• Eduardo Fabio Asis
Eduardo Fabio Asis
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  • País: Argentina
 
Es demasiado tarde para ser felizsoy un hombre derrotado, con toda la conciencia a cuestas.Quisiera alumbrar la noche antiguacon otra cosa que no seani los ojos de un gatoni la luz de la luna.Pero no puedo parir el poemaya es tarde para ser el genial maricón García Lorcaya es tarde para ser el ciego inmortal Borges.De otro, será de otroel poema perfecto que mi corazón anhela.Y mientras la muerte no llegasigo acribillando teclas con mi dedo sigo acribillando teclas para el olvido sigo acribillando teclas para que no me leas.
Poeta derrotado
Autor: Eduardo Fabio Asis  2141 Lecturas
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Quiero ser sincero, al límite de mostrar mis debilidades y compartirlas.  Tenía la ilusión de que mis escritos eran …   vigorosos,  fuera de lo común y geniales.   Que no solamente atraerían lectores,  en cantidades incontables,  reconocimientos y alegrías, sino además,  créase o no,  yo creía que mis escritos atraerían verdaderos fanáticos de mis letras.   No exageré en nada ni mentí para nada.  El párrafo anterior señala mi “ilusión”  cultivada quizás en horas de soledad,  y  fundadas desde pequeño en la novela infantil que me fui creando.   Yo quería ser un escritor, pero no uno cualquiera, sino el mejor.     Cuando empecé a compartir mis escritos en Internet,  algo falló.  Apenas dos o tres amigos del ciberespacio,  alguna dama, más bondadosa que sincera, me decían un ¡qué lindo!  que por supuesto agradezco, pero derrumbaba para siempre mi castillo de arenas.     Debo admitirlo, el primer envión de mi fantasía,  no ha sido cumplido. Acaso no lo sea nunca. No lo sé.  Pero en la derrota de la ilusión,  coseché algo que jamás soñé.  Algunos amigos de verdad, aunque curiosamente nunca los he conocido.   Conozco en carne y hueso a un solo escritor de esta página, por ejemplo.  Sin embargo,  ya confío y bastante en más de uno, en más de una,  y tengo la alegría de comunicarme muy bien.   Pero aparte de esa magia, que desde ya agradezco,  coseché algo que jamás soñé.  Me fui dando cuenta de mi mediocridad,  pero tomándola como un medio para superarla, y de ningún modo,  flagelándome por ello.   Todo lo contrario,   cada nuevo intento literario,  es vivido como un nuevo escalón,  y subirlo es un placer, un deleite y una satisfacción difícil de expresar.   Me acompañan siempre algunos muy buenos amigos y amigas de la página.   No estoy libre de ilusiones.  Ya vencida la de la infancia,   ahora  me consuela pensar que quizás,  algún día,  acaso cuando ya no esté….      alguien rescatará algunos poemas míos y los considerará …   ¡geniales!.     Que el zorro pierde el pelo pero no su ego, digamos.      Mientras tanto, me duele un poco que no me lean tantos, pero ya me duele menos y la compensación de dos o tres amistades de la página….      resulta por demás gratificante.     Quizás les parezca que soy un ególatra,  pero me duele no solamente por mi,  sino por todos los escritores noveles y desconocidos,   esa falta de lectura para tanto trabajo y tanta vocación.     Si no los aburrí,   la sigo cuando quieran, siempre claro, que alguien lo lea.      Seamos sinceros   ¿cuándo publicamos, no lo hacemos acaso porque queremos ser leídos?    No creo en el cuento “escribo para mi mismo”  porque de ser así, no publicaríamos.     Saludos.
No me ultrajes el poemaque todavía no lo salvoque todavía no lo puedoque todavía no me nace. Una tras otraaborto y abortolas mínimas palabrasde mi diccionario. Escribo para escapar urgentedel hijo que nunca tuvey desde la nadame está acusando. Aunque soy un hombre, escribo,es decir, soy una madre.Pero el poema, tampoco así,me nace.
