida endulzar.
Cuando sos chico, siempre te preguntan ¿qué querés ser cuando seas grande? Y ahora que somos grandes, ¿no podemos ser nada más de lo que somos? Quiero ser mucho más, quiero poderme transformar, elevarme en sueños y volar. Quiero ser lluvia que golpea en un techo de chapa, en una casa en las sierras, mientras una pareja en su interior hace el amor. Quiero ser brisa calida que remonta barriletes y siembra de alegría en el rostro de los niños. Quiero ser agua fresca y cristalina que refresca los labios que refresca el cuerpo que sacia la sed del alma, del cuerpo. Quiero ser tu caricia, tu sueño, tu amanecer de ser humano, en esperanzas, en promesas ciertas en un mañana que se puede construir.
Quiero ser
Autor: Orlando José Biassi  1275 Lecturas
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Vivimos en un mundo paradójico, donde muchas veces se borra con el codo lo que se escribe con la mano, o como dice Andrés Calamaro, borramos con la mano lo que ayer escribimos con el codo (bien a lo bruto). En ese mundo de paradojas, la de la sexualidad ocupa el primer lugar, por un lado sabemos que somos seres esencialmente sexuales y sexuados, parafraseando a Descartes (perdón Reneé) Cojito ergo sum … sino hay cojito no hay sum, si no hay sexo (más allá de la inseminación artificial) no habría humanidad. Además, si a eso le sumamos que proclamamos la liberación del individuo y que, cada uno es libre de elegir su modus vivendi, tanto en lo social, económico y cultural, éste último como englobador de toda forma de vida,  incluso la sexual, entonces ¿por qué tenemos tanta culpa de tocar el tema sexual, por ejemplo, la educación sexual, o hablar de sexualidad con alguien? Esto es porque se malentiende conceptos religiosos del pecado original, cuando Dios creó al hombre una de las cosas que dijo fue” Y los bendijo Dios; y dijoles Dios: Fructificad y multiplicad y henchid la tierra…” Génesis 1:28. Entonces cual fue el pecado original, el pecado original fue comer del árbol de la sabiduría, el del conocimiento, el de la voluntad de poder, el del querer ser Dios. A partir de allí se confunde lo de ser un ser sexuado, y se piensa que el único fin de la sexualidad es la procreación. Y no es así, uno de los fines de la sexualidad es la reproducción de la especie, pero no es el único, ya que aceptando ésta definición descartaríamos como relación a toda aquella en la cual no se produjo la reproducción, por causas miles. Y el ejemplo es cotidiano cuantas veces se tiene relaciones sexuales y no hay fecundación. Además limitaríamos al acto sexual al simple acto del coito, es decir dejaríamos de lado el hacer el amor, descartando todo lo que implica los mimos, caricias, besos, etc… ya me estoy emocionando… que muchas veces se llevan a cabo sin penetración; en fin limitaríamos el hacer el amor al simple acto del coito reproductivo. Además tanta libertad de elección pero si una persona vive libremente su sexualidad la discriminan y más si es mujer (este tema lo tocaré más adelante), amen de aquellos que eligen una sexualidad diferente a la de la mayoría. Utilizamos miles de formas de discriminación para con los que han elegido otra forma de vivir su sexualidad o de vivir libremente su sexualidad:   PUTO – BALIN – TRAGASABLE – TROLA – PUTONA - MARIMACHO – LESBI – MANFLORONA – PERRA - MACHORRONA – MARIPOSON – PETERA- -FURGON DEL MEDIO –   Vamos por parte, empecemos por las personas que ejercen libremente su sexualidad y lo practican con quienes quieran sin mediar el amor.  Estoy pensando en las mujeres que si le gusta un hombre y tienen ganas se acuestan o ejercen una sexualidad sin límites con su pareja, lo que menos le dicen es PERRA, con cierto tono de agresividad, esto es dicho no sólo por mujeres, sino por los mismos hombres que se han acostado con ellas. Esto es porque muchas veces se le da al acto sexual un carisma de lucha entre dos bandos los machos por un lado y las hembras por el otro (no digo hombres o mujeres porque estamos hablando del ser humano en su mayor expresión de animalidad, confundir el hacer el amor o el acto sexual con una lucha me parece algo que ni en los animales, pero en fin) y ¿gana el que logra mayores orgasmos o el que hace acabar al otro más veces? Expresiones como: me voltee una putona, o se trago todo el veneno (en referencia al semen del hombre) son el ejemplo cabal de lo que hablo. Muchas veces se escucha hablar con tanto desprecio del otro sexo que lleva a pensar si en ves de un deseo, ni que decir amor, no se relacionan con la otra parte por odio, creería que no, lo que si es por una necesidad propia y egoísta. Pero cuidado, en la época de los griegos la homosexualidad se justificaba por un machismo extremo, es decir los hombres se amaban entre ellos porque sólo entre hombres se podía dar el amor puro, la mujer solamente era un animal de reproducción. Todo extremo termina pareciéndose a su opuesto. Creo que el respeto a la persona que elige una forma más abierta de sexualidad pasa por la no crítica, pasa por dejar vivir la forma de vida que quiera y si a mi me parece equivocada, simplemente me hago un lado y  no me relaciona con esa persona y la dejo que se relacione con quien ella quiera y comparta su forma de vida. Ahora vamos al tema de los homosexuales, (quiero aclarar que no voy a escribir una apología de la homosexualidad, porque apología implica defensa y creo que no hace falta defender nada, porque no hay culpa alguna) es decir las personas que tienen sexo con personas de su mismo sexo. Son agredidos con el argumento de que son relaciones contra natura, bien contra natura, si no entiendo mal es porque va en contra de la naturaleza, una acepción. La otra puede ser porque va en contra de la naturaleza del cuerpo humano. Primer argumento en contra de la naturaleza es decir que en la naturaleza no se da la homosexualidad. Bien eso es, o torcer los hechos para tener argumentos o es desconocer la naturaleza. La homosexualidad se da en otras especies de la misma forma que en la humana, en perros, vacas, y nuestros más parecidos los primates cuadrumanos,  alias monos, chimpancés, etc. Hace un tiempo proyectaron un documental en el Discovery, que era de un ciclo sobre la sexualidad en el mundo animal, mostraron en una reserva una filmación de unos chimpancés  teniendo relaciones sexuales, lo que se veía hacia que las orgías romanas  parecieran reunión de exploradores o matinée de jardín de infantes. Eran todos contra todos, machos con machos, machos con hembras, hembras con hembras, sexo oral, anal, manual, etc. Entonces, para no extenderme demasiado, es un falso argumento decir que es contra natura porque no se da en la naturaleza. El otro es que va en contra de la naturaleza fisiológica del cuerpo humano. El orificio anal no es para que entre, solo para que salga. Si fuera así, no tendría que entrar nada, y la vía más rápida que a veces se tiene como acceso a medicación es precisamente la vía anal, los que están en la profesión de la emergencia sanitaria lo saben, incluyéndome. Además la práctica del sexo anal no es privativa de los homosexuales, en las relaciones heterosexuales también se práctica… (me estoy acordando de algunas señoritas muy respetables), ahora bien si el argumento es que la homosexualidad es contra natura porque practica el sexo anal, entonces al dejar de practicar este tipo de sexo, ¿dejaría de ser contra natura?, o ¿las lesbianas no serían contra natura, porque (jeje) no practican el sexo anal (haceme el favor)? Entonces que es contra natura la practica anal o la relación, si decimos que es el tipo de relación o sea el sexo anal, entonces no estamos atacando a la homosexualidad sino al tipo de relación que se da también en heterosexualidad. La otra crítica es que la relación sexual entre personas del mismo sexo, no cumplen con el fin de la procreación, bien creo que con lo que puse en la primera parte, no hace falta agregar más. Con respecto a los bisexuales, creo que se podrían encuadrar dentro de las personas que viven su sexo libremente y correspondería el mismo argumento sumado al de la homosexualidad. Hasta acá llegó, esto no pretende más que ser una opinión sobre un tema de la vida cotidiana de alguien que se considera un ser humano en vías de desarrollo, y por lo tanto con derecho a equivocarse o acertar como Ud. que lo está leyendo.
Marcharon hacia el sur, para vengar rencores antiguos con furias nuevas, para recuperar tierras viejas con sangre nueva. Marcharon hacía el frío, para devolvernos una tierra nuestra, para devolverla en la memoria y en los mapas y quizás, en los corazones de la mayoría. Marcharon hacia el sur con un fusil viejo, con sentimientos nuevos, con un espíritu espartano, con jefes alcoholizados, tus soldados, mis soldados, nuestros soldados  en el frío y la soledad pelearon no los olvidemos, que sean para siempre recordados. Marcharon hacia el frío, marcharon hacia el sur, algunos en esa tierra para siempre quedaron, no lastimemos su memoria, fueron y serán héroes presentes y nunca olvidados.
Mírame, cuando todo desnudo ante Ti de hinojos, te muestro mi alma pecadora; perdóname, tu voz portentosa no sentí y dejé salir todo el mal que en mi mora.   Dame sabiduría para poder vivir y ayúdame para ser un poco más bueno; créame todos los días, para poder sentir, todas las cosas del ayer como algo nuevo.   Y si alguna vez, Dios, vuelvo lo mismo hacer, ruego que comprendas mi pobre alma humana, y en tu jardín mi espíritu dejes pacer.   Dios de la bondad, del amor y de la dulzura, haz que mi alma pueda curar y quedar sana, para recibir de Ti, toda tu gran ternura.
Soneto a Dios
Autor: Orlando José Biassi  1195 Lecturas
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Te sentí acomodar a mi lado, rodeando mi cuerpo en un abrazo. Besaste mis mejillas, mi frente, mi pelo. Mordí el sabor de tus labios, tu aliento. Te acurrucaste en mi pecho como pajarito herido en su nido. Lentamente te encaramaste en mi cuerpo y como gatos al acecho nos lanzamos en busca del placer perdido, por tanto tiempo en el olvido. Te sentí vibrar, sentí tu cuerpo conmovido. Te abracé para retenerte en el momento maravilloso,  mágico, dulcemente me sonreíste y con un beso me dijiste ¡Buen día amor, despiértate! sobresaltado me desperté con el sabor de tus labios. Miré el reloj, era tarde, me quedé dormido, me levanté de golpe y rápido, feliz, contento, pleno. Después de tanto, tanto tiempo desde que eternamente te habías ido, hemos estado, de nuevo, unidos. Sonriendo, enfrenté el mundo de nuevo.
