Se me ofrece un culo peludo, oscuro, tibio y agrietado, me lanzo sobre él con la verga bien parada no sin antes lubricarlo con un gargajo verde que lo traía atorado desde hacía horas, es demasiado estrecho para recibir mi falo erecto y rebosante de tirar y esparcir los mecos sobre sendos nalgones y un coño peludo que asemeja los labios de un negroide habanero. De dos a tres cincelazos le arrempujo la caca hasta atascarle el ano y la dejo pulverizada con el recto bien rojote; me salgo del chimuelo acribillado con la verga embadurnada de su heces y me pide se la meta por la boca, saborea la materia fecaloide y me vomita mis preciosos genitales seguido de un rodillazo en la nariz me la acicato de los pelos imaginando Justine ou Les malheurs de la vertu. Fin del acto, amedrentando los sentidos se disuelve en este mar de luces y siluetas predispuestas al sadismo fétido.  Me sumo en el sueño más pletórico de coños que he tenido en vida… y una reverse cowgirl se abalanza sobre la mente retorcida del durmiente Donatien.         Sr. Vértigo  

Ojos azules como el mar se volvieron distantes instante tragicómico azulado vuelve a permear el vacío, fugazmente me abro paso entre el mar alcohólico de mi locura infinita brillantez lúcida no vuelve en mi nunca más y el mar se torna eterno así como el cielo azul que alguna vez amé   se yergue el cuerpo entre centellas relampagueantes y se sume en volutas de humo hilarantes hacía el horizonte norteño, vuélvase en mi tu otrora amor recíproco y cálmese la voraz marea que no revuelque más a este tipo abandonado en medio del océano y muéstrame el camino hacía la luz fugaz de otros ojos taciturnos   que se abre paso la marea envolvente y fulgurante en mi corazón obtuso raya ya en mi interior el iceberg de tus cuencas oculares que enfrían vorazmente el corazón atolondrado y nuevas formas y colores vienen centelleantes a mi mente, para escapar de las fuertes olas de este mar cada vez más remoto   Sr. Vértigo

Joe siente cómo han menguado sus habilidades pugilísticas, la fuerza y la energía que otrora tenía en la juventud se han visto superadas por la rapidez y contundencia de los golpes del joven George, siente cada impacto estrellado en su cara a base de fuertes rectos y japs que recorren su interior y lo mandan a cavilar sobre aspectos poco relevantes de su ahogada vida miserable, la mirada furtiva e irreverente que le hace el referee no le deja otra salida que saborear el dulce momento del cloroformo, los Cleto Reyes van y vienen marcando un ritmo constante en el vaivén de la pelea, es ensordecedor el ruido que acompaña el ímpetu del joven contrincante, ya no responden sus miembros bajos a sus órdenes inmediatas, un hilito de sangre le va recorriendo el rostro bajando por el pómulo izquierdo le cosquillea suavemente la mejilla y no devuelve ya los golpes, se ha acabado el toma y daca. Ahora observa cómo un rayo de luz se le cuela por el ojo derecho y le encandila fuertemente ahogándole los impulsos peleadores, se atraganta con el chorro sanguíneo que le inunda la boca y le sabe a gloria el golpe que le asestan en plena mandíbula y que lo manda a la tierra de Morfeo; se sumerge en un sueño pletórico de lágrimas que semejan el hilito de la sangre que le ha alcanzado ya los pies, en su sueño no hay expectativas, todo es incertidumbre y no hay quien espere algo de él, se siente como en un juego de niños alcanzado ya por la inocencia olvidada en el mar de recuerdos infinitos; unos ojos mortecinos se le acercan para indagar acerca de su estado físico, el pugilista victorioso prorrumpe en llanto al anunciársele la muerte súbita de su viejo contrincante, ya no grita el respetable sus clamores pendencieros de hace unos momentos, todo el recinto entero se inunda de un silencio majestuoso acompañado de la marcha fúnebre y funesta que le da el último adiós al miserable gladiador batido una vez más en esta ardua carrera que arrebata más vidas que la meritita chingada… Se ha colado el fuerte rumor de que el gran George se acaba de apuntar una pelea ni más ni menos que por el campeonato, total una vida de ese talante no se desperdicia en vano.