El decálogo   Juan Carlos Onetti I.. No busquen ser originales. El ser distinto es inevitable cuando uno no se preocupa de serlo. II. No intenten deslumbrar al burgués. Ya no resulta. Éste sólo se asusta cuando le amenazan el bolsillo. III. No traten de complicar al lector, ni buscar ni reclamar su ayuda. IV. No escriban jamás pensando en la crítica, en los amigos o parientes, en la dulce novia o esposa. Ni siquiera en el lector hipotético. V. No sacrifiquen la sinceridad literaria a nada. Ni a la política ni al triunfo. Escriban siempre para ese otro, silencioso e implacable, que llevamos dentro y no es posible engañar. VI. No sigan modas, abjuren del maestro sagrado antes del tercer canto del gallo. VII. No se limiten a leer los libros ya consagrados. Proust y Joyce fueron despreciados cuando asomaron la nariz, hoy son genios. VIII. No olviden la frase, justamente famosa: 2 más dos son cuatro; pero ¿y si fueran 5? IX. No desdeñen temas con extraña narrativa, cualquiera sea su origen. Roben si es necesario. X. Mientan siempre. XI. No olviden que Hemingway escribió: "Incluso di lecturas de los trozos ya listos de mi novela, que viene a ser lo más bajo en que un escritor puede caer." FIN
  Soy cómplice del pan escaso en boca de los inocentes. Culpable del hambre en el África y del derroche de Occidente. Soy quien quiere ser un poeta sin saber amar a la gente.
  Desde mi niñez nunca me llamaron tanto la atención los circos como esa otra cosa mágica en el mundo: los cementerios.   Ese despilfarro de arquitectura para el olvido esa mezcla de belleza y espanto ¿Cuánta curiosidad por conocer esas vidas que ahora yacen muertas?     Deseaba con irracional furia que me dejasen una noche solo en el cementerio y contemplar la luna desde alguna tumba ignorada.   Ni Psicoanalistas ni Místicos me han develado todavía las razones de mi deseo. Tampoco me importa.   ¿Existe algo más perfecto que los cementerios? Ignorantes y sabios, amigos y enemigos, allí guardan silencio.   Después vinieron los modernos parques, ingratos y despiadados…   sólo pasto como si nosotros, los vivos, fuésemos caballos, y yeguas.   Anhelo los monumentos de Chacarita y Recoleta y sigo recordando esa obra magnífica y callada, el cementerio de Palmira, en Mendoza, el primero que encendió mi deseo por las ánimas que será también, mi definitiva casa.   ¿Qué cosa sublime y atroz es el cementerio? Un lugar donde viven los muertos Y es cosa sabida, pero no siempre meditada que muy bien viven los muertos allí porque de allí…   casi nunca, vuelven. (Me constan algunas…    ¡ay ay!… muy breves visitas especiales, pero eso lo callo)  
Aquí me pongo a decir sin guitarra ni vigüela cosas que olvida mi abuela de cuando yo era gurí   Otros chicos en la escuela al fútbol jugaban ellos los miraba que eran bellos ¡aguantáte esta ciruela!   Quería ser toda nena pa que me miren los nenes pero me sobraba pene ¡y me faltaba la estrecha!   Un día en el baño aquél un chico me apoyó el bulto y en vez de dar un insulto me moví cual cascabel.   De entonces que me hice puto no se lo digan a naides me cogieron hasta frailes y la voy de macho ducho.   Ahora puedo decir de nombre soy José Hernández desde el mar hasta Los Andes como un hombre yo parí.   En mi seno lo formé a don Martín Fierro, mi hijo es mi orgullo más querido ¡y de siempre que lo amé!   Sepan que sin ser mujer como debiera haber sido parí de veras un hijo ¡más no puedo pretender!               
Que misión extraña,  que profunda ingeniería de la nada,  lleva algún día a los torpes humanos, a concebir un número tan raro, tan nadie y tan ninguno, como el número cero. Será quizás porque cero veces he sido amado de veras,  habiendo creído falsamente noventa y nueve, pero el cero tiene un misterio íntimo, una connotación entrañable, en su hermoso decir que no dice. Acaso los demás números cuentan nuestros anhelos, matematizan nuestros deseos, indagan en nuestras intenciones que siempre resultan fallidas.  En cambio,  no hay humano alguno que haya sido engañado alguna vez por el número cero.  Yo con él cuento mi realidad, con los otros enumero mis fantasías. Intuyo que el cero contiene la música primordial anterior al tiempo. Y no quiero creerlo, pero quizás, la muerte sea el ocaso del uno al nueve, y sea para siempre, el reino indiscutido del cero. Dios dirá, en quien creo novecientas noventa y nueve veces, pero con un amor profundo por los que dicen,  creo cero.  Este escrito pudo quedar en la intimidad de lo que nunca fue escrito,  acaso sea leído cero vez, y en eso, a pesar de las limitaciones, roza lo ilimitado, lo eterno…   lo cero. Vaya para ese número que no enumera, mi auténtica admiración por quienes lo crearon. Haber creado el cero, para los humanos,  debió ser parecido a concebir un hombre desnudo de hombre, desnudo de si mismo,  o un universo que no fue, ni es, ni será.  Y un estremecimiento muy hondo, debió sentir su autor, que por alguna razón,  quizás prefirió no haber existido nunca. En mi ignorante superstición,  imagino que el cero fue imaginado por primera vez,  por una mujer hermosa,  excitada y sola,  en una isla abandonada.   Aves de rapiña comieron su cuerpo y llevaron la buena nueva a los solitarios marineros….que la desearon y ya nunca, nunca, nunca,  cero veces, pudieron poseerla. 