Filosóficamente hablando, Tales da vueltas intranquilo en una playa, mientras ve lo que hacen con su primer principio; Anaxímenes sentado en una chimenea, ve tras las lágrimas su pneuma originario. Filosóficamente hablando, Pitágoras se maravilla de los malabares que hacen los contadores. Protágoras festeja, viendo en el mundo actual el triunfo de la sofistica, mientras Sócrates va cabizbajo buscando un amante del saber. Filosóficamente hablando Platón lo busca a Demiurgo con un hacha en la mano; Aristóteles piensa que su materia entró en proceso de descomposición; en la vereda del frente Epicuro los mira con sorna; mientras Plotino va canturreando meditativo, un tango de Discépolo. Filosóficamente hablando Santo Tomás piensa:  “Estos no entienden nada”. Descartes esta protestando por el plagio de Marx, mientras éste metódicamente duda: ¿El proletariado tiene o no tiene el poder? Hegel repite que es cristiano y llora viendo quienes lo leen. Filosóficamente hablando se escuchan voces que dicen: Estoy aquí – grita el ser- ¿Dónde? - Pregunta Heidegger – Aquí, aquí – grita por último el ser – Heidegger busca la pregunta que le indique el camino del Ser, mientras el Ser  al final del camino, jugando al solitario, aburrido, espera el conócete a ti mismo que tanto pregona el Da-sein. Por otro lado, filosóficamente hablando, Sartre se encuentra entre el Ser, tratando de llegar a la nada; escribiendo con la izquierda sus grandes obras de teatro Y aquí me encuentro viendo al mundo que corre, sin saber a dónde; tratando de unir las cosas, sin saber lo que son las cosas filosóficamente hablando
Hola Hermano, hola Amigo, dame tu mano, quiero cruzar ríos, quiero sobrevolar los mares. Hola Hermano, hola Desconocido, quiero beber tu alma y como ofrenda darte la mía, quiero sentir tu alegría así gritamos juntos, quiero vibrar tu odio. Hola Hermano, hola Amigo, que el tiempo no sea perdido, quiero estar contigo, ser, sin penas ni olvido. Hola Hermano, hola Amigo, Hola Hermano, hola Desconocido, apuremos nuestro encuentro, antes que nuestros destinos te mantengan, para mí, eterno desconocido.
            La noche se movía inquieta con el viento del desierto, los muros rocosos de Petra eran castigados por ráfagas de viento y arena, el Maestro, dentro de la cueva se arropaba junto a la fogata, la noche estaba fría y por eso, tomó la decisión de realizar un viaje Astral.             Cerro los ojos, y concentrándose puso su mente en blanco, poco a poco su alma escapó de su cuerpo, vio la cueva, la noche ventosa, y su alma se elevó, se elevó, hasta que llegó a un lugar donde todo era luz, todo era brillo, y en el centro de esa luz, un ser luminoso, un ser que las palabras humanas no podrían describir. El Supremo, pensó el Maestro, me he de acercar para poder contemplarlo, pensó.             Se acercó lentamente, mientras una voz que contenía a todas las voces se escuchaba, el Maestro al principio no entendía nada, pero cuando estuvo más cerca, vio al Supremo que gritaba, agudizo el oído y empezó a comprender   - SOY JEHOVÁ, EL ÚNICO, QUE CREÓ TODO DE LA NADA. . . - NO,  MIENTES, SOY DIOS UNO Y TRINO, QUE SE HIZO HOMBRE . . . - CALLA, SOY ALA, UNICO, CREADOR DE TODOS LOS SERES . . . -CALLAD, QUE ESTROPEAIS EL PORTENTOSO SONIDO DE LA NADA               Y así los gritos se continuaban, el Maestro llenó de terror e incomprensión retrocedió, había un solo Ser Supremo, pero por los gritos parecían tres o más.               De repente un suspiro profundo y triste lo hizo volverse, sentado sobre una nube, estaba una especie de ángel,  pero sus alas eran distintas y no tenía aureola, era Satán que con la cabeza apoyada en las manos murmuraba cosas que por la distancia él no podía escuchar, se acercó poco a poco, temeroso de la presencia del maligno, hasta que escuchó el murmullo.   - Otra vez, de nuevo se contagió de la mirada esquizofrénica de la humanidad.               Y otro suspiro profundo se escapó de su pecho.               El Maestro se despertó de golpe, estaba de nuevo en la cueva, atizó el fuego, afuera el viento rugía furioso, se arropó y se prometió nunca más hacer un viaje astral después de comer lechón.
Ay, Ay, Ay, mi corazón, que se vacía y se llena, que se vacía y se llena, no sólo con sangre, sino también de amor. Ay, Ay, Ay, mi corazón, ¿cuántas mujeres curaron tus heridas? ¿cuántas mujeres aumentaron tus latidos, cincelando en tu carne sus nombres con fuego y dolor? Ay, Ay, Ay, mi corazón, viajando por el mundo de nubes etéreas                                                            te vi a contraluz, y vi en tu cuerpo latente pequeñas                                                manchas de luz, huequitos que dejaron las mujeres                                                que te dieron su amor. Ay, Ay, Ay, mi corazón, que se vacía y se llena, que se vacía y se llena, no sólo con sangre, sino también de amor. Que frío que siento cuando el viento del recuerdo soplando y soplando, insensible y seco, atraviesa por tu cuerpo, viento que sale de lo profundo de tu interior. Ay, Ay, Ay, mi corazón, por eso tiene sentido cuando de noche mi mente sueña con ella y un calorcito inunda tu interior, sintiéndote de nuevo lleno, sintiéndome de nuevo pleno de amor. Ay, Ay, Ay, mi corazón que se vacía y se llena, que se vacía y se llena, no sólo con sangre, sino también de amor.
El ruido de reloj del limpiaparabrisas y el monótono canto de las cubiertas en el asfalto, hacían de coro a la música de la radio, y me anunciaban, que si no paraba en las próximas horas, lo haría contra un árbol. Empecé a andar camino, con la esperanza de que apareciera algún pueblo. A mi izquierda la ruta empezó a poblarse de un espeso bosque negro que, con el correr de la distancia se hacía cada vez más tupido, hasta que a un costadito del bosque apareció un cartel hecho de troncos anunciando la proximidad de un pueblo. Por la velocidad no alcancé a distinguir el nombre, pueblo chico, pueblo de sierra, con fortuna para mí, justo sobre la avenida principal tenía una hostería y cincuenta metros después un bar, me detuve.  Era una noche sombría, el viento silbaba canciones de terror entre los árboles, una tenue llovizna mojaba insistentemente la tierra, pero no llegaba a ser lluvia; el frío se colaba en los huesos y ahí estaba, con mi piloto y mi abrigo parado equidistantemente del hotel y del bar del pueblo, con el espeso bosque a mi espalda y sin saber para cual de los dos ir, decidido,  saqué la moneda que siempre uso para estos casos, y lo jugué a la suerte, ganando el bar (no se porque siempre gana el bar, algún día voy a estudiar en detalle esta moneda), crucé la ruta y me dirigí hacia él. Al traspasar la puerta, me encontré con un típico bar  de nuestras sierras, pequeñas mesas de maderas donde hombres de aspecto sombrío pero amable me miraban curioso, con la extrañeza de quienes ven algo que rompe la monotonía de su paisaje, buscaba una mesa que estuviera vacía y no la encontraba, de pronto el dueño me hace señas y me indica una mesa cuyo ocupante dormía apoyado sobre la misma, agregando. - Siéntese allí si desea, no se va a dar cuenta. -Gracias, podría ser una grapita, por favor, dije.             Me senté esperando mi grapa y observando el ambiente, cuando siento un movimiento a mi lado, el hombre dormido, levantaba despacio la cabeza y me miraba con ojos inyectados por el alcohol, me miraba asombrado y, después como esforzándose con un pensamiento me dijo. -Si me convida con un vinito le cuento una historia de ese bosque espeso y tenebroso que rodea el pueblo.             Lo miré desconcertado, observé a mi alrededor y vi que los otros parroquianos también nos miraban esperando mi reacción, contemplé el bar, no había televisor, radio ni algo para entretenerse, y bueno, pensé, total no hay nada para escuchar. -Por favor, tráigale un vino al caballero. -Tinto gracias, agregó.             Al instante vino el dueño con la grapa y el vino, y se retiró de nuevo atrás del mostrador, lo miré al hombre, éste tomó un sorbo de vino, lo paladeó como si fuera champagne y en ese instante, un ruido de movimiento de muebles me hizo mirar atrás, el resto de los parroquianos habían acomodado las sillas como en un anfiteatro y todos miraban hacia la mesa donde estábamos sentados. La pucha pensé, lo volví mirar al hombre y éste chasqueando la lengua dijo: -Ese bosque espeso y negro como alma de demonio es uno de los más antiguos de la región, se cuenta que los primeros árboles fueron plantados por el abuelo del cacique comechingón Linlin-sacat, que pertenecía a la tribu de los Auletas, que eran los comechingones que señoreaban por estos pagos. Hombre tenaz y fuerte, que supo llevar a la grandeza de su tribu, sobretodo en la lucha contra los españoles, pero, también se dice que llevó amor a  muchas mujeres. Su nieto, Linlin, heredó de él no solo su fuerza y tenacidad, que le valió en la lucha contra los ejércitos del Río de la Plata, en la campaña del desierto, sino también ese amor por las mujeres, que le dio gran fama en la región.             Indios nobles de barba tupida y hombros anchos, que respetaban a la naturaleza y, quizás por eso, Linlin fue elegido por las fuerzas ocultas en ella, como defensor de la misma, frente al desmonte y la tala indiscriminada de los bosques que hacían los hombres blancos. ¿Cómo lo eligieron...             En ese momento hizo una pausa para terminar el resto de vino de su vaso, me miró en silencio y como buen alumno, yo también en silencio le hice señas al buen hombre detrás de la barra, que se acercó a la mesa con otra grapa y otro vaso de vino, una vez cerca de la mesa le susurré para alegría de mi orador. -(No deje que los vasos se vacíen.)(A partir de este momento voy a omitir las pausas que se hicieron para tomar vino, eructar y otras delicadezas)             Me hizo un gesto afirmativo con la cabeza y se marchó -Bien, prosigo, ¿Cómo lo eligieron? Conociendo la fama de Linlin, mandaron una hada, de hermoso rostro, de bello venir y de un increíble ir, ... - ¿Un Hada?, interrumpí, ¿Un Hada acá en las sierras de Córdoba? ¿Acá en Argentina? - Sí,  me dijo con cara de enojado, un Hada acá en las sierras de Córdoba en Argentina, o qué, ¿Las hadas sólo pueden ser Europeas? Hágame el favor no me interrumpa más por pavadas. - Bien, dije con cara de cordero degollado. - Prosigo, Linlin  se enamoró perdidamente y pasó lo que tenía que pasar, para la envidia de sus súbditos y recelo del resto de la mujeres, y pasó varias veces y en reiteradas oportunidades, según nos cuentan las tradiciones de estos pagos, ya que amén de la fortaleza del cacique, se cuenta que la chaman del pueblo le preparaba un excelente menjurje  en base a cola de quirquincho, nueces y miel, y vaya a saber uno si fue por la fortaleza propia o por ese “viagra”  aborigen, pero resulta que la bella hada quedó preñada de Linlin.             