En la oscuridad mas profunda
Publicado en Apr 04, 2013
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‘’Aun no recuerdo el ultimo día que me desperté con ganas de vivir y no desear que se terminara el día, para volverme a unir en la oscuridad de mis sueños; con el deseo de ir a un lugar donde no me alcance la luz y me pueda ahogar en mis lagrimas.’’
-       ¡Oye, William! Ven un rato, Te quiero presentar a tu compañera de trabajo, ella no es de aquí, creo que viene de Inglaterra…pero sabe mucho de libros antiguos así q supongo que es igual de rara que tú.
-        Gracias – respondió el chico con sarcasmo – ¿es ella? Parece una chica normal de hecho muy normal, tan normal o tan pinky — con cierta molestia.
-       ¡Deja de decir tonterías y ve a saludarla! – respondió su jefe un poco molesto – tienen que llevarse bien, ya van cuatro personas que se van este mes por tu culpa.
-       ¡Quieres callarte! – respondió incomodo – lo que pasa es que son demasiado cobardes como para enfrentarse a una criatura de la noche como yo.
-       ¡Ya! Ve salúdala y no moleste – y dijo en tono amenazante – si ella se quiere ir como los demás…. ¡Te juro q el que se va eres tú! No me importa que tu madre me crucifique en medio de la plaza.
William se dirigió donde estaba aquella chica, él la veía muy normal, algo joven para saber mucho de libros antiguos y todo eso, pero ¡¿Qué estaba hablando?! El también era joven y ahí estaba trabajando en la librería de su padrastro; para… pagar su comida, supongo – pensó él. La verdad era un chico muy retraído en su escuela era molestado por todo eso, nadie podía aguantarlo por mucho tiempo y menos él a los demás; pero hace un tiempo había sido aceptado en una de las subculturas de vampiros en nueva York, se sentía bien estando ahí, era aceptado por todos y nadie lo molestaba, ni lo miraba raro se sentía libre de ser el mismo y ahora que  todos sabían que era un vampiro lo respetaba o mejor dicho le temía; ¡Qué más da! La cosa es que ya no molesten.
-       ¡Hola! – dijo incomodo – soy tu compañero de trabajo, Dante Bright – extendiéndole la mano.
-       ¿De verdad? ¿Ese es tu nombre? – soltó una pequeña risa – tu mamá debió estar amarga contigo para ponerte este nombre…- no dejaba de reír.
-       No fue mi madre, fueron los de la comunidad de vampiros, por si no lo sabes… yo soy un vampiro.
-       ¡Ah…! ¡Si… entiendo…! ¡Bueno no! – dijo aun divertida – pero me parece muy ‘’lindo’’ que pertenezca una de esas cosas, en fin, dime ¿Cuál es tu verdadero nombre?
-       William – muy molesto por como ella se expresaba de él creía que era el paraíso – ¿el tuyo?
-       Heaven.
-       ¡Oh! ¿Cuantos tienes?
-       Bueno aparentemente – pensando – veintitantos… creo.
-       Esa no es una respuesta, además… acaso ¿no hay un límite para aparentar la edad? Parece una chica de preparatoria.
-       ¡Ya déjalo así! Chico lindo y vamos a trabajar – quiñándole uno de sus lindos ojos azules.
Heaven era una chica muy risueña que siempre sonreía y se divertía con todo, su forma de vestir era un tanto rara, pues, tenía el fetiche de vestir como en la era victoriana; su cabello era tan largo y rubio con algunas ondas en las puntas; sus ojos azules más la profundidad y calidez de ellos, su figura delgada y pequeña que incitaba a querer protegerla; todo eso hacían de ella alguien casi celestial; que dejaba boquiabierto a cualquiera que la viera, cosa que no pasaba con ‘’Dante’’ que no mas su sola presencia le molestaba – aunque ya llevemos más de dos meses trabajando juntos…y debo admitir que es la primera persona que ha durado, pero… porque siempre me está diciendo cosas tan molestas? – se preguntan:
-       ¡William! – se escucho un grito desesperado.
-       ¿Qué pasa? – apareció corriendo preocupado.
-       ¿Por qué te vistes así? – pregunto muy tranquila a la vez que ordenaba las revistas en un estante.
-       Te odio – pensó – porque soy un vampiro, respondió en voz alta.
-       Pero los vampiros no pueden vivir en el día – dijo inocentemente – además – acercándose – eres tan lindo, deberías ponerte cosas más alegres.
-       Por si no lo sabes eso que no podemos salir a la luz del día es mentira, solo que no es de nuestro agrado, y no insistas no me pondré ninguno de tus vestidos – completamente molesto.
-       ¿Ese collar de púas? – señalando el rudo accesorio de William – si quiere q te pasee tráeme tu correa  - comenzó a reír divertida – ¡bueno! ¿Por qué te quisiste volver vampiro? – pregunto esto último con tono serio.
-       JA JA JA muy graciosa – un poco molesto - Porque en ese lugar fue donde me descubrí a mí mismo y fui aceptado tanto como yo a ellos, yo nací para serlo.
-       ¿Encontrarte a ti mismo? ¿no hubiera sido mejor si fueras a terapia? – murmuro.
-       ¿Qué dijiste?
-       ¡Ah! Y si hicieran algo malo, los seguirías aceptando – el tono de voz de Heaven cambio de repente pero William no se dio cuenta porque fue interrumpido por su padrastro.
-       Ya leyeron el ‘’New York Times’’ dicen que  encontraron cadáveres de niños en la basura y que les fue extraída toda la sangre, en otros practicaron canibalismo, los policías creen que fue algo de ritual satánico o algo así - los dos voltearon a ver a William.
-       ¡No me miren así!… mi clan sería incapaz – dijo a la defensiva.
-       Pero de todos modos… ustedes son criaturas de noche – sonrió Heaven.
La verdad William le decía clan a un grupo de amigos que tenia, de vez en cuando iban a fiestas nocturnas donde todos se disfrazan y tomas el rolles de algunos libros famosos o que ellos mismo inventaban para destacar según sus nombres…aunque algunos se tomaban su roll muy enserio…
-       Dime William – le dijo Heaven cuando se entero que este se iba a encontrar con su ‘’comunidad’’ – ¿Qué crees que es para ti la vida?
-       Creo que es algo muy complejo de explicar…
-       Entonces le preguntare: para un vampiro ¿Que cree q es la vida?
-       La ley del más fuerte.
-       ¡Oh…! Entiendo… entonces si yo soy más fuerte que tú ¿debo matarte?
-       ¡No! – respondió William algo sorprendido ante la pregunta de Heaven.
-        Entonces, ¿cómo explicas lo que le hicieron a los niños?
-       Ya te he dicho que no se sabe si fueron los vampiros, seguro fueron esos enfermos de los satánicos… - vio el reloj y se dio cuenta que se le hacía tarde - me tengo que ir.
