• Francis Pie
seagirl
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  • País: Chile
 
Una chica está sentada, apoyando su cabeza en la mesa, su academia ha terminado pero al parecer se queda a esperar a una persona. De pronto un chico entra a la academia, se sienta al lado de ella y le dice: -¿Qué te gustaría que pasara? -No lo sé, por el momento se lo que no me gustaría que pasara. -¿Y qué es eso entonces? -Que te vayas del colegio en tan poco tiempo. -Ay, vamos, si nos podemos seguir juntando. Apenas me den el horario de la universidad vendré al colegio los días que pueda y nos iremos juntos-Le dijo sonriendo. -No entiendes-Le dice ella, levantando su cabeza y mirándolo-, tú me olvidaras, te iras, te pondrás a estudiar y yo no seré más que una simple pendeja que alguna vez conociste. De pronto mire mi celular, la profe aun no llegaba a la sala, estuve la hora y media sin hacer nada, bueno, toda la academia ha estado sin hacer nada, hasta que al fin un inspector llega y nos dice que nos podemos retirar. En eso, la chica toma sutilmente la mano del chico, la suelta, toma sus cosas rápidamente, y sale de la sala. El chico salió tras ella, yo decidí seguirlos. No vi muy bien por donde subieron al tercer piso, pero estaban en los casilleros de la sala 53 de ciencias, ella al parecer lloraba, él se sacó su chaqueta y se la puso en la espalda, luego de eso la abrazo. Hablaron un poco, y luego el bajo. Ella saco sus cosas. Yo me dirigí a mis casilleros. Me despedí de unos amigos, era tarde, estaba bastante obscuro, pero a mí me gusta la obscuridad. Luego fui al hall, y ahí estaban ellos, el la estaba abrazando. No sabía quiénes eran, el usaba una chaqueta de cuarto medio pero no se parecía a ninguna que los cuartos de este año estuvieran usando, y a la chica no la había visto jamás. De pronto, el chico me mira, y me doy cuenta de que ese chico es igual a mí, era yo. Desperté bruscamente. Me dedique a buscar a la chica en el colegio pero no dio resultado. Paso un año y di con una chica similar a ella, al parecer había llegado recién ese año al colegio, pero la chica de mi sueño era un poco más delgada y tenía otro corte de cabello. Al otro año ella se cortó el pelo mucho más corto, parecía hombre. Me hablo por Facebook y nos juntamos unas que otras veces, luego dejamos de hablar. Paso otro año, mi último año se acercaba, me hice muy amigo de esa chica, me gustaba bastante, ella iba en primer año de secundaria, nos empezamos a ir juntos, hasta que un día, llegue a la academia y estaba ella ahí, cabizbaja. La mire bien, luego recordé mi sueño, me mire la chaqueta de cuarto que me habían dado recién ese día. Recordé que el día antes ella me había dicho que no quería que me fuera del colegio. Todo tenía sentido. Hice lo mismo que en mi sueño. Le pedí que saliéramos, que nos juntáramos un día sábado y fuéramos al cine. Nos besamos y al poco tiempo después fuimos novios. Ella me regalo una pulsera que decía “Naranjo & Azul”, por nuestros colores favoritos, y yo le regale un collar con un corazón azul el cual en el centro tenia nuestra “carita” representativa. Pasaron unos dos meses cuando decidí ir al mirador del cerro Santa Lucia, no sé por qué no invite a mi novia, pero fui. En eso me encuentro con un hombre que lleva de la mano a una chica. Se sientan cerca de mí. Ella mira para otro lado y le dice que deje de estar enojada. Se besan. Luego el saca un anillo de su chaqueta, se pone de rodillas frente de ella y le pide matrimonio, fue una escena bastante bonita, yo estaba ahí, sonriendo como idiota. La chica le dijo que si y se besaron, y fue ahí cuando vi que en la muñeca, el llevaba una pulsera que decía “Naranjo & Azul”. Mire el cuello de la chica y tenía el mismo collar el cual yo mismo había hecho y se lo había regalado a mi novia, en eso dije “estoy soñando otra vez”, y mire al hombre a los ojos, el me sonrió, se parecía a mí, era un adulto. Desperté en los brazos de Matilde, mi novia. -Te noto tenso mi amor. -Creo que me quede dormido… -¡Ja!, creo, buena esa.-Dijo ella, riendo. -Bueno si, me quede dormido, es que ayer me quede hasta tarde estudiando para el ensayo. -Justifíquese nomas, y oiga, ¿estaba soñando? -Pues, ¿Cómo lo sabes? -Es que el año pasado soñé que estábamos así, iguales, en la misma postura y todo, y tú te quedabas dormido y despertabas alterado y me decías que habías tenido un sueño loco. Me quede mirándola sin decir ninguna palabra, le sonreí, y la bese. Pensé que ahora solo tenía que esperar y vivir hasta que el momento llegara. También me pareció curioso que ella hubiera soñado todo esto antes, como si todo esto estuviera planeado desde mucho antes. -Eres rara amor, los sueños que tienes. -¿Qué tiene?, y amor, te doy un consejito… -Dígame nomas. -Mantente despierto.