Algunas personas, con ignorancia excusable, piensan que los escritores de Internet, comenzaron a aparecer, con lógica impecable, junto a la Internet. El sentido común, no siempre es el mejor consejero del pensamiento.  Hay una orden de escritores internautas,  que precede en muchos siglos a la aparición de la Internet.  La primer prueba de ello,  es el llamado “mensaje en la botella”.  Pero si nos remontamos a sus aspectos religiosos, antes de la “primer” prueba,  existe otra,  “las tablas de la ley” en piedra, dada a Moisés.-    En cuanto al soporte técnico,  se trata de auténticos mensajes virtuales.-  Todavía no existía…    electricidad, computadoras, Internet…   pero ya ven, ya existía la virtualidad y por tanto,  escritores dedicados a ella,  sean solitarios arrojando al mar un mensaje,  sea,  si me lo permiten, el mismo Dios arrojando al mundo…     algo que alguien, aunque sean ángeles, debieron escribir… o esculpir en piedra.-  De modo pues, que salvo que la historia de la humanidad, religión incluida, sea una colección de inverosimilitudes, algo de cierto hay … en la existencia de escritores virtuales.   Sean estos, reales o imaginarios, claro. Hasta aquí el aspecto probatorio. Digamos.   Más allá del mismo, arriesgo una sospecha, o si quieren suavizar el término, una hipótesis.  Es muy probable que los escritores virtuales de todas las culturas y de todos los tiempos,  estuvieran unidos a un hilo conductor invisible, aunque ellos no lo supieran.  En apoyo de mi propuesta,  quiero decirles que…     el universo mental de un zulú…  escribiendo en solitario…   o de un egipcio antiguo…     o de un esquimal…   sorprendentemente…   es muy probable que tuviesen una íntima conexión…     una unión no tangible…   lo que hoy diríamos, una comunidad virtual.   Y esas personas,  en el aparente caos solitario,  formaban parte, creo, de una comunicación espiritual plena…  de una orden…     mítica.   Si no me aventuro en vano y si esto no es tan fantástico como parece…      pudiera ocurrir que en idiomas antiguos ya en desuso…      una parte del padrenuestro… haya sido pronunciado en Huarpe, y la continuación, por ejemplo, en Arameo.  No nos sintamos tan perplejos de que estas cosas hayan ocurrido en la realidad… al menos, virtual.    Saludos cordiales.         
  Cuando una serpiente se enamora de una estrella y viceversa en el suelo brilla la serpiente y la estrella se arrastra por el hondo cielo no nuestra naturaleza, siempre no amarnos jamás, de modo que... dogma oscuro... brillad!
Dogma oscuro
Autor: Eduardo Fabio Asis  1685 Lecturas
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Para un aprendiz de escritor, para un balbuceador profesional de poquedades, para un emisario de la nada que busca el oído de ninguno...  susurrar un escrito cualquiera es un acto estúpido de magia mayor.-A ello me avoco brevemente, en esta segunda parte, que si la primera salió como el culo, no puede ser menos.-Lego a todo aquel que me lea, la alta erudición que nunca tuve, la perfecta forma escrita que jamás logré, y la alegría que ahora me embarga.-No esperes a mañana para escupir mi tumba.  Estoy tácito como sujeto de este escrito aberrante.  Tus insultos, tu admirable desprecio, los necesito, para saber que al menos, en la reprobación, estoy escribiendo. Hay algo, solamente una cosa importante, que me gustaría decir, y no se hacerlo bien, aunque lo intento. Bástame decirte por ahora, una cosa:   es un lugar común de nuestros días, afirmar que Dios no existe.   Te puedo asegurar que tengo la constancia plena de su existencia y por eso escribo.   Doy testimonio que una vez miré que caía una estrella,   corrí a la Biblia y leí...     "Yo veía a Satanás caer como una estrella, antes que el mundo existiera"...  Jesús, el Cristo.-Desde entonces... no supe que hacer, no supe otra cosa que hacer para lograr transmitir la experiencia...  con palabras. Y ya lo ven, apenas si puedo balbucear este escrito torpe. Pero es verdad, y me consuelo saber que no miento.