El tiempo pasó y pasaron las nueve lunas y el parto que no se producía, y pasaron diez, once, doce y Linlin que ya preocupado intuía que algo no era normal, pero la  mujer estaba bien, tenía buena panza, las “chichi[1]” llenas de leche, le decían las mujeres al cacique que no se preocupara, y a la décimo catorce luna, dio a luz a una hermosa nena, cuyo nombre aborigen se perdió con el tiempo, pero que pasó a la historia con su nombre de hada, “Espuma del Río”. Para su nacimiento, tan largamente esperado, se organizó un gran festejo; se carnearon, guanacos, llamas y ñandúes, se preparó gran cantidad de patay,  todo muy bien acompañado de aloja y añapa...             Ante mi cara de desconcierto, hizo una pausa ... pensó un poco y explicó -El patay es una comida dulce, una especie de pan dulzón,  que se hace con el fruto de la algarroba,  igual que la aloja, que es una bebida fermentada, como un tipo de cerveza pero hecho de algarroba, y la añapa es jugo de algarroba. Aclarados los tantos, sigo. Se hizo un gran festejo, la niña era hermosa, pelo negro azabache, ojos verdes (heredados de su madre) y la piel cobriza del padre. La niña creció como cualquier chica de su edad, aprendiendo las labores de la tribu, preparándose para ser una buena madre, conociendo las tareas de toda mujer, pero, dentro de ella llevaba el estigma de ser hada y, la sangre tira. Un espíritu rebelde le marcaban  los ojos verdes, no toleraba el menor maltrato a un animal,  ni a un árbol y cuando se produjo la invasión por parte de las tropas, al mando de Huidobro, el famoso general refinado, según cuentan las malas lenguas, medio maricón, che; ella se unió a los combates, pero, una lucha interna pugnaba en ella, no podía matar, pero no podía dejar matar a los suyos.  Su lado humano, clamaba sangre y venganza, su lado de hada, la instigaba a la paz. Así  fue que, teniéndolo una vez a tiro de flecha a Huidobro y pudiéndolo matar fácilmente, bajo el arco y se retiró del combate, en ese momento un gran viento huracanado y una tormenta interrumpieron el mismo. A partir de ahí,  Espuma del Río fue totalmente hada y se refugió en las entrañas del bosque negro. Han pasado más de cien años, y ella todavía se pasea por el bosque, de noche, dicen algunos locos que se animan a entrar, que la ven rodeada de diminutos seres que sostienen antorchas en sus manos iluminando el camino. No se sabe si es por eso, o por miedo a las bestias que se dicen pululan en el bosque, lo cierto es que nadie entra a él, ni de día se animan, salvo casos de fuerza mayor, como cuando ocurrió lo de la niña, la hija del carpintero.             Hizo una pausa, tomó otro gran sorbo de vino y continuó. -La niña era la más linda de este poblado, era rubia como el sol, su cutis era blanco como el algodón, y sus ojos negros, negros profundo como la noche, que se iluminaban de estrellas por las pequeñas pecas que adornaban su rostro. Era hija del carpintero y de la maestra del pueblo, mujer elegante y culta que lamentablemente falleció cuando la niña tenía 8 años de edad; todo el pueblo sintió la muerte de esa bella mujer, que no sólo enseñaba en la escuela, también enseñaba en lo cotidiano, en la vida y lo hizo hasta su muerte. A partir de ese momento la niña creció al cuidado de su padre y de una abuela que vivía en las afueras del pueblo, madre de su madre, y que falleció hace poco tiempo. Esta mujer, colaboraba en lo que podía con su nieta, teniendo en cuenta que para llegar a su casa, había que dar un gran rodeo, ya que vivía al otro lado del bosque negro o atravesarlo, cosa que la niña tenía determinantemente prohibido. La mujer, en época escolar, cuidaba a la niña desde que ésta salía de la escuela, hasta una o dos horas antes de la puesta del sol, el tiempo necesario para que la niña rodeara el bosque negro.             Así pasó el tiempo, y la niña se fue haciendo mujer, una bella mujer que al cumplir sus quince años, ya era todo una princesa. Su cuerpo, ya tenía toda las características de una joven, y como los buenos vinos, el tiempo no había hecho otra cosa que embellecerla aún más.  Su carácter, era como el de su madre, alegre y bondadosa que, por la edad, lo acompañaba con una rebeldía propia que hacía, por ejemplo, que se peleara con cuanto cazador o chico con hondera anduvieran por el pueblo. En lo único que el padre y la abuela le insistían era en que no entrará al bosque negro, cuando regresaba de la casa de esta última y ella, ya por temor en sí o porque desde muy niña se lo habían inculcado, obedecía sin quejarse.             La niña como toda mujercita que se precie y con todos esos encantos que he descrito, sentía el clamor de la primavera y fue durante esa estación que sintió el llamado del amor; el afortunado fue un muchachito de la edad de ella, cuya casa quedaba cerca de la casa de su abuela. Con él sabía pasar las tardes, antes de llegar a su casa, charlando y dándose muestras de cariño. Previsora le reservaba a su enamorado el tiempo para poder llegar a su casa justo cuando el sol declinaba, de esa forma, podía compartir con su enamorado y obedecer a su progenitor. Pero como bien dice el sabio pueblo árabe, el destino es como una mujer, impredecible.             El tiempo fue pasando y a la primavera siguió el verano y a éste el otoño, y los días se fueron acortando y, una tarde de otoño, el tiempo había sido muy corto junto a su novio, la niña no se quería ir y prolongó lo máximo que pudo su estadía, por eso, cuando dejó la casa de éste y sin decirle nada, para que su padre no se enojara tomó una mala decisión, cortar camino por el bosque negro. Decidió entrar a unos pocos kilómetros del pueblo, era de día todavía, llevaba un paso enérgico, pero el sol se le adelantaba en su carrera y se ocultó antes de lo que había previsto. Noche cerrada, noche sin luna, la poca luz que brindaban las estrellas no alcanzaban a iluminar bien el camino, se tropezaba en las ramas caídas, con piedras que no veía y ya con pánico empezó a correr, hasta que, en pleno corazón del bosque negro, vio luces. Se detuvo y su corazón empezó una loca carrera. Las luces se fueron aproximando, hasta que se dio cuenta que eran antorchas sostenidas por diminutos seres, que se acercaban a ella. Su primera reacción fue la de correr, hasta que en el centro de esas antorchas vio a una bella joven de cabello negro como la misma noche, de unos grandes y hermosos ojos verdes, que la miraban sonriendo y sin saber por que, se quedó en ese mismo lugar, era Espuma del Río. La bella hada se acercaba a la niña con una sonrisa, subyugada por la belleza de la misma, el coro de pequeños seres abrieron el círculo y dejaron que Espuma del Río se acercara a la joven, se detuvo a un paso de ella,  estirando su brazo y su mano, acarició ese rostro repleto de estrellas. La niña ya no temblaba, su corazón había detenido esa loca carrera. Se miraron como hipnotizadas, la joven y el hada, y en un impulso de ambas se abrazaron, se besaron y se amaron...             En ese instante hizo una pausa, tomó otro gran sorbo de vino, y continuó -Esa fue la última vez que se la vio a la hija del carpintero, como no regresaba a su casa, el padre dio la voz de alarma en el pueblo. Se hicieron grupos de búsqueda, pero nadie se animaba a entrar de noche al bosque, por lo que se esperó a la mañana para buscarla, esa noche se buscó en los alrededores, y después ya con la luz alta del día, se entró al bosque, nada se encontró, ni ese día ni los siguientes, por un espacio de treinta días. Cuando ya los hombres agotados desistieron de la búsqueda, sólo el padre de la niña continuó con ella, pero sin animarse a entrar de noche; hasta que al segundo mes de desaparecida la niña, junto coraje y esperando a la luna llena, entró al bosque. Caminó, caminó, y deambuló por el mismo durante horas, hasta que cansado se sentó sobre un tronco caído en el suelo para descansar, cuando de pronto vio una luz en el camino que se acercaba; se escondió acostado detrás del tronco, y la luz se acercaba cada vez más, sus manos temblaban y su corazón palpitaba rápidamente; hasta que distinguió el círculo de seres diminutos sosteniendo antorchas y en el centro, su hija tomada de la mano de una mujer de cabellos negros y piel cobriza. Iban hablando y riendo, su corazón dio un vuelco, quiso gritar de alegría pero su voz no salía y, se dio cuenta que las dos mujeres miraban hacia donde estaba él.  Su hija, soltó la mano de Espuma del Río y se abrió pasó entre el círculo de antorchas hasta llegar a unos pasos de él, sonriendo le lanzó un beso y le dijo: “Papá, no te preocupes más, estoy bien y soy inmensamente feliz” , le volvió a lanzar un beso y dando vueltas volvió al círculo, para tomarle de la mano a Espuma del Río y, antes de continuar la marcha, ambas jóvenes se despidieron agitando sus manos.             Las vio alejarse, ... no se sentía mal, ni apenado, había... encontrado a su hija y.... sabía que estaba sana y que iba a ser feliz,... entonces... con paso firme retornó a su casa. Cada año...va al bosque... a verla... Su voz se había hecho cada vez más aguachenta y titubeante, me miró, terminó el resto de vino en su vaso y trató de continuar diciendo:  todos los años... para su cumpleaños la ... voy ... a ver... a mi hijita, mi querida ... hija             Y se derrumbó, recién ahí presté atención a sus manos, de dedos gruesos, cortos y percudidos, con resto de tinte en las uñas, manos de carpintero. La atmósfera volvió al bar, sentía el mismo aire de antes y los mismos murmullos que se habían perdido durante el relato. Traté de levantarme y no lo logré, respiré hondo mire la mesa y me di cuenta de las siete medidas de grapa vacías y los siete vasos de vino, también vacíos, me apoyé en la mesa y en la silla y logré ponerme de pie. Fui caminando despacio hacia la barra, le pagué al dueño y este mirándome serio dijo, como aclarando y racionalizando lo dicho por el viejo. -Lo cierto es que durante el mes que la buscamos en el bosque, sólo encontramos un prendedor que usaba en el pelo. Nunca más se la volvió a ver, muchos piensan que algún puma la atacó, o que la mordió una víbora y después alguna jauría  de perros salvajes la destrozó y la llevó a la zonas de montañas o que simplemente se escapó del pueblo, nunca se supo. Yo la busqué con desesperación, soy el joven que vivía cerca de lo de su abuela, pero acá nunca nadie lo contradice en su historia, por más loca que nos parezca.             Asentí en silencio y me encaminé a la puerta, salí y el aire frío me castigó en la cara aunque muy bien no lo sentía, ya no lloviznaba, una luna llena se peleaba con las estrellas para ver cual iluminaba más. Me sentí ridículo con el piloto, por lo que lo dejé en los brazos y caminé hacia el auto para guardarlo, cuando pasaba por el lateral, miré el asiento trasero se veía el reflejo del bosque negro y de golpe un reflejo dorado centelló en el vidrio, me di vuelta y una hermosa joven de cabello como el sol me miraba seria. Justo cuando el pánico me iba hacer gritar, se puso un dedo sobre sus labios diciendo “No está loco” y  se fue corriendo hacia las entrañas del bosque. Me quedé paralizado, tiritando de frío y completamente sobrio, entonces muy despacio abrí la puerta, me subí al auto y velozmente me fui a buscar un hotel en el próximo pueblo. [1] Senos de mujer  en lengua Comechingón, aborígenes que habitaban las sierras de Córdoba.