Stay Awake
Autor: Francis Pie  697 Lecturas
“You've got me hypnotized I'm feeling so obsessed with you you left me paralyzed and now I'm stuck You got me stuck…Fuck It” -Paralyzed; Mystery Skulls. Decidí hacer caso a la sugerencia de mi profesor de matemática y salí de la clase. Yo solo quiero dibujar, es mi pasión y es de lo que yo quiero vivir, no entiendo porque me siguen enviando al liceo cuando lo único que quiero es dibujar, ser el mejor. Bueno, mi vieja me seguirá mandando al liceo, y estando en primero medio, todo para mí es horrible. Siempre eh sido un buen alumno, promedio sobre seis cinco, el mejor alumno del colegio, todas esas cosas de las cuales los adultos siempre se enorgullecen mucho. Me dedique a dibujar mientras esperaba que la campana tocara para luego irme a casa, aunque no se me ocurría ninguna idea brillante, puras mierdas sin sentido, sin sentido visual ni sensorial. Algo me falta creo. Bueno, cuando toco la campana, entre a la sala y guarde mis cosas. Una chica a la cual recién estaba conociendo ya que todos somos nuevos en ese liceo, me pidió que la dejara acompañarme hasta mi casa, y la verdad es que eso me hacía sentir bien. Se llama Isabel, y eh hablado un poco con ella, es linda, demasiado. No, no me gusta, yo tengo novia, bueno, mi novia vive en Santiago, como a nueve horas de viaje desde allá hasta Angol, donde vivo. Se llama Marietta, y como me encanta. Me encanta que tenga un buen promedio, me encanta que tenga los ojos de ese color exótico el cual no se sabe si es verde o café, me encanta que le encante My Little Pony, me encanta que le guste reír, me encanta que sea ella, lo único que odio de ella, es que viva tan lejos. El camino con Isabel fue bastante agradable, ella estaba bastante sonrojada, no decía ninguna palabra. Muchos de mis compañeros decían que yo le gustaba. Ella saco un cuaderno de su mochila y me dijo que quería mostrarme un dibujo que había hecho para mí; atine a sonreír. -Hugo, no encuentro el dibujo, creo que el cuaderno se me ah quedado en casa-Dijo Isa, un poco triste. -No te preocupes, a todos nos pasa. Me fue dando una explicación eterna de porque se le había quedado el cuaderno en casa y me pidió disculpas como por media hora, era rara. Paramos afuera de mi casa, nos despedimos de un beso en la mejilla, y eso fue lo que en mi desato todo. Mi mente empezó a dibujar hermosas creaciones, miles de ideas se me venían a la mente, inspiración, y fue ahí cuando ella mas encima ella me dijo que yo le gustaba. No le respondí nada, entre a mi casa y luego me dirigí a mi pieza, estaba confundido. Una relación a distancia igual era complicada, e Isabel me tentaba. Me conecte a Facebook para ver si Marietta estaba conectada, necesitaba hablar con ella, pero como era de esperar, no lo estaba. Hace una semana que no sé nada de ella, no contesta el celular ni nada, tal vez quiere evitar tener comunicación conmigo porque encontró algo mejor, bueno, basta de pensar eso. Isa me hablo por el chat y me dijo que mañana quería que nos juntáramos en la plaza que está a dos cuadras del colegio cuando saliéramos, que necesitaba hablar conmigo en persona para explicarme lo que me había dicho. Al otro día, cuando salimos de clases, nos fuimos a la plaza, ella me dijo un montón de cursilerías, hermosas. Mi mente volvió a crear esos dibujos hermosos. Nos besamos. Yo quede mal, salí corriendo, acababa de hacer algo indebido, le fui infiel a Marietta. Llegue a mi casa a conectarme para ver si ella estaba, pero no, y ya me estoy cansando de esto, de no poder saber de ella, y quería sentirme bien con alguien, y con Marietta… Decidí que cuando tuviera