Rebaño le dicen a bañarse dos veces las pobres ovejas que jamás vivieron juntas. En el mismo río claro.   El acto iris es mirar cuando ya no alcanzan los antojos de la miopía esa costumbre de la lluvia de limpiar al sol.    Después de todo, sanan los que afirman mi lo cura.  
para sentirme vivome asomé a mi propia muerteme contemplé fríotirado mi cuerpo a los ojos de mis queridosy sentí un dolor inmensoporque nadie lloró mi entierroy sentí un dolor inmensode saber con exactitud que nadie me quiso,de saber con exactitud, que nunca,  nunca todavíahe estado... vivo.  
¿estaré vivo?
Autor: Eduardo Fabio Asis  1595 Lecturas
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Quiero amarrarte sólo mía y liberarte toda sin dueños.   Quiero en tu hueco húmedo sembrar una paloma oscura para cosechar el vuelo.   Quiero gastar los caminos para inventarme un pie con tu forma de ala sin nombre.   Quiero quererte, aunque por ahora, no lo entiendas.   
 Esa mujertiene la voz de una herida antiguaque todavía  no cierra. Esa mujerluce como un árbol ignoradoen todos los desiertos. Esa mujerlleva el sabor de la vaginadonde quiera que vaya,  su espíritu aventurero. Esa mujercuyo nombre sólo yo conozcopara otros, es Marcelo.
Esa mujer
Autor: Eduardo Fabio Asis  1415 Lecturas
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Soñé un mundo perfecto.     Hermoso como Eva Duarte siendo Presidenta de la Argentina y su cobarde marido,   cosas de sueños,   era sólo eso el marido, sin cargo alguno para hacer maldades.     Soñé un mundo perfecto.     El Papa trasladaba su sede a alguna ciudad de Biafra algo confuso, quizás era  de Sierra Leona, no sé bien. El Vaticano se destinaba como museo para la tercera edad, creo.     Soñé un mundo perfecto.   Nueva York lucía con un parque de diversiones gigante en la antigua city de Wall Street.    El capitalismo no se conservaba siquiera como museo.-   Soñé un mundo perfecto.   Tan perfecto, que yo…     no existía en él…
Para hacer poesía no alcanza contar que hemos amado mucho y nunca nos amaron tanto. O viceversa. Para hacer poesía no alcanza con descubrir por ejemplo la palabra que nombre el aroma de los jazmines. Ni siquiera alcanza en mil vocablos precisos revelar el silencio del universo. Para hacer poesía eso no está mal, pero no alcanza. Hace falta la alegría de una madre que mira a su hijo muerto resucitando Y con esa alegría realizar algo fácil, pero también mágico: poner una palabra al lado de la otra y obligarlas a decir sólo la verdad. Decir por ejemplo que los hijos de puta dominan el mundo y son sus cómplices, los que callan.
Otros callan tu nombreque las palabras nunca alcanzana decirte con certeza.Otros destruyen tu cuerpoen el cuerpo a cuerpo del hermano débil.Otros prefieren alegrescallarte de verdad para siempre.Yo, que tantas veces fui otro,quiero animarme a ser el que soy, el tuyo...y te llamo poesía justa o justicia poéticay contigo quiero incendiar la nochequemándome contento.Contigo intento y nunca puedoser estrella.  ¿será tan malo ser luciérnaga?
Era hermosa a pesar de la Santa Biblia y de otros libros,     toda una dama muy pocos sabían que era puta,     odiaba a los pobres porque eran feos, sucios y sobre todo, muchos,     quería votar a Macri, pero no como presidente, sino como Rey. Gente como uno.
