• Elena Valenzuela
sara hellen
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  • País: Costa Rica
 
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HACIA TI
Autor: Elena Valenzuela  483 Lecturas
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Despedida
Autor: Elena Valenzuela  471 Lecturas
Milena tenía un gato.Un hermoso animal negro y reluciente, que ella cuidaba con primor.Todos los días el minino se iba a dar un paseo por los tejados del vecindario.Una tarde trajo atado a su collar de terciopelo rojo una nota que decía:Encantadora señorita:Desde hace tiempo que su gato viene a visitarme, lo he seguido para saber a donde vivía y ayer por fin supe que usted es su dueña. Estoy deseando conocerla de cerca. Quiere usted venir a pasar un deliciosa velada conmigo? Soy un hombre con mucha experiencia, puedo hacerla muy feliz se lo garantizo. Además que soy bien parecido. Llámeme y no la defraudaré. Un saludo de enamorado.Samuel.Milena sonrió, acarició el lomo del gato. -Este gatito es un tesoro...- pensó. Y seguidamente cogió el teléfono.
Siempre lo veía pasar cuando iba de camino para su casa. Ese desconocido que apenas la miraba al pasar por su lado. Bastaba un instante para que Gracia la costurera se pusiera a temblar. Ese hombre le ponía la carne de gallina y no precisamente por miedo. Era tan atractivo.Aquella tarde llovía y lo vio bajar por la calle tratando de protegersedel chaparrón.Entonces se decidió y le llamó con un ademán.-Quiere pasar y secarse?-le preguntó aparentando seguridad.Él la miro con sorpresa -Vivo sola -aclaró ellaUna cálida sonrisa y luego contestó:-Si...Y ella le dejó entrar. 
En un tiempo ya olvidado, nuestro planeta estaba habitado por cinco razas de seres superiores. Procedían de diferentes puntos del espacio exterior. Los dioses antes de marcharse habían repartido equitativamente las tierras y los mares y entre ellos reinaba la paz y la concordia.Pero un día llegaron "ellos" los demonios de alas de murciélago y ojos de rubí, y la tierra conocida se vio invadida por la guerras y la hambruna.Entonces los dioses decidieron regresar y poner orden en aquel caos.Mezclaron las razas y engrendraron hijos hasta que surgió una nueva raza más fuerte. la de los humanos que hoy somos.Los demonios se vieron obligados a descender a las profundidades y a vivir condenados a la noche y a la oscuridad.Pero aún tiene poder sobre las sombras. Son ellos los amos de la oscuridad que esperan volver a reinar...destilando su malignidad en la sangre de los hombres. 
Aquella soleada mañana de mayo una lluvia de algo parecido al polen cayó sobre los campos de trigo y nadie supo explicar el origen de tal fenómeno. A los pocos días ya la gentes del pueblo ni se acordaban de ello. Y pasaron los días y los meses sin que se volviera a hablar del tema.Por eso cuando las espigas maduras fueron cosechadas nadie lo relacionó con el sorprendente tamaño de sus granos, casi tres veces mayor de lo normal. El trigo fue molido y luego transformado en pan y el pan lo comió el pueblo. Al cabo de un tiempo nacieron esos niños tan robustos que crecían altos y fuertes como titanes.Se hicieron mayores y se marcharon no se sabe donde. Nadie quiere hablar de ello en el pueblo.Mejor olvidar que un día de entre ellos nacieron gigantes. 
LAS ESPORAS
Autor: Elena Valenzuela  486 Lecturas
Al principio no le dió importancia. Parecía una piedra volcánica común. La colocó en la estantería junto a las demás y se olvidó de aquel pedruzco negro.Pasaron tres meses...y una noche mientras escribía un email, sintió como si alguien le observara fijamente. Estaba solo en casa y trató de no inquietarse, pero la sensación cada vez era más y más fuerte. Dejó lo que estaba haciendo y se puso a buscar con la mirada lo que le producía tal sensación. Nada... salvo que la piedra negra se había caído al suelo y se había roto en varios trozos. Se agachó para recogerlos y cuando los tocó se dió cuenta de que casi quemaban.Algo nervioso miró a su alrededor, pero no percibió que en un rincón de la habitación una diminuta araña metálica de ojos rojos le observaba o más bien le filmaba... 