-       William… no te dejes llevar por las apariencias – con tono de misterio – solo eres un humano, tienes que andar con cuidado y con precaución.
-       Tu también lo eres así q no molestes – dijo molesto porque ya le empezaba a irritar eso.
-       No William… yo no lo soy – Heaven susurro tan bajo que William no alcanzo a escuchar.
La luna estaba hermosa; hoy pasaran cosas buenas; pensó William y al encontrase con Oliver, su amigo y miembro del clan – tanto tiempo sin verte Dante.
-       Oliver, ¿Cómo has estado?
-       ¡Tú sabes! bebiendo sangre... – dijo divertido – por cierto, debido a que has estado ausentando un bueno tiempo, te digo que hemos cambiado de lugar de reunión y que nos hemos contactado con clanes de mayor elite, no me lo vas a creer si te digo todo lo que hemos logrado, así que por que no vamos y los vez por tus propios ojos – a lo que ‘’Dante’’ accedió y se dirigieron a un sótano donde el ambiente era muy pesado pero aun así el se veía muy excitado ante tanta gente con sus mismo gusto y tendencias.
Todo estaba yendo bien, según Dante, que no paraba de tomar y a la vez bailar con esa música tan hipnotizarte, el juego de luces por momentos lo segaban y lo mareaban más q el alcohol, veía como esas personas se divertían sin pensar en el mañana, entregándose a sus bajas pasiones; es así como quisiera vivir toda mi vida, pensó él; de pronto de apagaron las luces y solo había un reflector que iluminaba a un hombre  que estaba con una toga en el escenario.
       -     Criaturas de la noche sedientas de sangre, llego el momento que todos estábamos esperando, la hora del espectáculo llego.
       -    Dante ya va a empezar lo mejor – dijo su amigo completamente ebrio – te va a encantar.
William vio como en el estado ponían objetos muy raros, un altar, la imagen de un pentagrama y cuchillos, ¿recipientes?, ¿Que se supone que iba a pasar en ese lugar? ¿Un sacrificio?
-       Señores quiero pedirles disculpas por que hoy sea tan solo una persona, pero les aseguro que esta chica vale más que esos niños, no se arrepentirán su belleza es tan excitante que con solo verla se les hará agua la boca.
Los ojos de William se llenaron de espanto cuando vieron a Heaven bajar las escaleras del sótano con las manos atadas y los ojos vendados, acompañada de un sujeto desalineado que la jalaban como si fuera una cosa - acaso… acaso ella iba ser el sacrificio – se pregunto angustiado – no puede ser tengo que hacer algo – se dijo – tengo que hacer algo – corrió hasta al frente del escenario, entonces vio como la empujaron a Heaven haciéndola caer frente al altar, al hombre de la toga alzando el puñal para el sacrifico y exclamando unas palabras en un idioma muy raro, mientras la gente gritaba eufórica por el alcohol, la droga y la locura de ver la sangre de esa chica querían tenerla, poseerla, devorarla y fue en ese momento  cuando William se dio cuenta  que su jueguito de vampiros había llegado a su fin.
En uno los castillos de la hermosa ciudad de Londres, donde el tiempo se había congelado y se rumoreaba que en ese lugar pasaban cosas horribles y se guardaba un oscuro pasado; una joven y su mayordomo se preparaban para un largo viaje:
        -   ¿Ya está todo listo Sebastián? – pregunto la chica, que tranquilamente estaba tomando el té a medio día en una de las terrazas del castillo.
        -    Si señorita, todo está listo, a más tardar salimos para Estados Unidos en dos horas – dijo sirviéndole un pedazo de pastel – disculpe por preguntar, pero ¿Qué piensa hacer en ese país?
-       Me parece extraño que no sepas, Sebastián – hizo una mueca de molestia – iré y matare a cualquiera que tenga que ver con esos bastardos – dijo esto último con una voz muy seria y sombría.
-       Señorita, ud sabe que puede contar conmigo hasta el final. – puso su mano en el pecho y se inclino con señal de reverencia.
-       Solo limítate a seguir mis órdenes – tomo un sorbo de té.
-       Yes, my lady…
-       Bueno ya es tiempo de irnos, coge las molestas y llévalas al auto nos vamos al aeropuerto… es hora de cobrar venganza… - dijo esto parándose y dirigiéndose a la puerta.
‘’ Todavía no entiendo porque le tenemos miedo a la muerte… después de ella ya no existe nada, ya no sufres, no temes quedarte solo, no sientes nada, pero dicen que te sufrirán la familia; creo que la verdadera razón no es esa; la verdad es morir sin ser recordado ’’.
-       ¡SEBASTIAN! – se escucho en todo el local y en poco rato se vio el hombre de la toga bañado en sangre, su sangre….
La gente completamente descontrolada y horrorizada no sabía qué hacer, todo había salido de control; una sombra negra estaba recorriendo cada rincón del sótano con muy velocidad mientras las personas caían muertas empapadas con su propia sangre.
William quien hasta ahora había visto todo sin tener ningún rasguño había quedado estupefacto, su corazón latía fuerte; acaso ¿es el fin? – Se pregunto – ¡¿moriré aquí?! ¿Como cualquier cosa? – Pensó  - ¡BASTA! – Fue lo primero que dijo después de todo, pero al instante recibió un golpe que lo hizo caer.
Al despertar se encontró atado a una silla en un lugar irreconocible, frente a él un hombre alto de contextura delgada, vestido con un traje de mayordomo de color negro, de cabello corto del mismo color y una profunda mirada que reflejaban sus hermosos ojos carmesí lo miraba con desprecio esperando algo.
-       ¿Que… que está pasando? ¿Porque estoy atado? ¿Qué me piensas hacer? ¡Degenerado!  - grito William con mucha rabia.
-       solo quédate callado y déjame trabajar – respondió el moreno de ojos carmesí – pronto llegara mi señorita.
El ruidos de los pasos se acercaban cada vez más, ese ruido hacia que se le pusiera la piel de gallina a William; ¿qué iba a pasar? – De esta noche no paso – se dijo a sí mismo; cuando se abrió la puerta se dejo ver una hermoso vestido que a la vez se le hacía muy familiar, al conocer a la persona quien estaban esperando se provoco más de una sorpresa en ambas personas.
-       Heaven! Estas viva!
-       ¡¿William?! ¿Qué haces aquí? – ella se veía completamente intacta como si nada habría pasado, solo que sus ojos ya no tenían ese color azul cielo si no el mismo color carmesí que el de su mayordomo – ¿Sebastián que paso?
-       Señorita, discúlpeme, pero yo solo seguí sus ordenes – se disculpo con una reverencia.
-       ¿Qué diablos está pasando aquí? Heaven, deja de jugar! – pronuncio William muy confundido.