comunicación con ella le diría que nos tomáramos un tiempo, que necesitaba un tiempo para estar solo, bueno, ese tiempo se llamaba Isabel Núñez. Pero Marietta no se conectaba. Pasaron dos días, y la noticia llego al colegio: el interescolar nacional de robótica se realizaría en nuestro colegio. Vaya, al fin algo que no hacen en Santiago. Estaría plagado de ñoños, yo soy uno de ellos pero no ando metido en esas cosas, así aparento, además, sería una lata estar en esa mierda de concursos o lo que sea. Nuestro profe de Física nos dijo que saldría un seleccionado de Angol y se uniría al grupo de Santiaguinos que viajarían a Nueva York, vaya, eso me tentaba, pero no podía, yo quiero ser un dibujante, y participar sería como darles en el gusto a los adultos que me rodean, además no me interesa tanto la robótica. Isabel entro al concurso, y yo bueno, como un imbécil, decidí hacerlo también, solo para pasar tiempo con ella “estudiando” para el gran día. Cada vez que me besaba con Isa era algo tan genial, muchas cosas pasaban en mi cabeza, creaciones, de todo. Yo me sentía bien. De Marietta nada sabía, no se conecto durante un mes, y cuando lo hizo, no alcance ni siquiera a decirle “hola”; de alguna forma yo estaba nervioso por el interescolar, participar con Isa seria increíble, pero uno de los dos solamente podría viajar y unirse al grupo de ñoños de robótica. Cuando el gran día llego, recibí un mensaje de texto de Marietta diciéndome que me amaba, y que necesitaba hablar conmigo. Vaya, me emocione demasiado cuando vi su mensaje, pero luego recordé lo que había hecho con Isa y lo que tenía que decirle sobre darnos un tiempo, ahí toda la gracia se perdió, pero me entro la curiosidad, ¿de qué me quería hablar Marietta?, tal vez ella también encontró a alguien en Santiago, quien sabe. Mi profesor estaba todo emocionado, el momento se acercaba, Isa me tomo de la mano antes de salir, pero primero, venia la presentación del grupito de ñoños de robótica, que mierda mas grande. Isa tomo mi mano y me dijo que me amaba, eso fue fatal, me dejo en shock, no paralizado, nunca tanto, además, ni siquiera sé lo que se siente estarlo, pero yo sabía que eso no era estar paralizado, era otra cosa. No supe que responderle, ella me miro y me beso. El complejo de culpabilidad me atormentaba, y bueno, fue ahí cuando empezaron a presentar a los chicos de robótica: -Alejandro Contreras, trece años, Santiago; Elisa Castillo, diecisiete años, Antofagasta; Eduardo Rojas, catorce años, Santiago; Francisco Benítez, diecisiete años, Santiago; Marietta Rubilar, catorce años, Santiago. Como me asuste cuando dijeron su nombre, Marietta Rubilar, mi novia. Solté la mano de Isa, nos dieron quince minutos para sociabilizar y luego, empezaríamos a competir para que luego los ñoños de robótica decidieran quien era más apto para unirse a ellos. Entre el público estaba mi mamá y mi hermana, tan felices y apoyándome, y por otro lado estaba mi novia, aunque ella no me había visto. Decidí no prestarle atención y hacerme el tonto e irme a un rincón para que no me viera, pero algo dentro de mí quería abrazarla y decirle lo mucho que me había hecho falta. Isa me buscaba, la note haciéndolo. Pero en eso, sentí que unas manos me tapaban los ojos, pregunte si era Isa pero respondieron que no, y luego soltaron la exclamación “yay”, era Marietta. Y bueno, quede completamente paralizado, no sabía qué hacer, aunque al fin sentía esa sensación, era extraña. Estaba completamente hipnotizado, una rara obsesión de apodero de mi cuerpo, y me hacia permanecer quieto, no solté ninguna palabra. Ella me abrazo y me pidió disculpas por no conectarse ya que