Quiero relatarles mi experiencia real con los ángeles.   Con toda razón, pero equivocados,  algunos pueden considerarme loco, fanático o mentiroso.  Asumo plenamente esa posibilidad, y lejos de enojarme, la comprendo.  Pero debo decir la verdad, porque torpe como soy, y aunque no la exprese con toda la claridad necesaria, no quiero pasar ni por cobarde y menos aún por egoísta.   No me quiero llevar estas experiencias a la tumba, sin haber intentado compartirla con mis iguales.- El relato que haré es auténtico, aún cuando sea inconexo o incompleto, transcribo lo que considero más destacado.   Voy al tema.   Iba yo por calle Colón de la ciudad de Mendoza, y por la vereda contraria, en dirección opuesta, veo un joven caminando solitario con una rama de un árbol en la mano.  Me cruzo y le pido fuego.  Me responde, no tengo fuego, ojalá tuviera fuego.   Le pregunto de dónde viene y me dice de una borrachera.  De una fiesta.  Seguimos caminando juntos mientras dialogábamos cosas superficiales, y cada tanto, el joven, sin soltar la rama de las manos,  y sin que yo me atreviera a preguntarle por ello, me decía: “Necesitan la lluvia”.   Me dijo que era norteamericano, y le pregunté…   “¿cómo nos ven ustedes a nosotros los argentinos?”  me respondió:  “Ustedes los argentinos no cumplen con las reglas, ¿por qué no cumplen con las reglas?, es fácil cumplir con las reglas”.     Seguimos caminando y me dijo :  “En mi país no hay rejas, yo odio las rejas”.    Y como pasamos por una ventana alta con rejas, él las tomó, para ilustrar su conversación.   ( En ese momento no me di cuenta, pero al otro día, descubrí que la reja era muy alta y no podía nadie  tomarla con las manos,  salvo que se elevara, pero el joven se prendió de ellas, sin dejar de pisar el suelo). Seguimos nuestro camino y tomamos juntos un café.   Algo me decía que mi interlocutor no era humano, aunque lo parecía en todo,  le sugerí si no extrañaba estar arriba,  no recuerdo con qué palabras, y él simplemente…      bajó la cabeza en un gesto raro,  como guardando un silencio sagrado.   Hizo lo mismo cuando le pregunté si J.F Kennedy estaba en el cielo,   (  qué pregunta estúpida le hice, pero debo decir la verdad de lo acontecido),  después nos despedimos y salió a la vereda, yo lo espié y simplemente,  unos treinta metros más adelante que yo,  miré cómo…  ascendía al cielo, y desaparecía de mi vista.-   Cuando repensé el acontecimiento,   me sentí mal por no haberle preguntado cosas más importantes, y pensé que ya era tarde.   Me quedé un poco triste y mucho…  sorprendido y agradecido por la visita.   Otro día,  un joven que venía por la vereda de enfrente, me preguntó la hora y se vino a caminar conmigo.    En nuestra conversación advertí que …     leía mis pensamientos y me contestaba antes de que yo hablara.   Era cordial y me daba tiempo a expresarme.  Tomamos juntos una coca cola. Esta vez tratamos temas más interesantes, resolví algunas dudas.   Y cuando ya se iba,  yo pensé, sin decirlo   “¿será un extraterrestre?” y el respondió,    con firmeza pero cordialmente   “NO! “  y luego agregó  “¿creés en los ángeles?”  asentí con la cabeza,   repitió  “¿creés en los ángeles?”   y luego me ordenó:  “No estés triste. Todo con alegría. No estés triste”     Amigos míos,    hablamos muchas otras cosas, algunas personales, otras intrascendentes y otras más importantes.    Algunas cosas, parece mentira, las tengo olvidadas.   Yo sólo puedo decirles que estas “personas” eran en realidad ángeles.   No dudo de ello.  Y quise escribir este relato parcial,  y publicarlo, en el día de los Santos Arcángeles, Miguel , Rafael y Gabriel. Día 29 de Setiembre.   ¡Bendito sea Dios en todos sus ángeles!   Sepamos o no sepamos, todos tenemos un ángel de la guarda que nos cuida, en el nombre de Dios que nos ama.    Saludos cordiales.
Y punto.     No se quien enamoró primero al otro o viceversa.  Ambos furiosamente inteligentes, cada cual en su estilo o viceversa también.   Cemento cáustico pero no siempre caótico, algunas nomás. Andica expresiva,  con ciertas síntesis geniales que dejan ver tesis y antítesis.  O más o menos.     Se repelen Se ironizan Se burlan   del otro yo de cada uno que cuidadosamente es el otro.     Sueño que se aman, y tienen un hijo ( soy implacablemente cursi pero triunfan mis profecías)   ¿acaso es imposible engendrar de dos genios un geniecillo?     y si nunca lo tuviesen yo les seguiré diciendo, papá Cemento, mamá Andica   y punto.  
Un cáliz encendido entre tus piernasno es lo único que te hace tan bellasino el fuego lento que destellasmujer honda, prisionera de estrellasa veces me pierdo entre tus esferasy otras, de mi mismo yo, quedo afueracontemplando tu ser hecho quimerame vuelvo al acecho  de tus fronterasalgún día tu centro primaveraflorecerá en mi...  ¡tu flor entera!
Cuando vuelan los pájaros   no sabemos de donde vienen ni hacia donde van   menos en poesía   vuelos invisibles, de pájaros que no existen   por ello,  guarda tu lengua del juicio fácil   y apaga el fuego de la hoguera de la razón.   No señales al poema con un dedo, ni te chupes el dedo después   porque esoquetodavíanotegusta   puede ser la verdad, sin que alcances a saberla   como quizás, tampoco sabe el poeta,   que escribe este intento   en el nido tuyo   en tu yo   verdad   ero
Que penaque dure tan poco el besoque dure tanto la muerte.Que penaque todas las flores se marchitenaunque las primaveras fuesen eternas.Que penaque alguna vez se apague el solpero quizá entonces, brillen nuestros versos.Que penasaber que debo morir, aunque no quieroque hermoso, si alguien, después de muerto, me leyera.
