• Cecilia
Corazoneterno
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Saben esta vez tengo ganas de relatar todo desde el principio incluyendo detalles que no pueden tener gran importancia para otros, pero para mi toda esta historia forma parte de mi vida, así que quedan avisados si lo que esperan es una historia que sea como una montaña rusa vivanla ustedes se disfruta más. Soy Javier un músico, mi profesión es esa vivo de ella y a decir verdad estoy muy contento con lo que hago, sin embargo siento que la musica es una amiga que te va robando los secretos por lo cual si te dedicas con detenimiento a escuchar mis melodias y entender mis letras sabras facilmente quien soy, pero ella era diferente sabía o comprendía exactamente que queria expresar con cada palabra, pero un detalle pequeño (me parecio al principio), yo no le agradaba al menos no era el tipo que ella esperaba y eso convertia desde el principio de esta historia y vayanse enterando en una historia de problemas, amor y algo más.Ese día ahora que lo recuerdo es muy extraño, agradesco el cambio pero soy de los que creen en señales y cosas así no en la suerte más bien en el destino, empezo en la tarde, yo raramente me quede dormido en la habitación de un hotel donde me hospedaba, ahí estabamos los miembros de una banda por un concierto que dariamos (porfavor no se creen la idea de que sera una historia melosa y cursi que mis canciones y suspiros son para una mujer), bueno el caso es que me dejaron como perro dormido y digo perro porque no me avisaron nada, bueno desperte tenía un hambre feroz, ¿porque no pedi comida a recepción? tampoco lo se, decidí tomar la chaqueta negra que estaba a mi lado, me puse unos tenis y listo sali del hotel y me dirigi a esos lugares que tanto odio llamado Plaza comercial, y que fui a hacer obviamente comer, admito ciertamente y con honestidad que la comida rapida se me hace lo más asqueroso del mundo, aunque ese dia poco importaba que entrara en mi boca solo tenia que ser algo, pedi comida china que hacia años no probaba mientras consideraba donde sentarme a saborearla o solo comerla, paso... Si ya se sonara muy clicheado lo se lose pero establesco que en el momento fue solo una casualidad entendido no senti ninguna explocion cosmica en mi estomago ni nada de eso me llamo la atencion por varios puntos que ahora mensionarePunto1:La chica estaba comiendo sola (no tiene nada de malo, de hecho yo estaba solo) pero pues no parecia de las chicas que tienen que estar solas, quiero referirme a que cualquiera le haria compañia incluso yo.Punto 2: Estaba vestida con un absurdo vestido color naranja (¿que tiene de absurdo?) nada pero lo raro es que no se veia comoda en el, sus manos constantemente lo acomodaban para que se pone un vestido que nisiquiera le agrada mujeres...
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Fuerte por definición
Autor: Cecilia  343 Lecturas
-¿Entonces un adiós te parece justo?-. Alce la vista del suelo, había roto el ritmo de mis pensamientos sin sentido. Trate de obligarme a mostrar una sonrisa, las despedidas no me agradaban. -¿Un final algo simple para nuestra historia no crees?-. Pregunte tímida, lo malo de mi era que buscaba siempre el lado dramático de las cosas, otra persona le habría cerrado la puerta en la cara a él. -Opino lo mismo- Contesto con gesto divertido - ¿Qué te parece si terminamos la historia como la empezamos?-. Un hueco en mi estomago se abrió paso esa sensación de que estas a punto de tomar un decisión importante, suspire rogando fuera la que fuera mi respuesta sirviera de algo. -Claro-. Me abandone al transcurso del tiempo, solo podía seguir el transcurso de las cosas pero realmente mi cabeza no estaba ahí junto a la persona que más amaba en la tierra, no me encontraba preguntándome que sería de mi, solo estaba en el coche de esa persona sabiendo a donde nos dirigíamos y evitando los miedos me embargaran haciéndome llorar. La noche parecía pintada por un negro abismal, eso solo lograba hacer lucir el blanco de las estrellas, se veían refulgentes. -Estas demasiado callada-. Acuso Javier el nombre del chico que tanto quiero -Siempre he sido así-. Respondí indispuesta a iniciar un discusión, últimamente todo había sido así, discusión tras discusión pero hoy no me repetí internamente. -Conmigo no-. El tono afligido de su voz no me paso desapercibido pero ¿Para qué mover las cosas? Pensé. Era sobrehumano el esfuerzo que realizaba por no soltarme a acusarlo, de terminar siendo la persona que