El meteorito
Autor: Elena Valenzuela  619 Lecturas
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El mago egipcio
Autor: Elena Valenzuela  527 Lecturas
 San Salvador 1980...el país estaba sumido en plena guerra civil. Lidia buscaba desesperada a sus hijos adolescentes que desde hacía una semana habían desaparecido sin dejar rastro.Una noche mientras miraba desconsolada hacía negrura de la noche, una extraña luz verdosa se le acercó y revoloteó insistente alrededor suyo. Parecía decirle que la siguiera y ella sin pensarlo la siguió. Montaña arriba hasta las laderas del Izalco. Creyó que iba a detenerse pero entró en una especie de grieta que se abría casi en el cráter.Siguío hacia las profundidades hasta que la luz se detuvo.Entonces los vió...ahí estaban sus hijos sanos y salvos.Abrazos y lágrimas de felicidad.-Ven con nosotros mamáUna enorme nave les esperaba; subieron rápidos por la escalera. Eran los últimos en abordarla.Y tomó rumbo hacia el espacio exterior hasta un planeta sin guerras. Infinitamente lejos.Entonces Lidia supo porqué la gente hablaba de que en el volcán a veces se veían ángeles. 
 Duerme con la ventana abierta la señora del 5º; y a veces se deja la luz encendida.Yo desde aqui la espío, ella no se lo imagina.Hasta me he comprado unos prismáticos.Ya no es joven pero es aun hermosa.Me gusta tanto...Tengo un plan. Mañana llamaré a su puerta.Le diré que soy el portero.-----------------------------------------------------------------------------------Hoy ha venido el nuevo portero es muy agradable.Está como quiereNo se porque pero creo que le gusto por la forma de mirarme.Soy una mujer madura pero sé que estoy de buen ver.Le he dicho que venga a cenar, y ha aceptado.Si consigo meterlo en mi cama, cerraré las cortinas para que el pervertido de los binóculos no nos vea.-----------------------------------------------------------------------------------Dos meses despuésPor no necesitarlos se venden prismáticos de primera calidad.A buen precio. Teléfono...
David despertó relajado, sin dolor de cabeza.La sensación de bienestar le embargaba.Estaba amaneciendo,Lorena dormía plácidamente a su lado. Le dio un suave beso, y procurando no despertarla, salió de la cama.Su querido perro Yorki le saludó tan cariñoso como siempre, preparó café que saboreó con calma mientras contemplaba el amanecer.Se sentía feliz... muy feliz.Escuchó a su mujer que se levantaba y le sirvió una taza.Tantas veces lo había hecho ella.----------------------------------------------------------------------------------Me estoy volviendo loca...desde hace ya varios días que al levantarme  encuentro con café recién y servido.Además de ese aroma en mi cama...Debo de ser yo misma que hago las cosas sin darme cuenta...Pero desde que murió David no me había sentido tan tranquila, es como si estuviera cerca de mí ya no sufro cuando pienso en él.Me siento reconfortada.----------------------------------------------------------------------------------Yorki meneaba la cola mientras observaba el sillón vacío, el preferido por su amo.Vacío???
La furia le mordió el estómago como un perro salvaje...pero simulando no haber visto nada se alejó de la habitación sin decir nada.Ya tendría la oportunidad de vengarse.Ahora mejor era disimular y esperar.Hacía tiempo que Alba sospechaba que su marido chateaba con aquella mujer...él le decía que era algo tonto sin importancia pero ella sabía que no era así.Un mes después en el periódico de la mañana venía la noticia." Muere decapitada en accidente de tráfico la esposa de un conocido hombre de negocios"La cara desencajada del marido de Alba era un poema.Disfrutó mirándolo y sonrió para sus adentros.Luego se dirigió al jardín y acabó de quemar los restos de aquella muñeca de cera a la que le faltaba la cabeza.
Voy por las calles de esta ciudad muerta.El silencio absoluto ensordece mis oídos.A veces el viento dice algo.Pero aquí ya no queda nada con vida; desde que "ellos" acabaron con todo.Vinieron desde muy lejos...más bien regresaron...En tres días absorbieron la energía de todo ser vivo  las plantas, los animales, los humanos...Y cuando acabaron con todo, se marcharon en busca de otros mundos de los cuales alimentarse. Al principio creímos que eran catástrofes naturales, terremotos, tsunamis...pero nos equivocamos.Eran ellos que nos necesitaban para abastecerse.Y cuando nos dimos cuenta era demasiado tarde.Tampoco hay tiempo para mí, pues cuando despierte de esta pesadilla,no recordaré nada.Ese es su truco.