¿Qué derrota antigua, impidió nuestro encuentro?   Nuestras vidas se parecen a la noche de Cartago, que Roma nunca entendió.   Te amé como no se debe que es el único modo de amar.   Ya no importa que la lluvia cae incesante sobre mi suelo sin ninguna flor.   Guardo en mi memoria el árbol en cuya sombra nos recostamos para hacer la paz.   Juro por los dioses que no existen que te amaré de Norte a Sur.   Aunque habites el Oeste sangrante y yo te susurre amor desde Este, mi ser.
Derrota de amor
Autor: Eduardo Fabio Asis  1144 Lecturas
Quiero la bomba atómica estallando en el Vaticano.   Quiero la sangre de los políticos fecundando la tierra.   Quiero un terremoto tremendo o una epidemia incontrolada.     Soy inocente de querer lo que quiero porque vivo en el país de los culpables.     Soy un desocupado un triste boludo que perdió su trabajo.     Busco un empleo cualquiera y siempre consigo ninguno.     Quiero olvidarme de mis deudas, de la mujer que me dejó y de los hijos que ya no me besan.     Quiero violar por el culo a la mismísima presidenta de la Suprema Corte.     Estoy llorando. No quiero lo que quiero. ¡Ayúdenme!   sólo…  solo…  busco trabajo.
Busco trabajo
Autor: Eduardo Fabio Asis  1142 Lecturas
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Otros escriben como almas prístinas que derraman sus delicias. Yo escribo como el culo.  Así me lo hizo saber, alguna vez, cierto adversario ocasional.  No lo tomé como ofensa sino como elogio sutil.  ¿Hay algo más hermoso que un culo?  Pero ascendiendo al corazón, al mío, debo decir que no escribo como debo. No alcanzo a escribir como un perro astuto que liberara su lobo antiguo… y puesto en dos patas, hiciera el amor a la luna. Lo mío es otra cosa. Escribo como quien realiza un secreto exorcismo, para conquistar…     nunca sabré si un corazón… o quizás… el culo, de quien me lea.-  Y en esa faena,  yo entrego lo que se y me invento lo que desconozco,  pero lo hago de buena fe…      con la alegría de los niños que descubren un juego…    aunque lo mío, acaso, sea perder.  Hace bastante que derrocho ciertos retazos de poesía en Internet.  Y estoy totalmente convencido que nunca escribí bien, y sin embargo,  ¡qué cosas curiosas tiene la vida!,  me siento feliz…     feliz de mi obra, feliz de mis escasos pero excelentes lectores.   Ya lo ven,  Alfonsina Storni, Ernest Hemingway, Horacio Quiroga, Leopoldo Lugones, Cesar Pavese, Alejandra Pizarnick, Guy de Maupassant y tantos más…     escribían mejor que yo, y sin embargo, ya lo ven,  ellos se suicidaron, yo decido vivir. 
No hay un lugar en el mundo que no sea hermoso. Una higuera, un viejo arado enmohecido, un cañaveral simplemente la tierra seca y sedienta. Todo, todo es hermoso en la vida, y no hay geografía que no entrañe si bien se la mira, algo de sagrado, o si quieren, de mágico. Yo no sé por qué me ocurren estas cosas justo ahora, exactamente ahora, que creo no estar enamorado. Y soy pobre, y no tengo más que el fruto de mis manos, y mis manos se cansan, a veces, y también yo. Pero siento una alegría intensa, un íntimo regocijo, en esta soledad tan sola, que sin embargo, ya ven, me lleva a dialogar con todos.  Y me expreso, en este escrito, con la algarabía de un hijo, que veinte años después de su muerte, otra vez,  besa la frente de su madre…     que siempre vuelve. Si, he de confesarlo,  mi casa es el mundo, y mi madre, son aquellos que al leerme…    me regalan un momento, un pedacito de su frente.