ella tuvo que entrenar harto para entrar al grupo de robótica. Me beso. La sensación fue totalmente distinta que con Isa; Isabel me hacía sentir genial, mi mente creaba cosas totalmente geniales, inspiración; Marietta al besarme me dejaba paralizado, mi mente intentaba crear cosas pero cambiaba de idea cada dos segundos, era sobrehumano, esa es la verdad, sentía que el aire me sobraba y que todo este tiempo no había experimentado lo que era respirar, desde hace tiempo que no sentía eso, bueno, eso solo Marietta lo lograba hacer. Nunca supe muy bien lo que quería, al menos si sabía que quería dibujar, pero ahora cambiaba todo, lo único que quería era ganar esa maldita competencia e irme con el grupo de ñoños a Nueva York, irme con Marietta a Nueva York. La vida no es bella señores, no, no gane, gano Isabel, mi novia se dio cuenta que la engañaba con Isa ya que ella me beso cuando gano, le conté la verdad pero le dije que estaba arrepentido, me dejo, salió llorando del evento, y aquí me tienen, escribiendo e intentando dibujar un comic, para ver si me hago famoso y viajo algún día a Nueva York en busca de Marietta, soy un idiota. Fuck It.
Paralyzed
Autor: Francis Pie  539 Lecturas
Soy un chico tímido. Me llamo Ricardo, tengo veintisiete años, y como dije antes, soy tímido y eso hace que me cueste relacionarme con los demás, lo único que me permite sociabilizar de una manera más fluida, es el alcohol, debe ser algo psicológico pero bueno, así funciono. Mi historia comienza en una fiesta, el cumpleaños de una amiga, vaya, no debí haber bebido tanto, pero es que mi afán por sociabilizar necesitaba ser complementado con alcohol, pero me sobrepase. Llegue a la fiesta, todo tímido, Sandra me dio la bienvenida y luego me fui a sentar a un sillón, todos bailaban y conversaban, yo simplemente observaba el ambiente, hasta que me aburrí y fui por un trago de vodka. Y así empezó, luego por uno de ron, luego por dos cervezas y termine acostándome con dos chicas. Pero seguía ebrio, y tuve la “gran” idea de conducir hasta mi casa. Al principio iba bien, pero todo empeoro cuando estaba a dos cuadras de mi casa, termine chocando contra un poste. Pues bueno, termine en la corte y mi sentencia fue hacer trabajo comunitario durante dos meses plantando árboles y pintando jardines infantiles de bajos recursos. Hubiera preferido estar en prisión, esas cosas de trabajos comunitarios son una pérdida de tiempo, y al menos en la cárcel no haría nada. Salí del trabajo y me dirigí al lugar donde nos juntaríamos los “voluntarios”, aunque al parecer yo era el único que iba obligado, no quería ni imaginar qué tipo de gente habría en ese lugar. Nadie en mi oficina sabe lo de mi accidente ni menos sobre lo que debo hacer todas las tardes cuando salga del trabajo, ya que no hablo con nadie. El primer día, si, fue un día lunes de mayo, hacia frio, eran las seis y media de la tarde y lo único que quería ese día era llegar a casa para descansar, pero no podía. Maldito alcohol. Maldita irresponsabilidad mía. Llegue al lugar del encuentro, nos dieron unas indicaciones de mierda las cuales no entendí muy bien, pero mi timidez era demasiada y no pude preguntar a que se referían con lo de plantar árboles en las zonas rojas. Nos fuimos todos en grupo. Todos cantaban, yo estaba asquerosamente aburrido, además, nadie se veía interesante. Empecé a plantar un árbol, pero no tenía ni la menor idea de dónde hacerlo, así que deje que mi instinto me guiara, fue ahí cuando vi que una chica llegaba atrasada y le pedía disculpas al que organizaba todo esto. Seguí plantando mi arbolito, feliz de la vida, en paz si se puede decir así, hasta