-       ¡Cállate! – le grito Heaven, era la primera vez  que le alzaba la voz tan seriamente, en sus ojos se reflejaba la tristeza de verlo de esa manera y la decepción por no tener lo que estaba buscando al inicio – Sebastián, llévalo al cuarto de huéspedes y dale ropas necesarias para que se cambie… esa ropa…quémala, esta manchada, sucia – miro a William con tristeza y cólera – y protégelo como si fuera yo misma.
-       Yes, my lady
-       Te espero en la terraza, no te demores, si quieres saber lo que está pasando – dijo esto después de darse la media vuelta para retirarse y sin más que decir
se retiro tirando la puerta con fuerza.
Después de cambiarse William fue guiando por el mayordomo de los ojos carmesí hacia la terraza; toma asiento; le pidió Heaven con la sonrisa que siempre le había mostrado y ahora mostraba sus ojos azules que la luz de la mañana hacia resaltar.
-       ¿Dónde estamos Heaven? – pregunto tomando haciendo muy asustado – no pensé que habían este tipo de lugares en Nueva York.
-       No estamos en Nueva York – respondió tomando una taza de te
-       Entonces… ¿dónde estamos?
-       Lo miro con una mirada fría – luego volteo a mirar a Sebastián y dijo – no tienes por qué saberlo.
-       ¿Por qué estoy aquí? Mi mamá se preocupara.
-       La mirada de Heaven se volvió tan fría y distante al decir – pero no me habías dicho que a tu mamá y a tu padrastro no les importabas y que si tu desaparecías ellos no se darían cuenta… ¿por qué estas aquí? Porque eres el un testigo de lo que paso ayer y podrías servirme de mucho además si te dejara libre podrías hablar y…. – lo miro a los ojos y sin vacilación agrego – tendría que matarte.
-       William quedo sin palabras al escucharla hablar de esa manera, ¿dónde estaba esa chica cálida que había conocido en estos dos meses? Acaso todo lo q sabia de ella era mentira…. Pero en verdad él no sabía nada.
-       Entonces no me contaras que paso ayer? – pregunto en un tono muy sumiso
-       Suspiro Heaven, y miro a Sebastián que en seguida se retiro – ¿sabes que yo soy de Inglaterra, verdad?... hace mucho tiempo yo pertenecía a un clan de vampiros.
-       ¿Tú eres un vampiro? … pero a ti nunca te gustaron esas cosas, o por lo menos eso fue lo que parecías.
-       Déjame terminar, pertenecía a un clan de vampiros, pero estos no eran como los que tú conoces… somos vampiros de verdad – desvío la mirada hacia el cielo – un día, mi hermano acogió a una chica y la acepto como su compañera, pero poco tiempo después ella empezó a actuar muy raro, salía todo el día y cuando regresaba olía a sangre; eso era muy incomodo para todos; así que decidimos que debería irse de la casa, pero antes de decírselo a ella; mi hermano la encontró en su cuarto devorando a un niño recién nacido, mi hermano exploto en ira no quería saber nada de ella, y sin más, la echo de la casa. Después de eso mi hermano quedo marcado por aquella escena tan cruel, nosotros somos vampiros de la noche, como dicen muchos, pero lo que ella había hecho estaba más allá de cualquier cosa. Así que él se volvió muy solitario y casi ni comía, yo estaba muy preocupada, pero una noche escuchamos un ruido en el cuarto de mi hermano y el fue, poco después escuche un grito y encontré el cadáver de mi hermano. Y esa maldita furiosa al ser rechazada llamo a aquella sombras que sin ningún remordimiento mataron a todo mi clan, yo fui la única sobreviviente, no sé por qué ella me dejo con vida.
-       No puede ser posible que eso haya pasado… esto es la vida real Heaven deja de bromear.
-       William no estoy bromeando… tras un buen tiempo de investigar que eran esas cosas junto a esa y descubrí que no eran vampiros…
-       Qué? Pero si me estás diciendo que regresaba a tu casa oliendo a sangre, acaso eran demonios o otra cosa.
-       No… son peores que demonios… los demonios nacen en el infierno pero ellos no nacieron ahí… ellos alguna vez fueron humanos.
-       ¿Qué? De que estás hablando no entiendo.
-       Eran humanos que se dejaron llevar por sus pasiones, haciendo que estas los consumieran hasta el punto de perder su sensibilidad, su humanidad, convirtiéndolos en seres muy crueles que solo se satisfacen bebiendo sangre y comiendo a humanos una vez que han hecho que pierdan la razón por los más bajos placeres del hombre, ellos son pecados.
-       Algo así ¿como los siete pecados capitales?
-       Así es.
-       Pero tú me dijiste que tu hermano había encontrado a su novia devorando un niño.
-       Me falto decirte que ellos pertenecen a un grupo rebelde cansado de consumir carne podrida por el odio, la lujuria, gula y los demás; descubrieron  que las mas deliciosas presas son las inocente -  volvió a mirar a William otra vez después de esta mirando por mucho tiempo el cielo – las más inocente…
-       Un niño…
-       Cualquier alma, que no conozca el mal será victima de estas bestias que  se creen con el derecho de matar a cualquiera.
-       Entonces ahora ¿que pasara?
-       Te quedaras aquí – tomando una taza de té – te encerraras en tu cuarto cuando yo te lo ordene sin decir ni reclamar nada, entendiste.
-       ¿Por qué tendría que hacerlo?
-       Porque TIENES que hacerlo – dijo esto y se paro  - Sebastián acompáñame a mi habitación.
-       ¡Ah! Disfruta la vista – le dijo a William – por mientras, Sebastián.
-       Si señorita – obedeció después de aparecer de la nada y se dirigieron a la recamara de Heaven, en ella, el hombre de los ojos carmesí pregunto:
-       Mi señora, le molestaría si le pregunto algo.
-       Si -  respondió Heaven
-       Esta segura que el joven William debería quedarse aquí, no cree que es peligroso para ud?
-       Si lo dejo solo podría ser peligroso para él, podrían matarlo.
-       Pero, señorita – acercándose a Heaven – aquí, es mucho peor que afuera – susurro en el odio a Heaven, haciendo que Heaven tragara saliva sabiendo que era la verdad.
-       ¡Cállate! – haciendo un ademan con la mano - yo sé lo que hago, de todos modos, podría servirme de algo – volteo para verlo, y el mayordomo solo sonrío. - Ahora… deja de preguntar tonterías y llámala, quiero saber a qué acuerdo puedo llegar con ella.
