¿Qué saco de hacerte entender? ¿Qué sabes acaso de pasión? Controlas todo, sin sentir realmente nada, Si sintieras la mitad, sólo la mitad o menos de lo que yo, No podrías vivir, lo apuesto.  Esa imperiosa necesidad de castrarte Choca violentamente contra mi expresión libre de amar, Y volvemos a lo mismo, Y sigues creyendo que estoy loca Y sigo pensando que estás castrado.  Tus miedos, tu sentido de lo correcto, Tu perfección envidiable a todos, menos a mi ¿de qué me sirve? Tirar todo el sentimiento a la basura, como excesos Que no acompañan a la mujer que pretendas que sea...  Esa mitad de perfección que buscas para culminar tu glorioso plan de vida, En el cual soy un objeto, una pieza Que piensa, produce pero no procesa, No se descontrola, no ama a todo pulmón, lo hace en justa medida Como los demás esperan lo haga, Como ni siquiera... a ti te gusta.

Que, ¿por qué lo hago? murmuró ¡Por que no hacerlo! creo que respondí Tan tonta la pregunta como la explicación Mas, a ninguno importó el real sentido Y en mudo abrazo al fin nos quedamos Escuchando nuestra respiraciónPensábamos en lo mismo, es seguro Y por lo mismo callamos Tan escaso ese tiempo que llamamos nuestro Que las palabras se vuelven estorbo Para inventar rebuscados pretextosMas, ya lejos del momento Con mente y corazón fríos A solas con mis sentimientos Y lejos del mundanal ruido Me sigo preguntando...Por que no sólo le dije que lo estaba amando Recordarle que es mi primer intento en esto Que de límites, reglas, parámetros Para entregarle mi amor no hay nada impuesto Comprendo que no se medir mi pasión De sinceridad ese,  el más veraz gestoQue mujer me hice entre sus brazos Que mi vientre sueña parir sus hijos Que brindarle paz en mi regazo Es por lejos lo único que tiene sentido Que aprender a amarlo es la guía de mis pasos Y hacerlo feliz es mi desafíoDe amar y ceder nada sabía Y ahora no entiendo de límites Si por él me vuelvo luz y poesía Prosa, miel, océano y día No sé bien, que parte no entiende Si todo entrego a quien llamo vida.

  Secretamente me declaro por la noche, tomo el papel y vierto el amor que sigue latiendo luego de que te has marchado se transforma en palabras, prosa, poesía No ha de desperdiciarse el sentimiento que perdura, que late, que grita luego del último ¡te amo!   Secretamente sigues conmigo aunque ya hace mucho, haya cerrado la puerta tras tu espalda; me acompañas a lavarme los dientes, ponerme el pijama y te acuestas conmigo aunque tu piel ya no roza la mía; aunque tu calor siga sonrojando mis mejillas.   Secretamente me dictas las palabras y tu fuerza mueve mis manos, Pero tu mirada no se posa ya en la mía ha de estar esperando tras tus párpados dormidos un nuevo amanecer, muy lejos de mí, aunque te siga sintiendo conmigo aunque sienta tu peso en mi cama aunque me sigan besando tus labios ¡Aunque aún agites mi alma!

  Que no resultará murmura la gente que pronto me olvidará afirma la historia, mientras el destino ríe y desconsolada, la esperanza llora.   El camino de salida abre amplio sus brazos gozoso mostrando el cartel de bienvenida. Y mi espalda se despoja a carne viva de la antigua pielque se aferra a la desconfianza amiga.   De recuerdos e ilusiones lleno el espacio que permite mi valija, es que llevando lógica, mente y cuerpo para corazón y alma no hay cabida pues saliendo a cumplir mis sueños debo dejar a mi motor de vida.   Que Dios me guarde y proteja de pena, dolor y mentiras al que ahora dejo amando, y la Virgen me aleje de olvido y rencor, pues si agua y aceite nunca convergen tampoco lo harán distancia y amor.

   Un buen día, regresando tras mis pasos, en uno de esos momentos en que la mente divaga buscando gigantes en molinos de viento, me topo abruptamente con una imagen, enmarcada en madera bastante desgastada y tan pobremente labrada que era de imaginar que el autor esperaba impactar con el contenido, no con un envoltorio llamativo a las masas.                  En su interior había una joven, poco llamativa, que daba la sensación de neutralidad, tan común que cualquiera podría encontrar en ella un dejo de familiaridad, supongo que fue por eso, que me detuve a contemplarla.   El pelo largo y enmarañado, la cara sin gestos acompañada de sus hombros caídos daban una fuerte impresión de fatiga, de ese cansancio que pesa en el alma, reflejaba haber librado unas mil contiendas; la flaccidez grotesca de su pose contaba sus batallas insanas, probablemente con los hombres de día y con sus propios tormentos de noche.   En su piel no habían cicatrices (si eso imagina el lector), pero estaba llena de profundas arrugas en el alma, de esas sólo visibles a los ojos de algunos; pero no hay que confundirse, sus cejas pobladas contaban de un carácter fuerte, que, al parecer, se fue perdiendo tras un cauce inútil.   Aunque se ha de rescatar algo, sus ojos parecieran tener en el fondo un dejo de vida, que por desconfianza se esconde tras sus pestañas, si, acercándome un poco hay un leve brillo que sobrevivió a muchos más inviernos que veranos, que vio más amaneceres de los que debía. Una profunda pena se apoderó de mí y confieso derramé una lágrima por tan lastimera imagen, pero ¿Qué es esto? ¿Qué mala broma del autor? ¡La imagen! , Ella, derrama también una lágrima, no, ¡imposible!, se mueve igual que yo,... ¿reflejo?, imposible,... mejor cerrar los ojos.

Ayer, mis manos revoloteban en tu barba,Hoy, se ciñen a un lápiz para contar tu ausencia,Ayer, mi amor bailaba a tu encanto,Hoy, clama abatido tu presencia,Ayer, mi alma desnudaba por ti sus secretos,Hoy...  se consume extrañando tu escencia.

 Tengo miedo esta nochees tan difícil empezar de nuevo, Me siento a trazar nuevas vìas en mi otro nortemientras desecho memorias, cartas, viejos talonesBusco el fin de la historia,el lugar donde terminan los horizontesy no hay nada más, tu sombra es mi guíasé mi brujula que prometo no habrá más amorespues en mi pecho no hay más cabidaque para el huracán que dejas con tus pasiones.