Niña y sueño, sueño y barro, barro y guano. Manitos que amasan barro y guano, un caballito, que no es de madera, pisa que pisa los sueños de barro y mierda. Niña que amasa la masa de barro para formar ladrillos que hacen casas, casas que nunca ella podrá habitar. Y con sus manitos forma una muñeca, una muñeca negra de barro y guano, y el patrón que la reta: “No pierda el tiempo niña tonta y póngase a trabajar.” Niña y sueño, sueño y barro, barro y guano. La carita sucia de barro tiene surcos de lágrimas, lágrimas como arado de miseria, que surcan y marcan líneas que el tiempo no van a borrar. En cada ladrillo que sus manitos amasan, la Niña amasa sus sueños, su educación y su vida. Niña y sueño, sueño y barro, barro y guano. Apilando ladrillos secos, haciendo la casita de muñecas que ella sueña, en sus sueños de barro y mierda, hasta que el fuego, quema  los sueños quema el barro, quema la mierda, y un humo de barro y guano, le quema los pulmones, le quema la vida. Niña y sueño, sueño y barro, barro y guano,barro, barro, barro, mierda, mierda y mierda.
Niña y sueño
Autor: Orlando José Biassi  1094 Lecturas
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Perrito
Autor: Orlando José Biassi  1089 Lecturas
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Déjame entrar en tus sueños, quiero ser la estrella fugaz que te guíe hacia la primavera, de las flores y los verdes árboles, de los mirlos y los gorriones enamorados, para que en ese prado juegues, Tú. Déjame conducirte, no tengas miedo, aunque vaya con los ojos cerrados, soy como la flecha que el Lama lanza guiada por su mente, a mi me guías, amor, Tú. Déjame ser de tu mundo, aunque más no sea, el escritorio, la lapicera, o el papel donde escribes pensamientos, sentimientos, en síntesis, Tú. Pero, déjame ser, a tú lado. Se existen todos los días, pero una vez se vive, y  yo sólo vivo,  cuando a mi lado estás... Tú

Autor: Orlando José Biassi  1066 Lecturas
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Soy un fantasma que grita en sordina, todo el dolor del alma. Apuñalando sentimientos sin palabras Decapitando esperanzas en un mañana. Ahogando los recuerdos de tu pelo de la sonrisa de tus ojos, del perfume suave de tu piel, en un vaso de miserias y tormentos. Soy un fantasma…. o mejor dicho … quiero ser un fantasma para poder tenerte junto a mi.
Una noche y misterio, con el perfume de tu cuerpo vibrando en mi aliento. Una noche y ensueño, con mis pensamientos embebidos en alcohol, enmarañados y revueltos. Una noche y presentimiento, con estrellas difusas, con palabras confusas, con mi cuerpo en estremecimiento. Una noche y pasajeros, de los sueños que fuimos, de las ilusiones que conseguimos, y de la vida que aun no vivimos.
Una noche y...
Autor: Orlando José Biassi  1058 Lecturas
La tarde se distendía en una sonrisa, en el patio de la Academia Platón buscaba, a su derecha los discípulos conversaban en voz baja, para no interrumpir su pensamiento.             En la memoria del filósofo discurría una conversación que tiempo atrás había mantenido con Sócrates, la recordaba vaga y lejana, en su mente se confundían las palabras, quería recordar en forma exacta cuales eran las que había dicho Sócrates y cuales las que había pronunciado él pero, no lo lograba. En ese momento la voz de uno de sus discípulos se escuchó, era Aristóteles, que se destacaba entre ellos por su inteligencia y capacidad de observación.   - Maestro, ¿en qué piensas?.               Platón lo miró sabiendo que la pregunta iba más allá, que iba en busca de un diálogo que, quizás el no tenía ganas de enfrentar; por eso le contestó.   - Pienso en mi maestro Sócrates, que jamás fue interrumpido por sus discípulos cuando pensaba.   - Perdón le pido entonces maestro, lo que pasa es que me llamó la atención la figura que ha trazado en el suelo, como Ud. sabe que me interesan las ciencias, pensé que estaba discurriendo en algún problema de geometría.   - Eso es lo que me preocupa de Ti, contestó Platón, te preocupan demasiado las ciencias de la tierra y no las del cielo.   - Pero Maestro, ¿cómo puedo conocer las cosas del cielo si no es por las de la tierra? Inquirió Aristóteles.               Platón pensó la respuesta y llamando a sus discípulos para que también ellos escuchen dijo:   - El hombre es como un ser encerrado en una caverna, de espalda a la salida; en ningún momento el hombre puede ver lo que hay a su espalda, por que no se puede dar vuelta y porque la salida se alza sobre el muro donde está atado.             Por la salida pasa las figuras del mundo real y, con la luz que proviene del exterior se reflejan en la pared de frente a los hombres siendo lo único que pueden contemplar esos hombres,  las sombras de ese mundo exterior.             Pero por un momento imaginad que uno de esos hombres es liberado y conducido al exterior de la caverna, vería las cosas tales como son, imaginad por un momento la sorpresa del hombre cuando sus ojos, una vez acostumbrados al resplandor, contemplen las figuras que veía en la caverna pero en toda su realidad.             Primero creería enloquecer, después calmado se daría cuenta que lo que él estuvo viendo en la caverna es un reflejo de ese mundo exterior, un mundo de fantasmas.             Imaginad que ese hombre vuelve a ser encerrado en la caverna, y le cuenta todo lo que vio a los otros hombres. Ninguno le creería, porque para ellos el mundo real es el que están contemplando. Imaginad primero la desesperación del hombre, después el desaliento y por último el descreimiento de lo que vio el exterior. El mismo con el tiempo se iría olvidando de las cosas del mundo exterior para pensar como los otros hombres, que lo único real son esas imágenes.             Pero por un momento imaginad que un día uno de los hombres le pregunta sobre algo que vio en el mundo exterior, pensad la desazón del hombre para recordar, el esfuerzo que realiza y por último el asombro cuando empieza a comunicar las cosas que vio en ese mundo que ahora le parece lejano y fantasmal.             Y así como ese hombre recordó lo que había visto en el otro mundo, así los hombres recuerdan lo que vieron antes de nacer, cuando habitaban el mundo de las ideas.   - Pero Maestro, volvió a interrogar Aristóteles, ¿en el mundo de las ideas también existen las cosas que no fueron creadas todavía?   - Todo lo que existe, existió y existirá tiene su idea, respondió Platón.   - Y las cosas que han cesado de existir, ¿también han dejado de existir en el mundo de las ideas?   - No, respondió Platón, porque el mundo de las ideas es eterno e imperecedero. Por más que sus imágenes dejen de existir en este mundo, permanecen inmutables en el mundo más allá del cielo.   - Maestro, perdone que lo vuelva a interrogar, pero algunas dudas todavía están en mi mente; una de ellas es la situación que se plantearía por ejemplo, con un constructor que estuviera planeando una casa, haría primero los bocetos hasta tener la casa definitiva, entonces ¿es acaso que todos los bocetos previos, existen también como ideas?   - No, le respondió Platón, todos esos bocetos son los primeros recuerdos que el hombre tiene de la idea de la casa, hasta recordar plenamente la idea de casa.               Aristóteles calló, situación que fue aprovechada por Arquilao para hablar.   - Ya es momento que dejes hablar a los otros también  Aristóteles, te haz acaparado al Maestro para ti solo y no es justo.   - Habla entonces, dijo Aristóteles.   - Maestro, si en este mundo existen copias de un mismo objeto, ¿es acaso que en el mundo de las ideas, existe también la misma cantidad de objetos? - No, por que todos son reflejos de un mismo y único objeto.   - Pero Maestro, lo que no alcanzo a comprender, interrumpió Aristóteles, es que si el mundo de las ideas es anterior a este mundo, es lejano,  inmutable y perfecto; ¿de dónde surge entonces este mundo?   Por primera vez desde que empezara el diálogo Platón no contestó en forma inmediata.               Aprovechando la situación, Menón que hasta el momento había permanecido callado, habló.   - Aristóteles otra vez tú, no te había pedido Arquilao que nos dejes hablar un poco a nosotros.   - Tienes razón, dijo Aristóteles resignado a no escuchar respuesta, habla pues Menón.   - Maestro, ¿todos los hombres tienen la facultad de recordar lo que vieron en el mundo de las ideas?   - Claro que sí, lo que ocurre es que algunos hombres nunca tienen la oportunidad de practicar y por lo tanto su capacidad de recordar está disminuida.   - Ni de tener un maestro como Tú, acotó Menón, acariciando la mano de Platón.   - Si,  es cierto, dijeron a coro los demás.               La noche había caído sobre Atenas, en la Academia todavía estaba prendida la tea en la habitación de Platón, estaba escribiendo un diálogo, al cual le pensaba dar el nombre de su discípulo y amigo, Menón.             En otra habitación, aunque no había luz prendida, su ocupante tampoco dormía. Era Aristóteles que recostado en su camastro pensaba en la pregunta sin respuesta, había empezado a dudar de su maestro.