-       En seguida – tomo permiso para retirarse y salió del cuarto
William en su habitación estaba pensando en todo lo que le dijo Heaven, que había pasado con ella parecía otra… esto no era más que un sueño se dijo y se tiro a la cama cerrando poco a poco los ojos hasta quedar profundamente dormido; y empezó a soñar que estaba parado en frente de Heaven, ella estaba llorando, el se quería acercar pero no podía moverse, pronto, se dio cuenta que era una imagen que estaba siendo proyectada frente a él, en medio de la oscuridad, veía a Heaven y su corazón le dolía; ella sentada cerca de su cama con sus ropas manchadas de sangre, escucho la voz de Sebastián que le decía algo pero no pudo saber que era porque mientras hablaba la imagen se iba derritiendo cayendo gota a gota y se escuchaba a una mujer cantar una famosa canción infantil inglesa, de la época de la reina Victoria.
London Bridge is falling down,
Falling down, Falling down.
London Bridge is falling down,
My fair lady.
Y se escucho una carcajada estridente femenina, que no dejaba de reír, William despertó exaltado y lleno de sudor, desde ese momento no dejo de soñar con esa canción…
En un cuarto de un motel en New York se oían los gemidos y chirridos de la cama, dos seres completamente bañados en sudor y sucios de besos y caricias, expresaban su deseos hasta saciarse mutuamente; hasta que se escucho un grito de terror viniendo de una de las partes, el hombre sintió como le era absorbida la vida en un solo instante y cayó muerto encima de la cama; después de eso entro un tipo de larga cabellera rubia y ojos verdes, muy buena presencia que vio la escena con cierto asco y desagrado.
-       ¿Por qué te gusta hacer eso?
-       ¡Ah..! es para abrir el apetito – respondió la mujer, vistiéndose y acercándose al hombre – sabes que es de mala educación entrar sin tocar?- sonrió.
-       ¡Ja! No me digas que ahora eres educada – alzo la mano para pasarla por su largo cabello.
-       La mujer hecho a reír y lo miro pícaramente – pues algo tuve que aprender después de vivir mucho tiempo en Inglaterra ¡¿no?! Soy toda una señorita – haciendo un además de saludo.
-       Te enteraste lo q paso la semana pasada – pregunto sentándose en la cama ignorando completamente el cadáver que yacía en ella.
-       No – respondió muy distraída.
-       Interrumpieron una de nuestras ceremonias y mataron a todos y también a Gula, pero creo q alguien sobrevivió…
-       La mujer volvió a sonreír – que bueno que lo mataron, ya me empezaba a caer mal.
-       ¿Estás hablando enserio?
-       Sonrío pícaramente – que tengo que hacer para que me tomes en serio. – acercándose mucho al hombre – además… sé muy bien quien lo hizo – susurrando en su oído - ya se estaba demorando, esperemos cual es su siguiente movimiento – subiéndose encima de este – pero Vanidad… dime ¿Cuál es tu movimiento?!
Y los dos empezaron con esa ceremonia de placer y deseos carnales que no terminaron hasta el amanecer.
 
- Así que al final decidiste llamarme – comenzó la conversación la hermosa mujer francesa de cabellos corto y castaño con una piel tan suave y pálida, labios carnosos; vestía un vestido rojo de falda corta.
- No es que haya sido de mi agrado hacer esto - respondió Heaven tomando una taza de té junto a la ventana.
- Pues no te veo en tal sacrificio, querida - en tono muy coqueto.
- Anne,  deja de jugar sabes muy bien porque te llame - mientras que Sebastián le servía algo de té.
- ¡Sebastián! te ves muy bien de salud - mientras le tocaba el trasero a este.
- señorita muchas gracias por preocuparse, pero sería tan amable de sacar su mano - dijo esto muy avergonzado.
- Soltó una carcajada - te ayudare en todo... pero tú tienes que darme algo a cambio - con voz muy sensual mirando a Sebastián.
- Si es por Sebastián el hará todo lo que yo le ordene.
-  Anne se paró y se acercó por detrás a Heaven para susurrarle muy de cerca - ja, pero si yo no quiero a tal mayordomo, a la quiero es ti.
- ¿Estas bromando?...- pregunto Heaven algo incomoda, siguiéndola con la mirada.
- Si délicieux - acerco su rostro al oído de Heaven - que podría comerte ahora mismo, si no quieres... también podría ser ese humano que tienes encerrado en un de los cuartos, ¿crees que no lo sentí? él también luce delicioso.
- Déjate de tonterías, no te atrevas a hacerle daño.
- Pero de todas maneras quieres que te ayude tienes que tomar una decisión... si no eres tu... será él – sonrío pícaramente.
- está bien - dijo Heaven después de un suspiro de resignación - seré yo.
 -  Anne mostro su rostro de sorpresa - ¡Ah..! No sabes cuan feliz me haces... te espero hoy en mi cuarto, querida... no faltes - dijo quiñando el ojos y retirándose de la habitación
-   Señorita.
-   No me digas nada Sebastián, ya está dicho.
Mientras tanto Anne al salir encontró a William en el pasadizo y lo observo con cuidado, pero no le pareció para nada extraordinaria su apariencia, era delgado, pelirrojo con una piel muy blanca mas una pequeña cicatriz en el cuello por culpa de un accidente de tránsito donde perdió a su padre y una tatuaje de unos labios encima; sin ningún atractivo que llamara la atención en sí, ni su sangre era tan apetitosa como la de Heaven.
- Así que tú eres Dante.
- ¿Como lo sabe? - pregunto William al ver a tan hermosa mujer.
- Magia  -contesto divertida y agrego - ... la verdad yo no sé qué te vio Heaven, alguien tan... hermosa como ella.
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Debes de sentirte tan honrado de ser su protegido, sabes, cualquier vampiro daría su vida y todos sus dones por tener una mirada de aprecio de ella.
- No entiendo
- Aunque debo agregar que a pesar de todo, ella ahora es mía- sonrío maliciosamente- no te sientas en las nubes, ella no es de las chicas que confiaría en cualquiera y si fuese así es porque en algún futuro le servirás para algo, te doy un consejo no confíes en nadie de esta casa; podrían... matarte... ¡buenas noches!
William quedo muy confundido con lo que le dijo Anne en ese momento...¿ no confiar en Heaven? ¿Matarme? cierto ella me amenazo pero si es que no decía nada...debo dejar de ser tan idiota.
Más tarde a la hora de dormir; William se asomo al pasadizo y vio a Heaven en frente de la habitación de aquella francesa rara, vestía un hermoso camisón y lucia tan hermosa como nunca; le iba pasar la voz cuando vio que la puerta del cuarto se habría.
-       ¡Oh! Que puntual eres… - dijo viendo con mucho interés a la joven frente a ella  – pero por lo menos cambia de cara… tampoco es que la vayas a pasar mal – agrego viendo a Heaven completamente seria y muy nerviosa.
-       Terminemos con esto rápido.
-       Pasa querida…
Y Heaven pasó sin decir nada, William sin saber por qué se sintió mal y entro a su habitación muy ofendido y molesto por lo ocurrido.