Los cosechadores
Autor: Elena Valenzuela  580 Lecturas
 Ya casi no quedan descendientes de la antigua estirpe de gigantes en este planeta.En la horrorosa guerra que provocó el genocidio de Ruanda, cayeron los últimos. Vivían en las montañas, semiocultos y venerados por los pocos que conocían de su existencia.Pero como eran conocedores de grandes secretos del origen de la humanidad, se les localizó y se les exterminó, al menos es lo que hicieron creer a las pobres gentes que sufrieron aquel horror.En realidad sobrevivieron tres, dos fueron secuestrados para estudiarlos.Y solo uno consiguió escapar adentrándose en las inmensas cuevas que conducen hasta el gran lago subterráneo, en cuyas márgenes habitan sus hermanos de raza.Esto fue lo que me relató Zyank Sinué antes de morir hace unas horas en la mesa del laboratorio...
 Hacía seis meses que Ximo había caído como fulminado por una fuerza invisible en mitad de la calle. Lo llevaron inconsciente al hospital y despúés de someterlo a varios exámenes le diagnosticaron un tumor cerebral. Y ahora languidecía en su casa, esperando el momento final que cada vez veía más cercano. Fui a verle como todos los domingos, pero esta vez lo encontré muy nervioso.-Sé que me queda muy poco...-me dijo entregándome un pequeño cuaderno-guarda esto lo mejor que puedas y si decides investigar sobre esto ten mucho cuidado que si te localizan te pasará lo mismo que a mí...----------------------------------------------------------------------------------Ximo murió pocos días después. Ahora intento escapar, pero no quiero destruir los apuntes de mi amigo, y toda esa lista de páginas webs, links y correos que él se atrevió a abrir y que le costaron la vida por hablar de ellos. Esos seres también acabaran encontrándome si no desconecto ahora mismo de la red para siempre.
La red oscura
Autor: Elena Valenzuela  456 Lecturas
 Lamentablemente hubo que encerrar a Juana en aquella casa de reposo...Era lo más adecuado a juzgar por los acontecimientos que se desencadenaron aquel verano en el pueblo.Al principio sólo hablaba sola y parecía ensimismada, luego decía escuchar voces que la llamaban desde lo profundo del bosque.Poco después la encontraban deambulando por las noches con la mirada perdida.Pero lo que realmente alarmó a sus ancianos padres fue cuando empezó a hablar en una lengua extrañísima.Cuando le preguntaban por lo que le sucedía ella no acertaba a decir nada más que su novio de las estrellas, vendría pronto a llevársela.Una noche se extravió y no la encontraron sino dos día después, totalmente inconsciente en lo alto de una colina próxima.Cuando despertó no hablaba, ni reconocía a nadie, ni siquiera a sus familiares más cercanos.Les observaba a todos con expresión ausente y profundamente triste.Y así hasta el último día de su vida.
La sonámbula
Autor: Elena Valenzuela  484 Lecturas
Bravo guerrero de tantas lides siempre temido y respetadopor amigos y más por enemigosamado y admirado por ellasy también odiado a vecesEsta tarde entre mis brazossenti tu vulnerabilidad y tu temorgigante de hierro endurecidopor las forjas del tiempo y el dolorincreíbles batallas libraste soloen silencio has soportado prisioneroen la lóbrega mazmorra del almade donde no quieres salir ni puedesporque la desconfianza creciócomo la zarza barranqueraenredándose en tu espírituasfixiando tu ilusión y tu soñardejándote con un puño cerradoocupando el lugar del corazón.Ven a mi guerrero y descansaque en mi regazo la ternuray en mis brazos la confianzaencontrarás un remedo de amorpues otra cosa no puedo darteque yo también tuve que dejar mi espada, mi escudo y mi yelmoque no por ser mujer los descargopues también guerrera soy siempreven mi cuerpo, tiempo ya te esperadale de beber a mi tierra sedientaque yo te daré un sitio acogedorcálido y suave en donde tu espadapueda sus últimas batallas librarVen amado mío que la guerra no es y ahora la paz es nuestro destinoVamos que el miedo ya nunca seráahora eres amado, eres bendecido.   