En realidad los suicidas tienen razón, pero están equivocados.  Tienen razón porque los problemas terminan con la muerte. Están equivocados porque los problemas no se solucionan con ella, es más, perviven…  como una voz ultramarina que buscara una sirena… no dejaría de ser una voz, acaso poética, pero sin oídos que la escuchen.- El suicidio es suprimir mi yo en el mundo, porque no se pudo suprimir el mundo que me oprime.  Tiene la dignidad del coraje absoluto, o de la cobardía absoluta, pero eso sí, no caben dudas, es el único absoluto absolutísimo que un ser humano puede brindar.- El velorio de los suicidas, es una ceremonia auténticamente horrible.  Parece una cita de culpables, un hazme-llorar donde las lágrimas no son de dolor, sino también de culpa, de impotencia, de rabia.  El velorio es algo que quizás acompañó al suicida, en su imaginación, como una de esas satisfacciones humanas que muy pocos, sólo los suicidas, pueden darse.-  Pero no quiero hacer una apología.  El suicidio termina en un fracaso, después del triunfo aparente, ¿por qué?,  porque el tiempo, nos hace olvidarnos del suicida…     de él y de la forma en que murió.   En eso, los suicidas se parecen a todos los que moriremos de muerte natural.   Ya ven,  no hay trampas que valgan frente a ese destino que tenemos todos: el olvido.   Ah…      me voy a suicidar un poco (voy a dormir unas horas)  y cuando resucite…   leeré sus numerosos comentarios.-  Chau!   P.D:  publicar para que nadie comente nada, acaso sea, suicidarse de veras. Salud! 
Un frasco viejo de perfume contiene un antiguo “te amo” encerrado   y la higuera rasgada por el tiempo sigue diciendo…    “cuídame”, por favor…  “estoy abandonada”   el clavo herrumbrado que encontré en la calle me cuenta que aún es acero,  y puede servir de algo.   una cámara de fotos,  de esas que venían antes, sabe  que miró la alegría … y el dolor,  de algunos viajes.   Mi computadora, activa y solemne, quiere que escriba en ella, un poema mejor que el actual.   El crucifijo,  parece sostener la pared con su ternura débil, y emite el silencio amoroso de Dios.   Y el mate con su bombilla, que ahora estoy disfrutando, imprime en mi boca el beso, que nunca me dio la persona deseada.   Todas las cosas, tienen un lenguaje, que nuestro oído atento, puede escuchar.
Hoy me duele esa tristeza tuya, tan triste, tan tuya, que yo y solamente yo, imprimí en vos.   Me siento como Judas, cinco minutos antes de ahorcarse. Y el poema no me redime, y no me redime tampoco el perdón.   Del mal que te he causado, no quiero dar explicación. Otros pensarán que es leve, se reirían de mi, y lo que es peor, de vos.   Olvídame niña, como los árboles olvidan el invierno, y que retoñe en tu cara, otra vez, tu sonrisa como una flor.  
Eres un ser humano. Un puente absurdo entre el silencio del pez y el canto del ave. Eres caída alta, entre el infierno que construyes y el paraíso que nunca alcanzas. Eres dos guerras mundiales para disimular tu constante vivir la guerra, en la que ahora mismo, te recreas y callas. Eres un ser humano. Ni la inocencia espiritual de los ángeles, ni la inocencia animal de los animales. Pudiste fingir un viaje a la luna, como una mujer finge un orgasmo, o pudiste haber llegado. Pero inexorable por tu egoísmo, morían como mueren ahora, de hambre en la tierra tus hermanos. Eres un ser humano. Todo cumple sus reglas, serpientes y palomas, mares y estrellas, y hasta el último volcán del planeta, que tus labios denominan Erebus. Todo cumple sus reglas, menos tú. Antes uno se salvaba, según épocas y lugares, de ser considerado humano, por sus otros iguales. Así... esclavo, mujer, judío, cristiano, musulmán, gitano, puto... o alguna otra condición, nos desafiliaba de otra verdaderamente humillante... ser humano. No hay más estereotipos discriminantes, estamos todos condenados a ser lo que somos, humanos, y humanos todos. ¿Qué será entonces de nosotros, cuando el Hijo de Dios, nos pregunte por sí mismo, encarnado en los pobres? Acaso yo le diga, como un Adán reincidente con toda su Eva adentro, la culpa es de ella... pero ella, seré también yo. ¿Qué será de mí? ... y nunca podré descifrar, Dios mío, sin tu ayuda, el aroma inderogable de las rosas. No sea así, no sea yo tan humano, no para siempre.
Que soy el que nunca fuiya no lo sabe ningunoen el cielo mis miradastienen cansada a la lunay mis zapatos sobre el sueloescasamente retumban.Soy el escritor más desleídode toda la literatura universal.¿qué importa si nadie se emocionay si nadie recordará jamásuna sola línea mía?Escribo para poblar la nadade maravillosas naderíasque eternamentenunca nadie leerá.Y como de confidencias se trataconfieso y me enorgullezcoasí y todo, en mi tremenda derrota,soy implacablemente felizy aseguro que me divierto.