En el mismo instante que una pareja se funde en un abrazo de amor, un hombre lleno de celos abraza de muerte y dolor. En el mismo instante, ni un segundo antes ni un segundo después, que una mano ayuda a un bebé a nacer, otra mano empuña un arma mortal y ayuda a perecer. En el mismo instante, y hasta quizás en el mismo lugar, que una persona jura amor, otra persona miente que ama para su propia satisfacción. En el mismo instante, que tu me dejabas los ángeles festejaban porque junto a ellos llegabas, y yo lloraba de desolación.
La calle era un mundo de gente, ella trataba de no pensar que desde hace unos meses, se levantaba sola a desayunar. Él iba cantando, tararear le ayudaba a no recordar que la suerte nunca lo había saludado. ella iba al banco a pagar impuestos, él iba al banco a pagar una deuda del cual era garante. La cola era larga, una multitud se quejaba. Ella miró la larga cola, él miró la larga cola  y en un punto del vacío sus miradas se encontraron. Ella sintió que,  los ojos miel de él le endulzaban el alma, él sintió que los ojos esmeralda de ella le devolvían la esperanza. Se estremecieron, un escalofrío les recorrió la columna y todo el mundo fue sombra gris, solo quedó, menta-miel, menta-miel. Ella pensó en decirle, “déjame calmar la amargura de mi corazón en la miel de tus ojos”. El se acordó de un cuento de García Márquez una naranja dulce por fuera con corazón de esmeralda. Se miraron mientras la cola avanzaba, ya no importaba. Se amaron en silencio, profundamente. Ella, sonrió; él, se sonrojó, y sin querer romper la magia del encuentro, ella se marchó. Ya no le importaban los impuestos, no le importaba más nada, había descubierto que, él que se fue, no le llevó su corazón; él la vio marcharse, y se dio cuenta que, por primera vez  la suerte le había hecho un guiño de amor. Nunca se hablaron, nunca se conocieron, no supieron sus nombres, ni siquiera... rozaron sus dedos, sin embargo,  fue la historia de amor más profunda que alguna vez existió.
Menta - Miel
Autor: Orlando José Biassi  1033 Lecturas
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                                                                   a Horacio S. in memoriam    Duerme, duerme, hermano que el calor de la selva y el canto de los pájaros son arrullos para tus oídos. Duerme, duerme, alma de niño en cuerpo de gigante, que en tus ojos brillan los soles de muchas tierras y la luna de todos los mares. Duerme, duerme,  amigo que el viento seca de tus ojos, lágrimas de sangre y la lluvia no logra apagar el fuego que consume tu carne. Duerme, duerme Horacio, que este profundo sueño te regale, todo lo que despierto supiste ganarte
Ella   Clavel del aire, recorriendo el espacio en busca de tus orígenes,  de tus raíces. Aprendiste el leguaje del cuerpo. Torre de Babel hecha de distancias en tu mente los idiomas se confundían arremolinados, idish – español; idish – italiano; idish – idish. Y el lenguaje universal fue la expresión corporal. Como Campanita buscando su Peter Pan aprendiste a sacar el alma de juego, o el juego del alma en cada uno de tus actos. Y jugando al juego de jugar creabas mundos imaginarios donde amar. Y creciste soñando y creciste volando, siempre con el rumbo fijo, y la voluntad firme. Siempre tratando de encontrar en la piel los afectos. Y creciste volando y creciste soñando siempre en busca de la libertad.     El   Nació entre el estigma marcial de la Bielorrusia, y el sentido de humor de los judío, (no pudo más que hacer humor en serio). Creció en Argentina tierra más cambalachera no hay; de toda esa mezcla de razas, sentidos y cultura (no pudo más que ser ecléctico). Se dio cuenta que la lengua servia para muchas cosas, no solo hablar, sino también cantar, (años después le encontró otra utilidad). Se dedicó como un Leonardo del renacimiento a bucear por todo lo que era humano, (todo lo que era humano en el sentido judío). Música, comer, publicidad, comer teatro, restauran, canciones, restauran (le aburre estar dos veces en el mismo lugar). Explorador del alma, amante de la libertad sin límites, quería conocer todo de todo, nada de nada le era ajeno (terminó conociendo algo de todo y se cansa de nada). Verborrágico, enérgico, distraído, desorganizado, se involucra en cuanta causa perdida en aras de la libertad (libertad como en los años sesenta era entendida) y como es libre, así vive la amistad,  sin límites, sin reglas, ni condiciones, (por eso lo considero, un amigo de verdad).     Ellos   El disfrutaba haciendo que las voces se transformen en coros celestiales. Ella enseñaba que la poesía no sólo son palabras, también con el cuerpo se pueden redactar. En el medio de una escalera se encontraron uno iba para arriba, otro para abajo o viceversa, se miraron, fue un instante, en un segundo  comprendieron, que toda su vida iban a estar juntos en la misma escalera, toda su vida caminando en distintos sentidos. Los sesenta los juntó en el arte, los unió en la libertad y les regalo el estigma de ser contestatarios. El escribió canciones, guiones, recetas de cocina, Ella creó movimiento, personajes , teatro, Y de puro amor pasaron años difíciles, Y de puro amor tuvieron un hijo. Y de puro amor siguen en la misma escalera, Y de puro amor caminando en distintos sentidos.
Estaba en mi cuarto cuando  golpearon la puerta corrí  presurosa a ella y antes de abrir pregunté: ¿Eres tu  Patria? Nadie respondió. Volví a preguntar Y esta vez una voz escuché: Yes, I am                                     Córdoba 1979
Patria
Autor: Orlando José Biassi  1013 Lecturas
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El camino es largo cuando no se sabe a donde ir. !Ay vida¡ ¿Por qué juegas a gato y al ratón? Todo lo que uno hace como un boomerang vuelve. El abismo abierto entre el pasado y el futuro me hace jugar a romper la piñata, !Ay vida¡ ¿Por qué te robaste la piñata? Y los sueños se apoyan en un alambre con algunas púas, y la vida es una ilusión. Tu ilusión, mi ilusión, nuestra ilusión. Caminando en la tarde descuelgo mi mirada al vacío y bostezo en el futuro de la próxima existencia que rompe la mortaja de los sueños, de tu ilusión, mi ilusión, nuestra ilusión. Nada  me impide volar, ni me impide correr, Ni me impide escapar, nada me impide realizar los sueños sólo el miedo que al concretarlos, la soledad no deje regocijarme y al final de cuenta, sólo me queda tu ilusión, mi ilusión, nuestra ilusión.