que note una sombra al lado mío, gire mi cabeza y vi que la misma chica que había llegado atrasada me observaba, con una sonrisa de oreja a oreja. Me asuste. -Veo que eres nuevo aquí, no te asustes- Dijo ella, aun sonriéndome. No le dije nada, no podía, mi timidez no me lo permitía. Ella miro que estaba plantando el árbol y me dijo que ahí no podía plantarlo y que lo hiciera un metro más adelante, pero ella seguía sonriendo, irradiaba energía. Tenía el cabello todo despeinado, lo tenía liso pero como con volumen, algo extraño, pero pegaba bien con su personalidad, sus ojos eran verdes, su cabello era castaño obscuro y no muy largo ni muy cortó. Me explico que ella era voluntaria ya que adoraba la naturaleza y sobretodo sentir que colaboraba con la sociedad, pero bueno, yo aún seguía sin decir nada. Era una chica muy alegre. -Me llamo Francisca-Dijo, sonriendo- y tengo veintiséis años, aunque a veces pareciera que tengo siete por las imbecilidades que digo, y si alguna vez llego a decir algo demasiado tonto, solo dímelo, es que no lo controlo. Solo la mire, ella dijo que parecía que yo era tímido, yo lance una sonrisa escondida. Ella tomo mi mano, sonrió y luego la soltó. Era muy rara. La verdad, seré sincero, su personalidad me agradaba, tanta energía en una sola persona, tanta felicidad, me hacía sentir bien, tal vez porque yo soy todo lo contrario, soy un amargado de mierda que solo logra decir algo cuando tiene un poco de alcohol en la sangre, en cambio ella no, era tan genial. Bueno, pensé que solo era así porque yo era nuevo, pero luego se fue de mi lado y fue a molestar a una chica que estaba cortando el pasto de una plaza. Empezó a plantar arboles y cuando termino la jornada, se puso a saltar y fue hacia mi lado y me dijo que le encantaban las luces de Santiago, hacía que Santiago se luciera mucho más. Después que termino la jornada, yo me fui a casa, estaba agotado y lo único que hice fue darme una ducha e irme a la cama. Al otro día fue igual que los demás, a excepción de la junta de voluntarios. Ósea, hice lo que siempre hago en la oficina, pero cuando fui a la junta, nada fue rutinario, o tal vez yo sentía eso por la presencia de Francisca. Paso un mes de condena en esa junta de voluntarios, pero yo sentí que solo había pasado una semana, lo que me hacía sentir eso era algo que me superaba, y creo que era Francisca. Con ella yo perdía la noción del tiempo, aunque es gracioso que en este mes yo jamás le haya dicho alguna palabra, ella no sabe ni como me llamo. Mi timidez me tiene aburrido, y sé que bebiendo alcohol soy alguien más interesante, pero necesito aprender a sociabilizar estando sobrio, sin ninguna gota de alcohol en mi sangre, pero como. Pintamos varias paredes de jardines infantiles, ella siempre me sonreía, una vez me pinto la nariz azul. Después fuimos a podar el parque forestal, a ella le gustaba Mystery Skulls y siempre iba escuchando música. Creo que eso era lo que la hacía siempre estar feliz, la música a uno lo anima. Ese mes fue asombroso, pero lo que hacía todo perfecto era ella. El tiempo pasaba y a mí solo me quedaba una semana en el grupo de voluntarios, Francisca me dijo que me extrañaría. -Te extrañare, aunque nunca me has dicho nada, ni siquiera se tu nombre. Solo la mire a los ojos. Creo que pensaba que yo la intentaba ignorar, que ella me aburría, pero todo lo contrario, seria genial tener a una chica tan extrovertida contándome sus aventuras en invierno, abrazados y tapados con una manta mientras llueve. Pero mi timidez no me permitía decirle nada. Ese penúltimo día me fui a casa totalmente enfurecido, jamás pude decirle lo hermosa que se