 
-       Lujuria, creo que deberías tener más en cuenta que esa tipa se nos está adelantando mucho.
-       ¡Ah…! ¿Pero ahora que hizo? – pregunto ella muy aburrida.
-       Empezó a reclutar vampiros 
-       ¡Ja! Es que no solo le basta tener a ese de mayordomo, si no, también quiere tener más gente – sonrió sin preocupación – y por fin descubrieron quien era el sobreviviente y ¿porque ese mayordomo lo dejo con vida?
-       Según tengo informado, era un compañero de trabajo de ella que pertenecía a clan de los vampiros del sur y lo tiene viviendo con ella.
-       Interesante…. – dijo pensativa sentándose el un sillón grande y ancho, cruzo sus larga y finas piernas dejando ver la raja de la falda de su vestido negro – así que ella ya se encariño con el humano – echo a rodar un estridente carcajada, echándose para atrás dejando caer en el sofá su larga cabellera negra – que gracioso, dime ¿Ira como va todo con lo planeado?
-       Todo está yendo muy bien, poco a poco estamos llamando a los demás.
-       Muy bien, muy bien  - tomando la copa de vino que estaba frente a la mesa de la gran sala de una casa abandonada fuera de la ciudad de new york – solo espero que ella haga su siguiente jugada y estará muerta  - termino nuevamente con esa estridente carcajada.
 
'’La soledad que me invade no es nada más que debilidad y desaliento, el miedo a amar o ser amado; no sería capaz de lastimarla, me conoce… pero aun así quiere correr el riesgo’’
      - Heaven, estaré un día fuera de casa – aviso Anne
- ¿A dónde vas?
- Veras tengo que hablar con unos de mis contactos para ayudarte.
- ¡Ah..! Era por eso... entonces ve y no te entretengas en el camino.
- Tranquila que ahora con la única que puedo entretenerme es contigo - quiñándole un ojo a Heaven.
A la hora de la cena se sentía un ambiente muy incomodo entre William y Heaven.
- ¿Porque todavía me tienes aquí? pregunto muy molesto.
- Ya sabes cuál es mi respuesta...- respondió con frialdad
- Si no te sirvo para nada, yo no tengo ningún poder, ni nada por el estilo... solo estoy siendo una carga para tu nido de amor con esa francesa rara - alzando la voz.
- William deja de decir tonterías - también alzo la voz.
- ¡¿Crees que no me doy cuenta como te enriendas con esa mujer?! Qué crees que esto... ¿Por qué me tienes aquí? quiero irme a casa.
-¡Tu no irás a ninguna parte hasta que yo te lo ordene! - sus ojos azules cambiaron al color carmesí - ¡tu eres mío desde que pisaste este lugar, no saldrás por nada del mundo!.
- ¡DEJAME EN PAZ! ¡VE ACUESTATE CON ESA! - se paró de la silla y dejo la cena intacta - maldito vampiro - dirigiéndose a su habitación, el corazón le latía tan fuerte que parecía que se le iba a romper; ¿por qué había dicho todas esas palabras tan hirientes? Y¿ porque le interesaría a él si ella hacia lo que hacía?
- ¡Sebastián! déjalo ir - le dijo Heaven a su mayordomo al ver que este iba detrás de él - tiene razón.
- ¡Discúlpeme! pero a mí nadie me deja la cena intacta.
William al llegar a su cuarto sintió q el mundo se le venía abajo - ¿Como podía remediar lo que había dicho? – se preguntaba y el corazón le dolía mucho -¿Por qué tengo que hacer este tipo de escenas? cuando ni siquiera... - se dio cuenta de lo que le estaba pasando - las lagrimas le caían inconscientemente, sus cuerpo dejo de tener equilibrio y cayó de rodilla junto a la puerta, arrastrándose llego a su cama - ¿cuando fue q paso? ¿Cuando fue que me enamore de esta chica? - escucho el sonido de la puerta no quiso abrir pero de todas manera el hombre vestido de negro con los hermosos ojos carmesí paso.
- Sebastián, no me digas nada por favor.
- Joven solo vengo a decirle que ud no está aquí para juzgar a la señorita Heaven, aunque a ud le parezca una ofensa o algo peor quiero decirle que todo lo ha hecho por su bien.
- ¡Hey! no trates de limpiar su nombre, ella solo toma lo q le conviene tomar, de seguro solo m tiene aquí como una reserva mas de sangre
- Pues entonces no le diré que la señorita Anne lo iba a tomar a ud como forma de pago, pero gracias a la señorita ud todavía sigue vivo - Sebastián prosiguió, mientras William quedaba perplejo ante lo q el mayordomo decía - la señorita Anne le dio a elegir entre ella y ud; y ella acepto la oferta de ser suya hasta que todo esto termine...seguro lo que habrá escuchado de la señorita Anne es que Heaven es muy fría y calculadora y que siempre actúa a su conveniencia...ud no sabe todo lo que tuvo que hacer la señorita para poder encontrar una razón de vivir, cuántas vidas carga en su conciencia para poder sobrevivir, entonces dígame por no lo puso como pago en aquel trato, piense como adulto que es y deje de hacer escándalo como un niño que no comprende nada... ¡buenas noches! - el mayordomo dejo una fuerte duda en William, que había pasado? - se pregunto y se acurruco en la cama para ya dejar de pensar y desear que ese día terminase pronto - si ella me quisiera un poco le perdonaría cualquier cosa, si me quisiera un poco, yo sería tan feliz.
Era una hora muy avanzada de la noche ya estaba dormido cuando de pronto siente una presencia a su lado.
- William - se escucha una dulce voz.
- Heaven - se sorprendió al sentir que su delicado brazo estaba sobre su cuerpo abrazándolo.
- Por favor William no voltees - dijo esto para que no viera lo sonrojada que estaba al hacer esto.
- Anne se molestara.
- William, Anne no esta... por favor déjame dormir aquí... solo por hoy quiero dormir bien; como si todo este odio y este rencor no existiese y solo estemos tu y yo.
- Heaven - tratando de voltear para verla a los ojos.
- NO! William... es demasiado con solo abrazarte no me hagas que pierda el control  - dijo esto al sentir el olor de la sangre de William tan cerca y ella sedienta - no quiero que me veas con estos ojos perturbados, solo déjame estar aquí esta noche nada mas te pido - acurrucando su cabeza hacia su espalda tratando de controlarse con todas sus fuerzas - ¿porque te quieres ir William?
- Porque la verdad no creo q sea de ayuda para ti quedarme solo sería una carga
- Solo por ti es que todavía no he perdido la cordura en todos estos días... William no soy buena, no soy buena. Pero por favor, déjame quedarme así solo por esta noche.
- Daria todo lo que fuera porque así fueran todas las noches de mi vida - tomando la mano de Heaven sin voltear, algo que sorprendió mucho a la rubia haciéndola sonrojar.