me juro que no era, "Siempre seré yo", ahora viéndolo estaba lejos de serlo, unas semanas en un lugar extraño lo habían cambiado completamente, hasta la postura, ¿Quién habría sido de cambiar a alguien tan testarudo y lleno de ideas?, sería mejor no saber esa respuesta. El sonido de una puerta abrirse me trajo de vuelta al mundo real Moví mis manos rápidamente antes de que él fuera a abrir mi puerta, inmadura eso era, aunque querer evitar su cercanía era lo más razonable. Cuando se encontró conmigo algo parecido a la incomprensión le cruzo la cara. -Realmente no te entiendo, eres tú la que ama los finales memorables, siempre te gustaron ese tipo de historias y ahora te pones así-. Su recriminación demasiado directa me exalto, así NO era él. -Tal vez porque el protagonista no se va por unos días y regresa siendo un idiota-. Murmure Sus ojos se abrieron tanto que creí se lastimaría me lleve las manos a la boca, yo nunca lo había insultado ni acercado a una ofensa de  ese tipo. -¿Idiota?- repitió él, sus ojos marrones se alzaron al cielo, verlo así como cuando lo conocí era doloroso, sabía que Javier el verdadero, estaba detrás de su actitud detestable, egoísta, ¿No debería luchar por traerlo de vuelta? -Lo siento esa expresión no fue amable, pero expresa exactamente lo que quería decir-. Explique, quitándome los mechones de cabello que me tapaban la cara, estaba empezando a hacer frío. Aguarde en silencio su respuesta, al no producirse camine a la orilla del lago, a fin de cuentas eso era lo que quería estar en ese lugar para decir "Soy tan estúpidamente romántica que para que decirte adiós tiene que ser en un lugar mágico no en el simple pórtico de mi casa" decirle "No te olvidare" "Te deseo lo mejor", tontos cliches de novelas me dije a mi misma pateando una diminuta roca. Busque un lugar donde sentarme fuera lo menos incomodo posible. -No fue amable, pero cierto soy un idiota-. Lo escuche decirme. -La verdad es que puedes o no serlo, lo dije porque estaba acostumbrada a otro tú- confesé - Y eso es la razón de todo, yo- sentí un sollozo venir por mi garganta- esto no funciona así, que yo te ame debería hacer que viera las cosas buenas de ti, pero hay algo... -¡Dentente!- Sonó como un grito debido a el silencio del lugar, sin embargo me mantuve tranquila- Sandra se que dirás, te conozco dirás que no eres lo suficientemente buena para amarme como ahora soy, inconscientemente sueles echarte la culpa de las cosas, no lo hagas, las cosas pueden o no ir bien, en este caso ya no van a seguir pasando, pero deberías pensar más en ti, admito que soy otro pero este nuevo yo- con su dedo índice se señalo a él mismo- me agrada y cuando las cosas nos hacen felices debemos aceptarlas, no culparnos por eso-. -Y si lo que nos gusta nos hace daño-. Debatí con las esperanzas hechas añicos de recuperarlo. -¿Daño?, no creo que lo que te haga realmente feliz cause mal, y con feliz me refiero a en verdad no a autodestrucción disfrazada de felicidad-. Sentencio, la voz tan formal que ocupaba, ahora mismo parecía que la carrera de psicología le sentaba bien, me lo imagine en un sillón con las piernas cruzadas y unos lentes. -Es fácil decirlo cuando llevas 3 años estudiando una carrera que te dice que y que cosas están bien-. Me burle, aun en las peores condiciones eso me quedaba con él mi sentido del humor. Una sonrisa más que nada obligada me dirigió. -No lo que está bien o no Sandy, pero si la manera de aprovechar las experiencias-. -¿Oír eso debe consolarme?-. Pregunte algo sarcástica -Tontita, siempre buscas el  lado negativo-. El adjetivo que uso para describirme me hiso sentir a la mitad de nuestra relación cuando la confianza era grande y esas palabras eran comunes y nada hirientes. -Señor positivo y señorita negativa, es obvio que no iba a resultar-. Comente implantándole todo el dolor a esa frase. -¿Acaso te has olvidado de lo que me habías dicho el día en que nos conocimos?-. -¿A qué te refieres?-. -Te recordare, estas sentada casi exactamente como ahora mientras mirabas el infinito y contestaste a mi pregunta de ¿Prefieres el día o la noche? con un: Son completamente diferentes, pero lo bello de esto es que forman parte de un mismo momento y aunque cuando sale el sol la luna no está supongo que ambos saben que forman parte de un conjunto- termino de citarme- Tal vez tu y yo no podemos estar a la misma hora y no porque uno sea sol y uno luna que ambos iluminan, si no porque así debe ser-. 
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