veía o que me encantaba oír sus locas historias, no pude decirle lo mucho que me gustaba su sonrisa y lo mucho que me gustaban sus canciones para matar el tiempo. Pero luego recordé que aún me quedaba un día, y estaba decidido a decirle aunque sea mi nombre, y si podía claro, decirle que ella me gustaba. Tengo veintisiete años y soy tímido, no entiendo que voy hacer con ese problema. Después que salí de la oficina, fui directo a la junta de voluntarios, pero Francisca no llego. Pensé que llegaría más tarde, pero no, no lo hizo, y yo quede con un montón de palabras en la boca. Me fui, pero la tristeza me invadía demasiado. Me fui caminando, ese día llovía y hacia frio, y fue justo en eso cuando en la noche vi una silueta de alguien sentado en una banca, estaba cabizbaja y parece que lloraba. Me acerque, y era Francisca. Era extraño verla triste, ella era la chica de la felicidad, el sol, el chocolate, todas esas cosas que me ponen feliz, pero verla triste me afectaba. Me senté al lado de ella al lado derecho, la abrace con ese mismo brazo y ella me miro. -Me canse, chico de la junta, de que algunas personas te traten tan mal-Dijo ella, llorando, aun cabizbaja. No pude responderle nada. -¿Vez?, tu tampoco me dices nada, soy una molestia para todos, ya me lo dijo mi padre, debo tener algo malo, eso debe ser, yo tengo algo que a los demás no les gusta. Malditos padres, siempre quieren que seamos como ellos dicen que así debemos ser, y creo que ese era el problema con Francisca. Ella era alguien demasiado feliz, y uno siempre ve a los adultos como personas amargadas. Pasaron treinta minutos, yo la seguía abrazando, hasta que ella dijo que tenia que se iba, y se intentó parar, pero algo dentro de mi actuó, yo mismo me sorprendí, no la solté, ella me dijo que la soltara, que hacia frio y si se quedaba ahí con la lluvia se iba a enfermar, pero yo no podía soltarla y bueno…tampoco quería hacerlo. Fue ahí, cuando las palabras salieron de mi mente e inundaron mi boca. -Lo que tú tienes, chica, es algo realmente asombroso. Francisca me miro, yo la seguía mirando, y dije medio tartamudeando: Solo tu sonrisa…solo tu sonrisa…es algo que me cambia, de ser un amargado, a sentirme bien. Francisca sonrió, soltó una lágrima y me abrazo y me beso en la mejilla, yo jamás me había sentido tan bien en la vida, mande la timidez a la mierda y fui capaz de hablarle. -Nadie me había dicho jamás algo como eso. -A veces las palabras sobran, y yo quería usar esas palabras solo contigo, y me llamo Ricardo. Me sonrió, yo simplemente me volví a enamorar de su sonrisa, verla sonreír era un regalo. Y pensar que el alcohol provoco todo esto, no me refiero a que haya tenido que beber para poder decirle eso, no, me refiero a que si yo no me hubiera emborrachado no hubiera tenido el accidente, y si no hubiera tenido el accidente no hubiera tenido que pagar condena en esa comunidad de voluntarios, y si no hubiera estado ahí…no hubiera conocido a Francisca. Me quede mirando su sonrisa, ella pregunto qué era lo que veía tanto, pero seguía sonriendo, fue ahí cuando la bese. Yo me sentía mucho más genial. Me sentí tan asombroso, no por estar haciendo eso, si no por estar besando a la chica más asombrosa de este mundo. La amaba y aún estoy enamorado de ella, es mi esposa. Con ella yo volví a nacer, me enseño como sociabilizar más con la gente. Me encanta, siempre cuando la veo, aunque hagan veinte grados bajo cero, siempre esta cálido, ella mantiene su sonrisa, y me hace sentir bien, es como estar en el paraíso, y si el paraíso realmente existe, entonces debe ser un lugar plasmado de la sonrisa de Francisca. Ella, es asombrosa.