- William yo… por favor, por todas las cosas que pasen, por lo que más quieras no me dejes beber tu sangre  - cerro los ojos con desesperación para no entrar en trance y perderse en el cuello del pelirrojo – te quiero tanto, no me dejes tomar tu sangre… yo te he hecho  mucho daño – William sintió algo húmedo en su espalda y eran las lagrimas de Heaven que nunca pensó sentirlas – yo te quiero y no quiero perderte.
- Tú también me gustas, no sé cómo paso, pero es algo que no pude manejar y aunque sé que, tal vez, esto solo sea un gusto más que se irá con el tiempo yo… yo quiero pasar ese tiempo contigo.
- Heaven se volvió a sorprender y nuevamente acurruco su cabeza dulcemente al lado de la espalda de William – nunca olvidare esta noche…pero no puedo hacerte más daño – esto último lo murmuro tan bajo que William no alcanzo a escucharlo.
- Solo duerme que mañana será otro día – agrego el pelirrojo y se quedo dormido al costado de su quería vampira.
Al despertar William no encontró a Heaven por ninguna parte del cuarto, pero la ir al comedor la vio desayunando el leyendo el periódico, al costado Sebastián, sus ojos se llenaron de alegría y una nerviosa sonrisa se hizo aparecer el rostro de él:
- buenos días - dijo en voz baja contendiendo la emoción.
- buenos días - respondió Heaven en un tono frio y seco sin apartar los ojos del periódico – esto es increíble no puedo creerlo.
- ¿Qué pasa?
- siguen matando persona inocentes, a este paso no podremos reclutar lo suficiente.
- pero al final tu los vencerás ¡¿no?! Ellos son los malos y uds los buenos - dijo jugando con el tenedor.
-no, William. Esto no se trata de quien es bueno o malo, trata de supervivencia y y venganza, nadie es bueno aquí, todos actúan por una razón oculta, como la persona que da la plata a un mendigo teniendo miedo que tal vez ese mendigo por venganza le robe algo, esta historia no trata que yo quiera salvar a las personas o al mundo... esto trata de mi venganza de mi rencor hacia esa.....  - respiro hondo - nadie es bueno en esta vida William todo actuamos por una razón, para obtener algo, dime que es lo que quieres tener William, ¿Cuál es tu motivo?
- El quererte  - respondió muy serio y mirando los ojos de Heaven que hizo notar su sorpresa y esquivaron su mirada.
- Ve hacer tus maletas, Sebastián te llevara a tu casa en pocos minutos, ya no te necesito en esta casa.
- ¿QUE? ¡No Heaven! ¿Cómo me dices eso? tu me dijiste que no podía salir de aquí, ¿qué demonios estás haciendo?, maldita seas Heaven deja de jugar conmigo - grito muy molesto.
- ¡¿Que no entiendes que por fin te vas?! Tanto me pediste eso; y ahora que te digo que te vas, ¡¿no quieres?! Eres una cargar para mí; deja de llorar y vete; no te quiero ver aquí.
- William muy indignado alzo la cabeza - púdrete con todos los demás - salió del comedor y se fue a hacer las maletas en pocos minutos estaba rumbo a Nueva York otra vez.
En el camino vio como las nubes se oscurecieron, pareciera que fuese a llover - murmuro -  en eso se fijo que los hermosos ojos carmesí del mayordomo no dejaron de mirarlo con lastima, por el espejo.
-       Qué triste es su vida joven William.
-       Gracias, yo también te admiro – contesto en tono de sarcasmo William ante el comentario del mayordomo, pero después solo dijo – déjame en paz Sebastián.
Llego a la puerta de su casa, al tocarla salió su madre muy contenta de verlo, agradeció al hombre quien venía con él y este se marcho.
-       Bendito sea Dios, que te trajo sano y salvo dime no te hicieron nada.
-       ¿De qué hablas?  - pregunto William completamente confundido.
-       Hay hijo, todos estos días en que desapareciste fue como el infierno para mi, esos idiotas te equivocaron con otra persona y como no era el que querían te golpearon brutalmente y te dejaron abandonado a tu suerte; no te preocupes ese buen hombre nos conto todo.
-       ¿Buen hombre? ¿Cuál? – pregunto sorprendido a enterarse todo lo que supuestamente le había pasado – debo de admitir que ese tipo tiene una muy buena imaginación – pensó – fue horrible, pero ya estoy en casa.
-       Hijo, ahora en adelante ya no te molestare por nada, no me importa que estés en ese clan de vampiros, nada, solo quiero que estés a mi lado, soy tu madre no te vayas por favor.
-       Está bien mama yo me quedare aquí… ya no tengo a donde más ir – al decir esto vio por la ventana como la lluvia caía fuertemente sobre las calles  - ¿así es como termina todo? ¿Así es como ella quiere que todo termine? – pensó y su mirada cayó al suelo como si aceptara lo que ella había decidido.
 
Heaven no dejaba de mirar la lluvia que fuertemente caía:
- Parece que hasta la propia naturaleza se entristece con ud. - comento Sebastián sirviéndole un poco de té con algunas galletas.
- Ahora me vas a decir que el tiempo actúa según mi estado de ánimo, O que estoy triste porque William se fue. - respondió con otra pregunta, cerro la cortina y se acerco a la mesita de té.
- Señorita como se le ocurre que voy a decir eso...no me tomaría tantas confianzas… recuerde que solo soy su mayordomo – inclinándose a ella con una reverencia en un ángulo q la luz de la lámpara hacia brillar sus hermosos ojos carmesí.
- ahora no Sebastián - se sentó y tomo un poco de te.
- ese chico tenía un rostro muy triste que hasta los mismo demonios se compadecerían de él.
- Heaven le contesto con una mirada molesta a Sebastián que este solo respondió su hermosa sonrisa fijada y de pronto se oyó que alguien golpeaba la puerta y Sebastián fue a atenderla; era Anne que estaba acompañada de un hombre con apariencia oriental que vestía un terno gris, estatura mediana, cabello negro y corto, apariencia seria pero tímida y con pasos ligeros pero seguros.
- Anne entro a la sala donde se encontraba Heaven tomando el Té y poniendo su mano sobre la mesa pregunto pícaramente – ¿me extrañaste?
- No me siento tan sola como para hacer eso – contesto a secas cerrando los ojos.
- Yo si – y se sentó frente a ella - te traje un regalito; pasa Wataniku – dirigiéndose al hombre que estaba al costado de la puerta, este entro y un poco tímido saludo a Heaven con una reverencia y se presento solo con el nombre que la francesa le había llamado.
- El es el jefe de un clan japonés, algo así como los Yakusa pero de vampiros – dijo la de cabellos castaños comiendo una galleta.
