HE LLORADO.
Publicado en May 03, 2013
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Hoy fue el día en que terminó la fortaleza aparente. De repente todo se empezó a revertir, la ecuanimidad, la resistencia, la resiliencia se transmutaron en desgaste, cansancio y quiebre. Lloré, duele reconocerlo, pero más dolió mientras lo hice. Simplemente un hombre no debe llorar por motivo alguno. Cortázar refiere en "Instrucciones para llorar" como debe hacerlo un niño, una mujer, pero nunca da a entender cómo lo hace un hombre; simplemente no se contempla ese supuesto.


Después de tanto disimular que todo iba bien, se corrió el velo de Isis. Lo que observé fue la  realidad del ser humano, y cómo puede hacer de su perdición el desespero de sus hermanos. No me preocupa haber hecho lo que hice, me preocupa realmente que por tanto tiempo haya estado guardado el sentimiento y que no lo dejara fluir. Una máscara de tranquilidad ocultaba una tormenta que en cualquier momento se iba a desbordar, como lo hizo. No quiero que te sientas culpable, realmente el sentimiento lo tengo yo hacia ti, no  has puesto mucho de tu parte para que me sienta así, en serio, solo has sido tú. Con tus defectos y virtudes, con tu sonrisa hermosa que me hace creer de nuevo en todo, con tu forma de ser que hechiza y que levanta y hace que vuelva a caer, como si a cada momento fuera un Ícaro que después de elevarse hasta el cielo y desplomarse, recobrara nuevas fuerzas y lo volviera a hacer, sin importarle los efectos que tendrá la caída en él. O bien, como un Prometeo al que le es roído el corazón por los buitres y se regenera a cada momento, por la misma llama que se había encargado de llevar a los hombres.


En serio, no me preocupa haberme quebrado. Por un momento recordé mi calidad de ser humano. Si eso es justificable o no, debo admitir no meterme en ese tema. Porque de repente es necesario dejarse llevar, desgarrarse la garganta y ahogar el silencio en un grito, junto con las lágrimas que descienden por los pómulos de las mejillas, llegan a las comisuras de los labios y son saboreadas, otras caen al suelo sordamente, esto si se está de pie o sentado porque si uno está acostado las lágrimas caen en los oídos y empiezan a formar una pequeña alberca auricular que detiene el sonido, además que los ojos se lubrican y de repente uno recuerda que todo duele, todo.


Por otra parte, paralelo al malestar físico, está el malestar anímico. El segundo más difícil de llevar que el primero puesto que las lágrimas realmente no duelen, lo que si afecta es el recuerdo constante del porque se está llorando y lamentándose por esa situación. Me lastima más estarte recordando mientras lloro, pero al mismo tiempo no me duele tanto como el saber que ya no te podré recuperar, si es que realmente alguna vez te tuve, porque lo que se tiene y se pierde duele, pero duele más aquello que no se tuvo, se esperaba tener y sin embargo se perdió. Tu recuerdo sin embargo aparece incólume, inerte, no puedo creer que no se haya visto afectado, continúa.  No obstante entristece que ahí permanezca porque es lo que está produciendo mi muerte moral, simbólica. Es difícil estar vivo físicamente pero sentirse desterrado del aspecto sentimental, no es algo que le desee a nadie. Todo lo anterior es producto del llamado malestar anímico, la enfermedad del alma que pase lo que pase continúa ahí y lastima y afecta, pero tampoco quiero dejar porque es lo que me aferra a tu sentimiento, únicamente eso.

He llorado, lo reconozco. No como se hace apología de un delito, ni como se acepta un problema grave, ni lo confronto como un mal necesario. Más bien lo admito como se admite un día nublado, la belleza de una costa en pleno atardecer o un dulce beso en la mejilla. Es algo con lo que debo vivir, la realidad de que por un momento en mi vida me quebré en llanto, y fue por ti.


Entonces cuando terminó de hablar ella lo observó, atónita. Tal vez pensaba que no se presentaría ante ella, que él nunca volvería. -Creí que había barrido el suelo con él.- Pensó, -estuve segura de que no regresaría, por su bien, por el mío-. Sin embargo cuando existe un sentimiento tan grande que se ha cultivado por algo de tiempo, es difícil que se desvanezca, como difícil es que se retire el recuerdo del llanto.


Y en ese lugar, donde menos esperaban encontrarse, una plaza pública, estaban a punto de decirse lo que el uno iba a hacer con el otro. Desde temprana mañana había concluido lo de ellos, y ya entrada la noche, cuando no se puede dormir y se decide salir a caminar, a veces, solo a veces. La gente se encuentra. Y acepta su dolor. Y comprende. Y olvida. Y llora.
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Foto del autor felix.d.ramirez
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Descripción

La aceptacin de una sensacin que deriva en un sentimiento.

Palabras Clave: Llorado amor ella el encuentro aceptacin

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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