Amazing
Autor: Francis Pie  457 Lecturas
Me cortaron las alas desde pequeño, sí, hay tantas cosas que me faltaron por hacer, a la edad de cuatro años ya sabía multiplicar, leer, y sumar. Sabia como y de dónde venían los bebes, un poco de política y también tenía claro a donde se apuntaba mi creencia religiosa. Eso me atormenta hasta el día de hoy, y sé que han pasado ya diez años, pero esos recuerdos me atormentan, siempre están en mi mente, mi vida, mi niñez, no fue fácil. Recuerdo que los buenos tiempos siempre tenían algo malo, aunque desearía poder regresar a esos tiempos para poder rescatar lo bueno. Los golpes de mis compañeros de clases dejaron varias marcas en mí, en mi conducta, no solo en mi piel. Pero yo aun así seguía teniendo una vida azul. Adoraba cuando mamá me levantaba de un beso en la mejilla para ir al cole, y aunque no me gustara ir por lo de mis compañeros, yo era feliz…y no lo sabía. Luego llegaba del cole y me ponía a jugar videojuegos, una vida tan despreocupada, tan relajada, un infierno tan silencioso, casi ni lo notaba. Ahora todo es diferente, siento todo, todo lo que alguna vez pude haber pasado por alto en mi infancia ahora se vuelve en mi contra. Ahora intento llevar una vida azul, y no es fácil. Jamás pude aprender a diferenciar lo que era real y lo que mi mente creaba, podrán decir que estoy loco, pero no es así, yo sé que eso no es normal y eso no me convierte en loco. Tal vez se debía a que siempre estaba solo, la presencia de mis padres era lo único que tenía, pero vivía una vida azul. Aun no logro diferenciar lo que es real y lo que no, aunque intento disimular que me cuesta hacerlo, eh aprendido varias cosas durante estos años, que algunas cosas son reales y las otras solo son un producto de mi mente. Es difícil llevar una vida azul en estos días, con la sociedad de parte de los más viejos, todo es más complejo. Yo debí haber nacido hombre, siempre lo eh pensado, y muchas veces siempre lo eh creído. Sí, soy una chica, y si me trate como hombre es porque yo lo soy, no como esas chicas que dicen que son lo más masculinas que hay y que debieron haber nacido hombres, no, yo lo soy de verdad, lo siento, me supera, yo soy un hombre. Bueno, la vida no es fácil, no es fácil escapar de la obscuridad y hacer una vida al tono del color que uno quiere. Todos los días estas palabras vienen a mi mente, y que otra persona las lea es bastante gratificante, a lo mejor hay alguien como yo, un chico, un alguien que se siente solo, como yo.
Vida Azul
Autor: Francis Pie  394 Lecturas
No entiendo a la gente que dice que los seres humanos estamos perdiendo el don de hablar con las personas cara a cara. Soy un publicista muy destacado y varias veces eh tenido que realizar eventos y dar largos discursos a una gran masa de personas; eh ido a entrevistas de trabajos y siempre eh tenido una conversación súper fluida y no tengo miedo ni vergüenza para dar mi opinión… -Amor, ¿Dónde te gustaría que fuéramos a cenar? -Ehm…ehm…no…no…lo sé, Amanda. -A comer comida china se ah dicho entonces. Bueno, creo que esa gente que se refería a que los humanos estábamos perdiendo el don de hablar, tal vez se referían a como uno se apendeja para expresarse con las personas que uno quiere, siempre se duda si lo que uno dirá será lo correcto o no.