- Muy interesante tu manera de presentar a las personas  - dijo con sarcasmo Heaven
 - gracias – sonrío la chica siguiéndole el juego.
Ya en la sala de estar Heaven le estaba informando lo que estaba pasando y este solo asistía con la cabeza y la inglesa un poco dudosa le pregunto por qué es que aceptaba algo que podría poner en juego su organización, el no dijo nada y dio una mirada fugaz a Anne que estaba sentada en otro sillón tomando una copa de vino y perdida en el espacio; entonces Heaven había entendido, que ese hombre lo hacía porque quería a Anne y aunque sabía que esto no lo haría más cercano a ella o que ella lo aceptaría solo lo hacía por complacerla... le pareció estúpido al instante, ¿quién haría eso? ¡Por Dios! Y menos si es para Anne – pensó pero después ella pareció entender un poco lo que pasaba.
Ya a solas con Anne; esta no dudo en decirle algo que noto desde que entro.
-       ¿Qué paso con el humano?  ¿Por qué él no está aquí? – pregunto, apenas vio que el japonés se iba guiado por el mayordomo a su habitación y aun sentada con la misma copa de vino.
-       Se fue – respondió la rubia sin decir nada más.
-       ¿Te aburriste de él? – mirándola de reojo y después agrego – o quedaste tan enamorada que no pudiste aguantar las ganas de morderlo  - poniéndole énfasis en la palabra ‘’morderlo’’.
Raramente Heaven no respondió, solo siguió sentada viendo como se quemaba la leña de la chimenea y la francesa siguió.
-       Ah… - tomando un sorbo mas de vino – que romántico – dijo esto y cerró los ojos con una pequeña sonrisa de ironía en los labios – como en las novelas, pero sería mejor si hubiera sexo – y estallo en carcajadas y recodando al pelirrojo agrego  - aunque él no es alguien a quien, te llame hacerlo – y viendo que Heaven no respondía a todo eso llego al grano – ¿a dónde piensas llegar con todo esto? El no te va a esperar toda la vida.
-       Yo no le prometí nada a William como para me esperara  - respondiendo y muy seria Heaven.
-       Yo no hablo de él, ¿crees que el demonio te seguirá por tanto tiempo? – ahora ella también sonaba sería algo muy raro en Anne.
-       ¿De qué estás hablando? – pregunto sorprendida.
-       ¿Es cierto que hiciste un pacto con Sebastián? – pregunto un poco molesta por lo que había escuchado decir a algunos vampiros que encontró en el caminos buscando a watanuki.
-       No te incumbe – respondió y volvió la vista al fuego.
-       Anne abrió los ojos sorprendida y maldijo en su idioma – malédiction! Es verdad… la mujer más recatada de Inglaterra, de Europa; se rebajo a hacer un pacto con un demonio, por un venganza – siguió tratando de entender – ¿tanto fue tu odio? que te rebajaste a eso…
-       ¿Cómo lo supiste? – algo nerviosa.
-       Todos lo saben solo que no están seguros de que sea verdad – y siguiendo con el tono serio  - dime Heaven, ahora, ¿que mas tendrás que entregar y a quien más lo harás? A Sebastián le diste tu alma, a William tu corazón y a mi… tu cuerpo  - esto último con todo de malicia – has llegado al fondo y ya no puedes salir, no tienes futuro, no tienes nada – y termino por beber su último trago de vino, se levanto y se fue.
-       Heaven se indigno mucho a esto último, pero no respondió porque sabía que tenía razón, sus ojos se llenaron de triste, recordando lo ultimo  – ‘’no tienes futuro, no tienes nada’’ – y la imagen de William se le vino a la mente, cerró los ojos y se recostó en el mueble, se sentía tan mal; se sentía acorralada por todos, se sentía morir de una vez… ella había sido descubierta.
 
''Ya eran dos días que no deja de llover, quería pensar que era normal; pero no podía dejar de mirar el cielo oscuro por la neblina, ¿Cuántas veces he pensado en ella?... tal sea mejor así, tal vez debí luchar más, retenerla hasta que volviera a quererme; y no lo hice, ahora solo me queda es un billete en el pantalón, una luna que me mira con lastima y un millón de ‘’tal vez’’ en mi mente que nunca serán realidad’’
-       ¡Lujuria! Te tengo buenas noticias… - exclamo una chica muy de cabello corto y negro – nos hemos enterado que acaban de abandonar al sobreviviente.
-       Lujuria hecho su carcajada estridente – ya veo, ya veo, típico de ella aburrirse tan rápido… pero me parece muy descortés viniendo de una dama.
-       Entonces, ¿qué vamos a hacer? – pregunto esta chica aun emocionada.
-       Orgullo, querida, ¿que mas podemos hacer?... sacarle información y matarlo – sonrío con lo último.
-       Pero el ya no tiene nada que ver con ella – dijo confundida Orgullo.
-       Una sonrisa picara apareció en los labios de Lujuria – eso es lo que tú crees… pero ahora más que nunca él están tan cerca  y tenemos que encontrarlo para dar con ella.
 
William regresaba del trabajo de la librería en la noche bajo la fuerte lluvia, por alguna razón se estaba portando bien, aunque, su mama le decía muy a menudo que lo veía mal… como enfermo y triste, y claro, el respondía que era el cansancio de trabajar hasta tarde en la librería o se sentía mareado por la lluvia que no dejaba de caer, en realidad es que de hace mucho no dejaba de escuchar esa canción inglesa para niño en su cabeza haciendo que esta le doliera interrumpidamente.
En el camino a casa fue cuando la canción en su cabeza no dejaba de sonar y cada vez se iba haciendo más fuerte y fuerte pero paro cuando vio a una hermosa mujer; larga cabellera y lacia como la de una japonesa, que usaba unos jeas azules con una botas negras y un cardigán negro; tiritaba de frio y estaba mojada por la lluvia así que William le ofreció su paracaídas.
-       La chica sonrío y lo reconoció – oh! Tú eres el chico de la librería  - saludo con una calidad sonrisa.
-       ¡Ah! Si… ud es la chica que entro buscando un libro antiguo  - recordando que cierto día entro la joven a la librería de su padrastro a buscar un extraño libro y antiguo libro de vampiros; recuerda muy bien porque ese día falto Heaven; y se quedaron conversando un buen rato sobre el libro en aquella ocasión – me alegra mucho volverte ayudar  - aun perdido en tanta belleza.
-        La bella chica sonrío y lo miro inocentemente – gracias… pero creo que me podrás ayudar mucho más de lo que imaginas  - apenas dijo esto, detrás de él aparecieron varias sombras que lo único que se podía divisar era unos enormes ojos blanco y una terrorífica sonrisa.