El profesor-Entonces sólo será necesario conectar con la conciencia de las células-. Comentaba el profesor ante unos alumnos que le escuchaban fascinados.-Porque las células son organismos inteligentes que cumplen con la misión para lo que han sido programadas, pero de forma automática porque no comunicamos con ellas -continúo diciendo mientras dibujaba una especie de croquis en la pizarra.Uno de los estudiantes preguntó-¿O sea que seríamos capaces de curarnos nosotros mismos, con sólo darles las indicaciones necesarias?-Por supuesto! respondió-Lo que sucede es que desarrollamos nada más que una mínima parte de nuestro poder mental,no aprovechamos nuestra conciencia creadora.Sencillamente somos casi tan autómatas como nuestras células- Y dando por terminada la clase añadió:-Haga usted la prueba la próxima vez que le duela la cabeza...----------------------------------------------------------------------------------------André nunca olvidó aquellas palabras dichas con tanta seguridad por aquel extraño profesor.estaba seguro de que le debía parte de su gran éxito como médico cirujano.
El profesor
Autor: Elena Valenzuela  467 Lecturas
  Embarazada de dos meses Angélica intentaba dormir aquella noche de verano. Tal vez era el calor pero a pesar de estar muy cansada no conseguía conciliar el sueño.En cambio su marido dormía plácidamente a su lado.De repente una sensación extraña la sobresaltó, una sombra se acercaba muy despacio hasta el borde de la cama.Horrorizada no podía moverse y menos gritar.La sombra en la penumbra tomó forma de mujer, muy alta, vestida de negro, largos cabellos oscuros y ojos que brillaban como brasas.Se inclinó sobre la futura madre y le tocó el vientre.-Déjame entrar-susurró la sombra-quiero volver a vivir...Angélica cayó en un sopor parecido al sueño.Meses después dió a luz a una hermosa niña, todos estaban felices con la recién llegada, sin embargo la joven madre sentía una oleada de terror cada vez que veía brillar los ojos de su hija y recordaba aquella rara pesadilla de verano.
Pesadilla?
Autor: Elena Valenzuela  631 Lecturas
 La noche cayó como un manto de plomo, sorprendiendo a Demetrio, el pastor; encerrando a las ovejas. Un escalofrío le invadió al sentir la oscuridad tan repentina...si aún no era tan tarde.Sus fieles perros permanecieron silenciosos a su lado y eso le reconfortó.Tomó el camino de casa caminando lo más rápido que pudo.Pero al cruzar el sabinar una extraña luz verdosa llamó su atención.Como se  movía entre los árboles pensó que era alguien con una linterna.-Quien va?-preguntó, pero el silencio fue la respuesta.La luz continuó saltarina internándose en el bosque y Demetrio la siguió sin titubear.-----------------------------------------------------------------------------------Los perros volvieron solos a casa y al joven pastor nunca se le volvió a ver ni vivo ni muerto.Le buscaron durante días, pero únicamente encontraron su morral enredado en unos larguísimos cabellos de mujer tan negros como aquella noche de "luna negra".
Lilith
Autor: Elena Valenzuela  458 Lecturas
 En la taberna un individuo totalmente borracho insistía en que se había encontrado con un alienígena.Nadie quería escucharle, pero sin embargo él continuaba repitiendo su extraña historia.Hasta que empezaron las bromas.-A ver demuestra que dices la verdad...- desafió una voz desde un rincón.-Claro que tengo pruebas-respondió el aludido poniéndose serio.Entonces introdujo la mano en su bolsa de viaje. Y extrajo algo que exhibió orgulloso ante los asombrados clientes.Y colocó una esfera de cristal muy brillante encima del mostrador.30De repente se abrió la puerta de la taberna y dos hombres fornidos entraron e intimidando a los viandantes con su mirada de acero, se llevaron al borracho y su esfera.Al día siguiente nadie recordaba el incidente. -Esta bolsa de quien es? preguntó la mujer de la limpieza.-No lo sé pero hay una enorme cola de reptil dentro...contestó el cantinero.
Bolsa de viaje
Autor: Elena Valenzuela  485 Lecturas
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La voz del agua
Autor: Elena Valenzuela  528 Lecturas

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