Sólo
Autor: Orlando José Biassi  1001 Lecturas
El cuerpo doblado sobre el inodoro, las medias caladas mojándose en el piso del baño, tu cabeza agachada casi dentro de la taza, tu vestido para amar mojado y sucio, y tu cabeza que volaba y te veía frente al espejo bella y radiante, vestida de guerra, pensaste, ¡Esta es mi noche!¡Noche para amar! Y saliste buscando en la noche, alguien que te ayudara a combatir la soledad. Fuiste de bar en bar, de mesa en mesa, y viste muchas mujeres, lindas, medianas, feas, hablaste con todas y con alguna te besaste, pero el vacío seguía por dentro como una araña. Bebiste, bailaste, fumaste, besaste, snifaste, y seguiste caminando buscando en la noche. Una arcada te volvió al baño sucio, te tratabas de acordar donde estabas, pero los recuerdos se te mezclaban, mesas de bares, pistas de bailes, baños donde te besaban, acariciaban, masturbaban, y los recuerdos giraban como torbellinos, muchas bocas, pero ningún rostro quedaba. Las medias caladas mojándose en el piso del baño, tu vestido para amar mojado y sucio, metiste la cabeza dentro de la taza y vomitaste, vomitaste lo que tomaste, comiste, lamiste, snifaste, vomitaste,  tu tristeza, tu soledad, tu angustia, tu vacio… y quisiste que todo acabara, quedarte eternamente en ese sucio lugar y que todo se apague, oscuridad, nada, vacío, no sentir nunca más… pero sentiste, una mano que te masajeó la espalda, una pregunta, ¿te sentís bien?, sacaste la cabeza de la taza una muchacha con una sonrisa de ángel, te miraba, se levantó e hizo que te levantaras, te ofreció su brazo para que caminaras, la miraste y supiste, nunca más ibas a estar sola… y te acordaste de una frase del cura Puigjané, viendo del guano de vaca crecer una planta, “hasta de la mierda crece el tomillo”
1- El ser humano pertenece a la tierra como un elemento más en una gran cadena que se fue y se va formando, constituyendo el universo y con él, el tiempo. Pertenece a la tierra porque surgió en ella como uno más de los seres que evolucionaron y son conformados principalmente por el elemento conocido como carbono (todo esto y lo que sigue hasta que se demuestre lo contrario) y no es la tierra la que le pertenece al ser humano, por más que no lo comprenda.2- Los seres humanos somos huesos, músculos, carne, sangre en síntesis materia y energía, que nos reproducimos mediante la unión de dos elementos producidos por nuestro cuerpo, para dar vida a un nuevo ser humano, cada uno de esos elementos incumben a la división correspondiente a los miembros de las especies que procrean mediante la reproducción sexual, conocidos comúnmente como hembra y macho.3-El ser humano hembra y el ser humano macho son esencialmente iguales, accidentalmente diferentes y necesariamente complementarios, aunque la inmensa mayoría piense lo contrario.4- Todos los seres vivos como seres individuales, cumplen un ciclo conocido como vida, en el cual su cuerpo se desarrolla, se reproduce o no y cambia de plástica. La materia que lo componía no se pierde, sino que se transforma para permitir que surja otra forma de vida, similar a como los seres vivos transforman la materia (alimentos) en parte de sus cuerpos y permitir seguir manteniendo la energía (vida), lo que conocemos como muerte es un proceso necesario dentro del universo y de la vida, ya que de no existir el proceso llamado muerte, sería incompatible la vida y, hubieran desaparecido todos los seres vivos, como se entiende la vida en la actualidad, en la tierra.5- Todos los seres vivos han desarrollado aptitudes para sobrevivir como un proceso evolutivo de supervivencia, esas capacidades son por ejemplo, el olfato en el perro, la velocidad en el guepardo y la fuerza en el oso y león; cada desarrollo comprende un órgano o grupo de órganos que, formando el cuerpo de los seres vivos, se ha ido especializando y sirve no solo como arma de ataque y defensa, también como elemento de supervivencia, como medio para conseguir los elementos necesarios para la vida. El ser humano ha desarrollado el conocimiento como ese tipo de arma, siendo su órgano el  cerebro y su forma de uso es mediante la abstracción, que le permite tomar las características más importantes de lo que conoce para poder definirlo, delimitarlo y así, por ejemplo, poder duplicarlo y,  con la imaginación que le permite pasar de elementos u objetos conocidos a otros desconocidos o crear objetos nuevos. 6- El ser humano ha ido desarrollando el conocimiento y se puede decir que es finito, pero ilimitado, es finito porque el ser humano durante las etapas de su evolución ha ido llegando a los límites, pero también con el transcurso de su historia los ha ido superando, no es el mismo conocimiento del hombre de las cavernas que los del hombre de la edad media y que los del hombre del futuro, el caudal cognitivo del hombre se ha ido aumentando, con la oposición de conocimientos distintos, como la evolución de las especies que se han ido superando por el enriquecimiento de distintos tipos de genes.7- La forma con que el ser humano aumenta su caudal cognitivo es partiendo de objetos ya conocidos como una escala comparativa y, a partir de ellos, como ya están definidos, es decir con sus límites establecidos, los compara con el objeto nuevo similar, así fue conociendo y midiendo el universo que le rodeaba, hasta que se encontraba con objetos que no eran igual en ninguno de sus aspectos a objetos antes conocidos, entonces a partir de allí utilizando también el objeto más similar, usaba la imaginación y sobrepasando los limites de la comparación  se animaba a definir objetos que estaban más allá de los límites de su entendimiento.8- Con la imaginación el ser humano supera los límites de lo conocido para adentrarse en el campo de lo nuevo, él va creando y modificando definiciones, objetos o sistemas a partir de la imaginación, definiendo y delimitando esos objetos como si fueran creados no por él, sino por un ser ajeno a él. El problema empieza cuando a algunos de éstos objetos o sistemas se le otorga calidad de reales y absolutos, cuando solamente son productos de la imaginación del hombre.9- La naturaleza actúa de forma sencilla y simple, todo elemento hace algo, sino se transforma o se va perdiendo y esa materia que se usaba, se usa para otro objeto. En el cerebro humano, las neuronas que son sus células no se reproducen,  por lo tanto las cadenas de ADN y ARN permanecen libres, pero no ociosas, sino que conforman los códigos, en este caso no para reproducción sino como códigos de memoria, los códigos de la memoria genética que van atesorando todo el conocimiento que va conformando la esencialidad de la humanidad.10- El ser cognitivo es propio del ser humano y todo el gran sistema cognitivo fue creado por él, lo único que quiere decir esto es que, todo conocimiento es humano y que las delimitaciones, definiciones y medidas son humanas, la frase de Protágoras el "hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto son y las que no son en cuanto no son" cobra un nuevo sentido, el hombre,  el único sistema cognitivo que conoce es el que creo él, y por más simple y estúpido que parezca, es porque no hay ningún tipo de conocimientos expresados por otras especies que, por lo menos lo podamos entender.11- Dentro del conocimiento humano se podrían distinguir a grandísimos rasgos dos tipos, lo producidos por conocimiento directo de objetos externos al ser humano, como los ríos, tierra, etc. llamados geografía; los conocimientos de hechos producidos por él mismo en el tiempo llamados historia; los que conocen los fenómenos de la naturaleza tanto en su parte mecánica, llamados física o  en su producción, llamados química, etc. Y por otra parte los producidos a partir de objetos conocidos o no, pero en los cuales interviene el ser humano, como parte activa y modificatoria con la imaginación, para producirlos, por ejemplo, las artes plásticas, la música, donde se reproduce la naturaleza en si misma a partir del tamiz del ojo humano y a partir de ella se crean elementos nuevos, y por otro lado los elementos de convivencia, donde elaboramos teoría para poder convivir sin destruirnos o con el menor daño posible, como la sociología, el derecho, la economía, además para tratar de comprendernos, sin poder hacerlo, la filosofía, la psicología, etc. 12- Con el desarrollo de estos tipos de conocimientos, denominados ciencias, el hombre se empezó a cuestionar si todo lo que él conocía era verdadero, desarrollando lo que se dio a conocer como teoría del conocimiento o epistemología, y de preguntarse si el conocimiento era verdadero se pasó a preguntar si el método del conocimiento era el adecuado para llegar a un conocimiento verdadero, de allí cuestionó los métodos, es lo mismo decir, cuestionó los caminos por el cual se llega a tal meta y, cuestionó si tal o cual método llegaba a un conocimiento verdadero. De allí empezó a buscar el rigor científico, es decir el método que según él podría ser contrastable y daba un conocimiento verdadero, es decir planteado un hecho, por ejemplo, todos los hombres tienen diez dedos en los pies. Se toma un conjunto de hombres y se corrobora que tengan diez dedos, si no es así en un 100 %, pero si lo es en un 98%, entonces se acude a la estadística, se habla de margen de probabilidad significativa, se introduce una hipótesis ad hoc, y nuestra teoría y la verdad está salvada, o mejor dicho, nuestra forma de entender al mundo está salvada.13- Todo conocimiento humano esta tamizado por las creencias, sean cuales estas sean, religiosas, científicas, esotéricas, estadísticas,  ateas, humanísticas, egocéntricas, etc. El hombre en la búsqueda de la verdad mira todo a través de la lente de ellas, y selecciona de acuerdo a ese vidrio los objetos del color que le favorezcan, esto quiere decir que toda teoría en más o menos puede ser demostrada, la refutación de una teoría no determina que nadie más crea en ella y, en última instancia todo nuestro conocimiento está basado en la fe, entendida ésta como el conocimiento dado por una autoridad, sea divina, científica, esotérica, estadística,  atea, humanística, egocéntrica, etc.14- El ser humano, mediante el conocimiento procesa la naturaleza para de ella poder obtener los medios necesarios para la subsistencia y de esa manera satisfacer las necesidades fisiológicas,  alimentos y reproducción; necesidades de los músculos y huesos, ejercicios y deportes; necesidades del cerebro, cultura y diversión. En su desarrollo el ser humano recolectaba y cazaba, después aprendió a cultivar, cosechar y criar, y a producir elementos para poder realizar esas tareas. Con el paso del tiempo las producciones se fueron especializando y aumentando en cantidad, a su vez se fueron creando nuevos elementos porque iban surgiendo nuevas necesidades no solo en el trabajo, sino en la locomoción y en los medios de satisfacer esas necesidades unidas al placer. 