Hoy tus libros han calladoquizás porque nunca hablaron.Leer de veras, jamás, es repetir palabras.Te confieso una perogrulladaque muy pocos comprenden:Jorge Luis Borges,  amigo mío,era simplemente un ser humano.Fueron sus lectores, como él lo sugería,quienes en realidad, lo crearon.Y no me vengas con que lo hacía mejor.Estampaba una palabra, después de otra,y confiaba en que tus ojos volaran.Hoy tus libros han calladomañana...escribirás uno... ¡que hable!
Nombro las cosas por su nombre raro a la hermana luna le digo luna ella me acompaña como ninguna si pienso con ella, me vuelvo claro. Al acero punzante llamo clavo y a las aguas pacíficas laguna. Pero hay una palabra, sólo una que construye montañas en mi llano amor es la palabra que mi boca pronuncia con ignorancia y temor. Escalar su cuesta, de seda y roca logra que mire un cielo mayor amando la lluvia, en una gota y en altas nubes, adivinar el sol
Quiero aprender a escribir de veras.  Esculpir en el silencio, una palabra precisa, y horadar con ella, el corazón de quien lea. No me conformo con decir “primavera”, quiero que estallen en flores las regiones de tu alma, y florezcan también tus sueños. Quiero aprender a escribir la silueta exacta de tus deseos, la forma inalterable de tus silencios, la alegría imperturbable de tus secretos.   Ya ves,  soy un pretencioso que no tiene con qué serlo, salvo, que te tengo a vos, que en este instante, me estás leyendo.
Es muy fácil, el boliche mío no vende, no tengo clientela, y eso que estoy regalando la mercadería.  Regalo letras, y se presentan a buscarlas, a lo sumo,  tres o cuatro amigas y amigos,  cuando yo creía abastecer a las multitudes.   Claro que estoy contento, de esas pequeñas almas grandes, que acuden a leerme, claro que se los agradezco, y más aún, por sus comentarios y críticas. Pero estoy enojado, y no acostumbro a esconder mis sentimientos, ni a llamarlos buenos o malos. Estoy enojado porque me leen muy pocos, así de simple. No me vengan que se escribe sólo para uno mismo.  A mi eso me parece una masturbación sin eyaculación final, o una película porno sin que se muestren genitales, o una religión sin crear culpas gratuitas, o para ser menos obsceno,  y más literario, me parece un gran libro escrito en caracteres comunes, para que lo lean los ciegos.- Si he de escribir sólo para mi mismo,  pues entonces, no publico y se acabó. Esa es la cuestión.  Me suena a engaño autoinfligido, contentarme con que dije lo mío, cuando sé que nadie o muy pocos lo han leído. Debido a estas circunstancias,  que no son de dominio público, porque jamás hubo público para mis intentos literarios,  he decidido…    ¡seguir escribiendo y publicando siempre!   …pero a quienes no me lean, a partir de este momento, los mando a las putas librerías que le sacan la plata a cambio de basura. Los mando a los autores consagrados que se hicieron millonarios, con fama y poder, a costa de reproducir sutilmente el sistema absurdo del capitalismo imperante.  Los mando a los lugares comunes disimulados de snobismo y los mando a la cháchara infame de robarle ideas a los clásicos y mal traducirlas para los ignorantes.  En definitiva, y en esto quiero ser simple y al mismo tiempo profundo:   los mando a la puta madre que los parió, es decir, a la cultura imperante.   De mi no esperen nada, o esperen cualquier otra cosa que no sea, seguir mintiendo que no estoy triste, enojado, cansado y decepcionado…   de ser uno de los escritores menos leídos de la literatura universal.   
Tampoco soyun amanecer vacío de solalgún clavo en busca del martillo eficazo una hendiduraen la pared huérfana de clavodonde un cuadrose sostiene sólo por la miradade aquel que lo contempla. Pero estoy cansado porque nadie me lee. Crucifico mi tiemposaboreando la posibilidad de la palabra exactay nunca, me sale el poema. Quedo muerto,sin resucitar poeta.¡Nadie me lee!
Un condenado que estaba en el infiernopensó un momento en la posibilidad de rezar.Todas las catedrales de la tierra se derrumbaron al unísono, en ese mismo instante,y todas las teologías guardaron silencio.Dios se había equivocadopor primera vezen el acierto de un hombre por primera vez.
Error
Autor: Eduardo Fabio Asis  1013 Lecturas
++++
No quiero saber la hora del amanecer,quiero dibujar en la noche el sol.No quiero un reloj preciso en mi destino,marcando las horas que faltan para tu regreso.No quiero el aroma de las flores hondas,en mi primavera todavía vacía.No quiero querer tanto,que vuelvas a mi.No quiero viajar por tu ausencia,declarando firmemente, que estás allí.Quiero volver a vos,donde nunca fui.
Te extraño
Autor: Eduardo Fabio Asis  1009 Lecturas
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