Solo Hablar
Autor: Francis Pie  370 Lecturas
Primero, ¿Cómo estás? La verdad me gustaría saber cómo te encuentras en este momento de tu vida, como todos tus ambiciosos sueños intentan salir del empaque al cual tanto llamas futuro, y como haz podido soportar los golpes de la vida que a tu corta edad que esta te ha dado. Por lo que se sabes vivir, eso es un gran avance, con cinco años deberías estar orgullosa de todas las cosas que has vivido en tan poco tiempo y de todo lo que sabes y sientes, pero me entere que aun estas formando ideales, vaya, espero que logres desarrollar todas esas cosas y no te derrumbes por opiniones personales de terceros. Eres una niña talentosa y no tienes por qué dejarte llevar por lo que digan los demás. Segundo, ¿Cómo han estado tus papás? Quisiera saber cómo sigue la relación de ellos a estas alturas, mis padres se divorciaron y ya casi ni recuerdo que era lo que se sentía ese calor familiar, ese amor, que todos nos amábamos, pero tú debes saber mejor que yo eso, o tal vez te pase algo diferente, bueno, todos vemos las cosas desde otra perspectiva, aunque me gustaría recordar que se siente eso. La vida familiar no siempre es buena, y con quince años todo es más complicado, como te envidio, pequeña, por lo mismo disfruta estos años de niñez y la poca inocencia que te queda por favor, no olvides que en algún momento fuiste inocente, que amaste a tu padre como a ningún hombre en la vida ni que vas a dejar de creer en el amor como algo real. Ten cuidado con llegar a la adolescencia vacía, te lo digo yo, que estoy pasando por ella en su peor y mejor punto. Tercero, me atrae la idea de saber si haz experimentado el amor o al menos parte de lo que significa esa palabra. Pensé que una niña de cinco años no podría jamás sentir semejante emoción por la falta de madurez mental, pero yo con los años aprendí que no hace falta nada más que el sentimiento en si, apoyo todo lo que me vayas a responder en tu próxima carta, si es que respondes, bueno, es casi imposible que te comuniques conmigo, pero sé que pronto lo harás, siempre hay un momento en la noche donde sales a mirar las estrellas y te dedicas a hablar conmigo, aunque, cariño, por favor entiende que tan tarde yo estoy durmiendo, y si no he podido contestar tus dudas es porque no he estado en la condición física ni mental para responderte nada. Supe que te habías llevado bien con tu curso y entiendo que a veces surjan los problemas de convivencia, pero eso es parte de un proceso el cual jamás en tu vida olvidaras. Pequeña, en un par de años más, comenzaras a vivir cosas que te marcaran para siempre, pensaras que son malas, te sentirás extraña, triste, sola, feliz, experimentaras muchas cosas, aprenderás algunas cosas más sobre la vida, sobre la locura que significa ir creciendo al ritmo que lo haces tú, y quizá tu hayas vivido más cosas que cualquier persona de tu edad, pero no te aflijas, mucho más adelante entenderás a que se debió todo eso. Me he decepcionado mucho últimamente, de mi misma y de cosas que creía haber estado segura durante mucho tiempo, fui creando ideales y pensamientos durante años y de pronto todos estos se vieron por la basura, así que te doy un consejo desde el 2014: no dejes que nadie aplaste lo que crees, lucha por lo que sientes, y que no te afecte lo que te digan los demás ni mucho menos te sientas mal por nada. Tal vez me da vergüenza mandarte esto, Francisca, querida, pero quiero que sepas que cualquier cosa que te pase más adelante no tiene por qué afectar lo que sientas o pienses, tu pensamiento y opinión es única y tienes que entender que es la mejor, no quiero que en diez años más te deprimas y veas tus sueños y anhelos por el suelo; vas a escribir, vas a soñar, vas a seguir adicta al amor, te vas a enamorar más de dónde vives, te va a seguir encantando el mar y vas a seguir muy indecisa como siempre, por eso mismo, no te desanimes cuando te mires este mismo día, a esta misma hora, cuando hagas esta misma carta. Estoy orgullosa de ti, de mí, espero que cuando te pase lo que te estoy intentando relatar, entiendas a lo que me refiero.                              Con amor y muy buenos deseos,                                             Francisca.                                      26 de Junio de 2014-09:10 p.m.
Carta Para El 2004
Autor: Francis Pie  349 Lecturas

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