Han pasado ya casi tres días desde que desperté y hasta el momento no veo indicios de saber hacía dónde me dirigo. Sólo nos detenemos una o dos veces al día para comprar alimentos y aventármelos mientras estoy tirado en el suelo.Mi herida del pecho sigue mal, pero nada que un par de vendas no puedan curar. Extraño a mi familia, mi madre, mi padre, mi hermana Sarah... Pero no puedo detenerme a pensar en ellos cuando puedo morir aquí.¿Qué querrán de mi?Aquél día en la escuela, una balacera interrumpió mi clase de Filosofía. Por un momento pensé que era algo bueno, hasta que vi a dos compañeros muertos y a los demás horrorizados, temiendo por sus vidas.Y me encaré a ayudar a algunos de ellos a salir de la escuela.En cambio, recibí un balazo y ahora estoy secuestrado. O eso pienso yo.Los hombres que me llevan van vestidos de negro, con chalecos antibalas y armas perforadoras. Dan miedo, la verdad.No quiero preguntarles nada, sólo sigo esperando... 

No sé dónde estoy.No sé qué ha sucedido.Pero sí sé qué podría pasar. Llevo encerrado en el furgón de una camioneta blindada por más de un día, yendo hacía el sur, según veo. Herido gravemente, atado de manos, ropa rasgada y hecha para el frío.¿Hacía donde me dirigo? ¿Qué es lo que harán conmigo?¿Quiénes son estas personas?Jamás debí salir de casa, desobedecer a mi familia y seguir a mis amigos. Sólo me trajo este problema, y gracias a ello no sé si algún día volveré. Me llamo Ryan Henaine y debería estar muerto. Mataron a Roger y a Alfonso.Pero no me mataron a mí. En cambio, sólo recibí un tiro en el pecho. Y heme aquí, con vendas y anestecia, resignándome a mi destido. Lo que el futuro me depare es incierto, pero intentaré recobrarme y saber qué sigue.¿Por qué no he muerto?