15- Lo que el ser humano llama evolución es evolución de la técnica, es decir es una evolución de los medios para desarrollar los mismos fines que venía desarrollando desde el hombre prehistórico, ahora, sin cambios en los fines, la evolución es una ficción creada por la propia megalomanía del hombre, hay evolución cuando no solamente cambian los medios sino también el fin.16- En el  transcurso de la evolución el ser humano ha ido creando sistemas para poder convivir supuestamente en armonía entre sí y  con la naturaleza, aunque esencialmente lo que ha ido realizando eran distintas formas de  poder y de dominio, y este poder y dominio lo ha ido justificando mediante leyes o teoría que justificaban por qué, el que mandaba tenía que mandar, es decir justificaban el poder, mientras que otras leyes eran para poder defenderse de ese poder y que no termine con todo.17- Con el desarrollo cognitivo el hombre tiene la tendencia de que lo cultural (entendido esto como progreso del aprendizaje humano) refrene lo corporal, la satisfacción de las necesidades, que se podrían decir, era sólo corporal,  se ha transformado también en un hecho cultural, por lo tanto se han ido creando nuevas necesidades hasta que, el crear necesidades se transformó en una forma más de poder y dominio, creando nuevas necesidades hacia elementos o productos que yo poseo, creo una dependencia y por lo tanto una forma de dominio.18- Al mismo tiempo que se iba asentando y abandonando la vida nómada, el hombre se iba concentrando en poblaciones con mayor cantidad de habitantes. Las transacciones de trueque, el primer sistema de intercambio conocido, no era suficiente por la magnitud de los elementos de trueque, de esa manera el hombre le asignó un valor a elementos para poder realizar el trueque, por ejemplo, una caparazón de caracol valía por 100 quintales de trigo, así el hombre inventó la moneda. Con el tiempo alguien se dio cuenta que era más fácil juntar caracoles que trabajar la tierra, así nació el primer usurero, llamados con el tiempo, banqueros.19- Con el correr de las cosechas el hombre se olvidó que el valor real del caracol era algo para satisfacer una necesidad concreta y facilitar el conseguir los elementos para satisfacer esa necesidad, como la de alimentación y, alegando que el valor del trigo era fluctuante a los vaivenes de la naturaleza (lluvias, sequías, etc.) le buscó algo que no fluctuará, el oro o la plata, elementos que no sirven para nada, salvo algunos adornos o medicación que no se usa más, como las sales de oro, pero si le sirvieron a los que tenían oro para crear una nueva forma de dominio; logrando dominar a su vez a los que tenían los caracoles pero, como los caracoles se rompían alegaron necesitar algo más duradero, y pasaron al dominio total creando monedas de elementos como bronce u otra aleaciones o, por último, el papel moneda, que a su vez tiene como respaldo a otra moneda o al oro. Es decir que lo que se creó para facilitar una transacción de elementos útiles para la satisfacción de necesidades vitales, se ha transformado en un fin en si mismo, y en una de las armas de dominio más perfecta creada por el hombre. Posee el dinero y poseerás al hombre, sus ideas y sus revoluciones, ya que en el sistema creado necesitas dinero para todo. El pequeño hombrecito que sentado frente al templo le prestaba monedas al guerrero, soportando las burlas del poderoso, ahora se ríe viendo como la estupidez de éste lo llevó a la dependencia total. No nos olvidemos que el principal arma del hombre para defenderse o atacar es el conocimiento y no la fuerza.20- No hay ningún poder o ser supremo que haga que el hombre sea superior al resto de la naturaleza o que una raza sea superior a otra, salvo su propia megalomanía y que él fue creando los parámetros para decidir que ser es superior, es decir, inventó el juego, creó las reglas, puso las leyes, indicó los árbitros, y seleccionó contra quienes y quienes jugaban.21- Sólo la estupidez humana nos lleva a creer que,  un sistema que condena a muerte a miles de congéneres, establecido por leyes creadas por otros seres humanos, es absoluto y, tiene que ser respetado y venerado como algo universal y absoluto. Lo más lamentable y estúpido es que,  cuando se quiso cambiar un sistema por otro supuestamente más justo, lo único que se logró fue que los dominantes pasaran a ser dominados y los dominados pasaran a ser dominantes; mientras, la gran mayoría se mueve en un espacio intermedio de lograr vivir sin mayor ni menor poder, dependiendo para vivir de las decisiones de los otros dos. Quizás toda teoría política es utópica o pesimista, pero ninguna tienen en cuenta que el hombre es animal y, el sentido de pertenencia territorial se halla desarrollado a través del conocimiento, transformándose en necesidad de poder, que es lo mismo que voluntad de poder.22- El ser humano tiene una tendencia a buscar y querer encontrar mundos mejores de los que vive, lo que le ha dado un arma de superación. Es ese afán por lo perfecto que lo ha llevado a imaginar utopías que le permiten seguir viviendo, a pesar de que sabe que muchas de esas utopías son imposibles de realizar, sin terminar en un estado de sumisión, quietud y desesperación. 23- Un paso importante en la evolución del hombre, sería la pérdida del sentido territorial, la pérdida de la necesidad de poder, la pérdida de la voluntad de poder, y que el hombre viva en un lugar donde todos seamos iguales, no sólo en el derecho y las leyes, sino en el pensamiento, y en donde todos, pero que no le falte a nadie,  puedan tener un buen desayuno, es la utopía del ser humano que escribió estas premisas.
A pesar de las multitudes, estamos solos. Estamos solos en el momento de nacer, cuando sin ningún tipo de comprensión, sólo atinamos a llorar. Estamos solos, a pesar de que está nuestra madre, cuando con miedo no la alcanzamos a ver, porque no nos da la visión. Estamos solos en nuestro interior, cuando después del primer beso nos queda el sabor de la gloria y de la alegría. Estamos solos cuando todas las noches apoyamos la cabeza en la almohada (donde sea) y reflexionamos o nos dormimos en el acto. Estamos solos en el dolor, aunque a nuestro lado está la persona que más nos ama, no puede penetrar en nuestro interior, no puede ser mi dolor, no puede ser junto a mi. Estamos solos, porque simplemente es así, nadie puede ser uno y otro al mismo tiempo y en el mismo lugar, por eso, quizás más que decir que estamos solos, podriamos decir el hombre es en soledad, porque el hombre es un individuo único.
Estamos solos
Autor: Orlando José Biassi  961 Lecturas
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Fría mesada de acero, que trasmitía el frío a tu cuerpo. Te miraba tras mis lagrimas, tu piel fría, dura, como porcelana, y mis lágrimas que me congelaban. Quería abrazarte, quería acostarme con vos, retroceder el tiempo y tenerte viva de nuevo. Mis lágrimas frías me despertaban, contemplaba tu cuerpo en la fría mesada y mis sueños de encanecer juntos, se desvanecía con cada lágrima que en tus mejillas se estrellaban. No hay cuentos de hadas,                     ni los mil besos que te dí te lograron despertar de tu sueño. Ya era hora, los del sepelio te buscaron, con mi último aliento y mis últimas lágrimas te vestí con la ropa que más te gustaba, y no me despedí, no podía, no puedo, porque tanto, tanto te deseo que no puedo y no quiero.
Estaba sentado en la vereda y de golpe baje la vista y a unos centimetros una pequeña hormiga cargaba un pedazo de hoja que era como cinco o seis veces su tamaño. Caminaba cruzando una piedra que parecía el Aconcagua al lado de ella, y yo me preguntaba ¿qué sentido tiene la vida? ¿para qué estamos, para hacer ciudades? ¿para vivir amontonados? ¿para crear elementos que nos mejoren la vida? Y la hormiguita había terminado de cruzar la piedrita. ¿Estamos acaso para crear un mundo mejor para los que vienen? ¿es éste el mundo mejor? o como decía Leibniz es el mejor porque es el único. Un auto aceleró y cuando llegó a la esquina frenó de golpe, ¿estamos para crear elementos para nosotros?, y ¿la consecuencia que esos elementos tienen en la naturaleza?¿las conocemos?¿las medimos? La hormiguita, se había topado con un charco de agua y lo estaba rodeando, quizas si hubiera sido Moises estaría abriendo las aguas. ¿El sentido de nuestra vida está dado por nosotros o por alguién más?¿Somos dueños de nuestro destino? o ¿simplemente alguién lo ha diseñado? o ¿simplemente somos el resultado de nuestros actos mezclados con los actos de los otros que se cruzan enredan y mezclan?¿Para qué estamos? o simplemente si estamos o no estamos el mundo igual existiría, la naturaleza igual existiría. La hormiguita entró a una zona de vereda y empezó a caminar por un dibujo del mosaico protegiéndose del sol, caminó por dos mosaicos y al tercero en la mitad estaba el hormiguero y se perdió dentro de él, llevaba la hoja para ponerla dentro de una cámara humeda de su hormiguero, en esa cámara por la humedad reinante y las hojas, crecerán unos hongos que son los que comen las hormiguitas, mientras la miraba perderse en el hormiguero ¿perderse?, levanté la vista, un auto pasó rápido, dos personas pasaron caminando y yo ... yo me encontré perdido en la vida.
¿Qué es el amor? Preguntó la Rosa al Jazmín y el Jazmín contestó: - Amor es dispersar en todos sentidos el aroma de mi flor para que sepan lo fragante que soy. Entonces la Rosa giró al desierto, y al Cardo le preguntó: ¿Qué es el amor? El Cardo abriendo su corola y dejando volar sus hijos, le respondió con cansina voz: -El amor es ver crecer a mis hijos, verlos prosperar y ser felices. Entonces la rosa dudando pensó: ¿Cuál de los dos tendrá la razón?
El otro día tuve un sueño, soñé que estaba en un desierto, nada me rodeaba, sólo en la lejanía se veían dos luces como faros. Me fui acercando despacio hasta que las luces tomaron forma, eran dos castillos inmensos de dura y sólida roca por cuyas alamedas se paseaban  los iluminados, seres en cuyas cabezas brillaba una luz.            Unos, los de la derecha, eran los iluminados divinos, cuya luz era triangular y tenían el conocimiento de la divinidad. Los otros los del castillo de la izquierda eran los iluminados  cósmicos su luz tenía forma de Universo y poseían el conocimiento de la materia. Entre ellos no se miraban, no se hablaban, una barrera transparente y sutil les separaba.             A la vera de los castillos, sin separarse mucho de los muros se paseaban los seres-sin-luz, que miraban con admiración a los iluminados y detestaban con igual pasión a los otros seres-sin-luz, que admiraban a los otros iluminados.             Mire a los iluminados divinos caminando y hablando entre ellos, mire a los iluminados cósmicos y tenían la misma actitud, ambos giraban como estrellas en el firmamento. En ese momento sentí un rumor de pasos y vi una muchedumbre que deambulaba por la línea media que separaba a los dos castillos, confundidos miraban hacia ambos lados. Me uní a sus pasos, la incertidumbre y la indiferencia me dieron un ritmo medio. Todo era medio, no lo soporté, salí presuroso y volví mis pasos de espalda a los castillos, extrañaba a las estrellas.             Estaba de nuevo en el desierto cuando pensé: no será que tantas luces terrenas no nos dejan ver la luz de las estrellas.
De alfa a omega, así quiero a mis amigas/os, sin concesiones, sin tranzas, ni obligaciones, ni pedidos. No impongo reglas, son mis amigos/as, no mis hijos/as. No les impongo horarios, son mis amigas/os, no mis empleadas/os. No les pregunto a quien aman, ni con quien comparten su cuerpo, soy su amigo, no les hago encuestas. No le pido que cambien, ellos son mis amigos/as, y no el ideal que hay en mi entelequia. Mis amigas/os son así, como los amigos de una anarquista, que no les pica la cabeza, y ellos hacen que mi alma se eleve, como que vuela. Por eso, y sin medidas. de alfa a omega así quiero a mis amigos/as.
No existo en el tiempo agigantado del vacío que envuelve a la nada que hago. No existo cuando grito desesperado cubierto de lagrimas en un cielo azul frío. No existo cuando corro y corro hacia la negación y agitado me detengo sin sentido, sin respiración. Existí cuando tus piernas comprimían mi cuerpo, apretando y soltando, como latido de corazón. Existí cuando tu aliento secaba mi traspiración y tu rostro era un estrella que brillaba como el sol. Existí en cada caricia que tu mano pintaba en mi piel el retrato de nuestros cuerpos haciendo el amor.
Existí
Autor: Orlando José Biassi  902 Lecturas
Amor entre comillas, es amor del momento, que te hace cosquillas, que te es alimento. Amor que se enrosca  muy dentro de tu alma como víbora tosca que envuelve la rama.   Un amor entretejido en canto de sirenas, y, el suave quejido que tu boca genera, un arbusto trepador, que por mi cuerpo monta, un sueño reparador de mi cabeza tonta.   Un amor imposible, mis sueños atormenta, manteniendo mi alma, mi dilema, mi celo, y descubre pasible, un amor que lamenta.   Es un amor de cama, que no tiene consuelo, el único posible, un amor de tormenta que mueve mi alma más abajo del suelo.
            Estábamos sentados en la casa de mi amigo Luis en San Marcos, habíamos hecho un buen fogón, se había preparado aloja para tomar y todos arropados mirando la magia del fuego nos pasábamos la bebida, cantando y escuchando historias. Hasta que le tocó la palabra a Tulián, descendiente de los comechingones que habitaban en esa zona, a los únicos que les devolvieron las tierras que les habían sacado los españoles. Carraspeo y dijo. - Voy a contar,  si me permiten, la historia de mi tatarabuelo  Claro Tulián, hizo una pausa y comenzó diciendo: Amanecía en la pampa, corría el año 1857 y la comitiva de los Tulián, se empezaba a despertar, el sol pintaba de rojo el campo, algunos pájaros se llamaban espantando la neblina matinal, no estaba frío,  pero  estaba fresco, con ese fresco del amanecer, con ese fresco de la primavera. Habían hecho campamento unos kilómetros antes de la posta de los Lobos en la Pampa porteña, era el último punto de su recorrido antes de volver para acá a sus tierras, antes de volver a éste su pueblo, Tai Pichin, ahora San Marcos.             Habían preparado mucha mercadería reservándola para ésta última posta, era gente de importancia y les compraban todo. Pero entre sus integrantes había uno, que se preparaba en forma especial, no para vender mercadería, sino para el corazón. Era el Claro Tulián que desde el año anterior no se había podido sacar de la cabeza aquellos ojos verdes que lo cautivaron, que le miraron, que le hicieron sentir a la tierra girar y ponerse de cabeza. Los ojos de la Elpidia Lobos, la niña de la familia Lobos, le habían cautivado y él creía que era mutuo, que a ella también se le embretaban las palabras en la boca cuando le veía, que el pulso se le aceleraba y se ponía toda nerviosa; eso lo creía cuando la moza paseaba más de lo acostumbrado entre ellos, haciendo que miraba la mercadería, siempre seguida de la muchacha que la servía y cuidaba y sus ojos se cruzaban y a él le temblaban hasta los pelos y sentía como si cientos de tormentas estallaran en el pecho.             La posta se mostró en el horizonte, formaron un círculo con las carretas, guardando la distancia de respeto entre ellos y la ciudadela, cerca del Lago de Monte y  empezaron a preparar las mercaderías para que estén mejor lucidas. Traían lazos de ocho tientos, trenzados a mano, vasijas de barro cocido con hermosos colores, arrope de tuna, patay y frutas en conserva y seca. Además todo para preparar, si las ventas salían bien y festejar, mucha chicha y mucha aloja.             Las ventas empezaban como siempre, regateando precios, había mercaderías para trueque y había mercadería que era para vender por patacones, no siempre los Lobos tenía cosas que se necesitaban. El señor de la pulpería, Don Lobos, se paseaba entre los objetos y preguntaba, lo seguía su hija, la chiquilla ya no escondía que le interesaba más el Claro que los dulces o los tientos, con su fiel criada, revoloteaba como mariposa entre las mercaderías cruzándose con el Claro, parecía una danza sin música, pero que ya a nadie ocultaba la atracción que se tenían. Don Lobos hacía como que eso no pasaba, pensando que eran arrebatos de su pequeña, que iba a saber esa niña con sus catorce años.             El cazqui, tío del Claro, no lo tomó tan a la ligera, su sobrino era buen trabajador, ese muchacho fornido, antes lo ayudaba mucho. Desde que esa niña le clavó la mirada andaba tonto, no trabajaba, se le caían las cosas de la mano;  por eso decidió actuar y a la noche con todo el ceremonial, se fue hablar con el padre para pedirle la mano, como mandan las costumbres, además desde que estaban acristianados no podían hacer cautivas. Que fácil sería, la pucha, pensó, cuando después de la reunión, el padre de la niña le dio a entender, con toda la sutileza para no ofender, que el cacique o estaba loco o se había machado con chicha antes de tiempo.             Si el Claro estaba sonso, ni para sonso después que se enteró del rechazo. Andaba dando vueltas, mirando el horizonte con los ojos en la nada. La niña ya no revoloteaba y, aunque había sido una buena venta no hubo festejos, que se va a festejar con el Claro más triste que lobo sin luna. Partieron al amanecer del segundo día con mercadería y patacones, con el Claro más callado y triste que nunca, más raro era que no se separaba de la carreta de la cocina, que era la última en la caravana. La marcha fue tranquila y silenciosa iban para los pagos de Calomochita, a cambiar una mercaderías que le habían encargado previo paso por la ciudad de Río Cuarto.  Cerca del medio día pararon en los campos de Junín como para comer algo, cuando en el carro de la cocina la descubrieron a la Elpidia con su criada, escondida, hecha un ovillo para que no la vieran, temblando de vergüenza,  miedo y amor cuando se le acercaba el Claro. Si el Cazqui no murió ahí, iba a vivir mucho, y no murió. Se rascaba la cabeza mientras miraba al Claro que abrazaba a la niña como queriendo protegerla, ¿qué hacer?. Le daba pena esa niña tan enamorada y más pena le daba su sobrino. Sin pensarlo mucho, le dijo al Claro que agarre tres de los mejores caballos y tome la ruta al Río Saladillo y lo espere en las orillas por la zona de la Laguna La Brava, que allí la policía de la zona no tenía jurisdicción. Y diciendo y haciendo, el Claro tomó los caballos, cargo a la Elpidia y a la criada en los suyos y partieron al galope para la zona de Córdoba. A todo esto y pensando un poco, el cazqui le ordenó a cinco de sus hombres que salgan a galopar duro y parejo un par de kilómetros y que estén atentos por si aparece la comitiva buscando a la niña, cuando eso pase que dejen pasar un tiempo y aparezcan, pero que no dejen de galopar en ningún momento.  Les dijo que tenían que parecer muy cansados como si hubieran galopado por lo menos medio día. Como a las dos horas cayó una comitiva encabezada por el propio Don Lobos y varios policías de la zona; saludaron con dureza y Don Lobos lo encaró al Cazqui y le recriminó por su hija, éste le dijo que no sabía de que le hablaba, el otro le dijo que la niña había desaparecido. Fue un diálogo duro que terminó cuando Don Lobos dijo - Basta. Revisen el lugar. - Revise, le dijo el Cacique, acá no ocultamos a naides. - Y el Claro, preguntó, don Lobos. - Ni sabemos, contestó el cacique, desde anoche que no está, es más, mande una partida de cinco hombres a que rastrijen la zona, se perdió con una bolsa de patacones y charqui.             La partida terminó de revisar y dio la novedad, no hay señales ni de la Elpidia, ni de su criada, ni del Claro. -Bueno, dijo Don Lobos, es evidente que el Claro y la Elpidia andan juntos. - A di ser, dijo el Cazqui, pero no por acá. - Me dijo que mandó una partida. - Y si con lo abombao que estaba el Claro, no sé si perdió o sé jue.             De repente se sintió un galopar de caballos, y ahí venían a las cansadas, los cincos hombres de Tulián, parecían que habían cabalgado como desesperados un día, por la cara de cansados, hasta habían mojados los caballos para que parezcan transpirados. El Cacique los miró y para sus adentros pensó, mis hombres no sé si serán guerreros, pero pa´farsantes son d´ahi. Y con cara seria le dijo. - Noticias del abombao de mi sobrino. - No, anduimos hasta que el sol se puso alto p´ande están los Ranqueles y de ahí nos volvimos. Ni rastros del Claro. - Ta gueno, pa´las casas no a d´ir pos es el primer lugar que Ustedes lo hain de buscar. - Cierto dijo Don Lobo. Además si ya llegó a Córdoba éstos, señalando a los policías, no tiene jurisdicción. - A di ser, dijo el Cazqui, güe nojostros seguimos viaje.             Mientras acomodaban las cosas, era como que don Lobos se resignaba, y antes de partir, habían pasado como ocho horas,  suficiente como para que el Claro ya haya llegado al punto de reunión, lo miro y le dijo al Cacique. - Dígale que se cuiden.             Y se volvió hacia sus pagos con la partida.                        El cacique ordenó la partida pensando en su sobrino y que en realidad no fueran tan abombado como para perderse. Al rato tuvo que ordenar pasar la noche. No hubo muchos preparativos, ya que tenían que partir temprano. Mirando las estrellas, el cacique se durmió, sin saber que eran las mismas estrellas que el Claro y la  Elpidia miraban desde la orilla del Saladillo, cansados por el viaje, temblorosos por el futuro.             Al otro día a la mañana temprano, se pusieron en marcha hacia el punto de encuentro, al poco rato lo encontraron, ahí estaban el Claro y la Elpidia, él fuerte y sereno, ella temblorosa como una gacela perdida, cuando el cacique llegó, se saludaron y separándolo al Claro, le preguntó que le pasaba a la niña, y éste le contó que estaba asustada por lo que pudiera hacer su padre. El cacique comprendió, entonces llamándola, le contó a ella y a su sobrino todo lo acontecido, eso tranquilizo a la niña.             Continuaron viaje hasta que llegaron a Tai Pichin, los casó un sacerdote y vivieron felices tuvieron cuatro hijos, Felipa, Fabián, Clemente y Benjamín, a quien mi tatarabuelo no llegó a conocer porque la muerte lo sorprendió, cerca del año 1894. Tulián calló, todos miramos las pocas brasas que quedaban, ya era tarde, en silencio nos fuimos retirando a dormir, hasta que Tulián volvió hablar. - Por eso algunos de los Tulián tenemos ojos verdes, somos apuestos y elegantes.             Lo miramos, nadie pudo contener la carcajada, y nos fuimos a dormir.
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