-       Lujuria si vas a matarlo hazlo rápido quieres… no quiero hacerme tanto problema con él  - dijo un hombre que salía de las sombras acompañado de un muchacho también un poco molesto por el tiempo que se había tomado esta en acorralarlo – Pereza tiene razón hazlo ¡ya!
-       Se volvió a escuchar la carcajada de lujuria – esperen…
-       William completamente petrificado del miedo al encontrase con 3 pecados que tanto había escuchado hablar Heaven, no sabía qué hacer… como podía salir de ese problema.
-       Dime niño lindo – lo miro Lujuria con curiosidad al ver el nerviosismo de William – ¿cómo esta mi querida cuñada?
-       No sé de lo que me estás hablando… - muy nervioso.
-       Está bien…  - un poco aburrida, y comenzó a golpearlo sin piedad haciendo que los dos pecados restantes sonrieran, ya aburrida de lo que hacía transformo su mano izquierda en una daga penetro ligeramente su lado derecho y cogiéndolo de los cabello acerco su cabeza hacia la suya diciéndole – me canse – bajo lentamente hacia el cuello de William casi inconsciente; mientras su mano izquierda transformada en espada iba entrando mas en el cuerpo de William y en el momento que estaba a punto de morderlo; algo la empujo haciéndola caer hacia un charco de barro.
-       Maldito demonio – se oyó gritar, la voz era de ira que ya estaba cansado y se abalanzo contra el demonio de ojos carmesí; claro que ese grito hizo despertar al pelirrojo de su letardo producido por el dolor.
-       Sebastián… ¿qué hace aquí?...  – pregunto débilmente y muy adolorido.
-       Discúlpeme pero solo sigo ordenes - y siguió peleando con los dos pecados a la misma vez  - nunca creí rebajarme a tanto – dirigiéndose con desprecio hacia Ira y Pereza.
-       ¡Maldito demonio! Hare que te comas tus palabras – escupiendo sangre de los golpes que el mayordomo le daba, lamentablemente cayo en el saco de Sebastián y este miro con asco aquella acción sacándose rápidamente la prenda y tirándola – acabas de ensuciar un obsequio q mi señorita me regalo, y todavía esta maldita con la sangre de miserable pecado  - sacando los guantes que también estaban manchados de sangre, hizo tronar  un poco sus dedos, sonriendo exclamo – ya me canse – y de un solo golpe hizo que las cabezas de estos dos se desprendiera de sus cuerpo, al poco tiempo las sombras que los había acorralado  habían desaparecido y solo se veía pequeños ríos de sangre que caían hacia el drenaje de la cuidad.
-       Ahora faltas tú  - exclamo Sebastián con una mirada asesina a Lujuria, pero sus hermosos ojos carmesí cambiaron de color a un rojo vivo casi perturbador a quien lo mirase.
-       Lujuria sonrío y respondió  - no harás nada que tu ama no te diga - en un viento fuerte desapareció. William aun medio inconsciente vio a Sebastián acercase a él y el pelirrojo tambaleándose le dijo – gracias – y cayo inconsciente.
William en su inconsciencia volvió a tener aquel sueño que tanto lo perturbaba; solo que esta vez era muy diferente…
Veía a Heaven conversando con alguien muy parecido a ella, solo q este era un hombre de aparentemente la misma edad que la rubia y llevaba el cabello corto y un terno blanco al contrario  de Heaven que siempre llevaba ese estilo victoriano; su rostro estaba sombrío como si una  gran tristeza lo llenara hasta desbordarse por sus ojos en forma de lagrimas; Heaven veía preocupada al chico que tenia los mismo ojos azules que ella de pronto se escucho un ruido en el cuarto, el chico fue y después de unos minutos se le escucho gritar, ella se asusto y fue corriendo hacia donde provenía el ruido; viendo el cuarto bañado en sangre, al costado de la cama estaba el cuerpo de aquel chico y frente de él, una mujer que tenia manchas de sangre por toda su ropa, la oscuridad tapaba su rostro dejándose ver solo el cuerpo y su largo cabello lacio y negro y solo luz dejaba reflejar la sonrisa siniestra de ella.
-       ¡Tú!  - escucho William gritar de Heaven; pareciera que la habría reconocido de todos modos.
La mujer no dijo nada y solo se acerco, se agacho para verla frente a frente, acaricio el rostro de Heaven y la beso sin descaro; paralizando a la rubia, -  espero tu venganza – murmuro la mujer y desapareció con un fuerte viento dejando a Heaven con lagrimas de rabia q brotaban de sus ojos; de la misma manera que los anteriores sueños la gran pantalla donde se mostraban las imágenes se iba derritiendo poco a poco mientras se oían la canción que William ya se sabía de memoria.
William despertó sobresaltado, este sueño era muy diferente; y aunque estaba un poco soñoliento noto que estaba en una habitación que le parecía muy familiar, al pie de la cama vio a una castaña que le sonrío cuando se dio cuenta que estaba despierto.
-       si vous êtes chanceux, vous – exclamo la francesa; noto la cara de duda del pelirrojo y volvió a exclamar – tu sí que tienes suerte.
-       ¿Cómo llegue aquí? – aun con el dolor en su costado derecho.
-       Sebastián te trajo y Heaven te curo – dándose cuenta de dolor de William agrego – agradece que lo hizo, Heaven uso todo su poder para curarte, ¡¿sabías que los daños que hace un pecado son difíciles de sanar?! , si no fuera porque tu corazón es casi puro estarías muerto, aun así, Heaven está muy exhausta y en cama  - contaba mientras le acercaba un vaso con agua – todavía no se quede especial te ve.
-       ¡¿Heaven?! – se sorprendió al escuchar y aun con el dolor quiso ir; por supuesto no encontró resistencia de la chica de los cabellos castaños y quedo un poco extrañado al abrir la puerta y encontrar a un hombre con apariencia oriental con una espada de samurái en una funda detrás de sus espalda; no le intereso mucho por supuesto le devolvió la reverencia con la cual el hombre lo había saludado y partió a paso rápido sin importar el dolor de su costado; entro a una habitación y vio una fina silueta cubierta por las sabanas; William se quedo parado cerca a la puerta, había tantas cosas que quería decir pero parecía que las palabras de su cabeza no concordaban con las que salía de su boca.
-       Heaven… - acercándose a la cama, ella estaba despierta y volteo a verlo, su rostro se dibujo una sonrisa y ojos azules destellaron un brillo.
-       Hola, ya despertaste – fue lo único que dijo y volvió la cabeza para mirar el techo de su habitación; el pelirrojo quería agradecerle por todo pero.
-       Porque me salvo Sebastián? – pregunto sin entender de donde salió esa pregunta.
-       Yo se lo ordene cuando recién llegaste, parece que de todos modos tenía razón – y volvió a sonreír sin apartar la vista del techo; éste se acerco y la tomo de la mano haciendo que Haven se ruborizara y si decir nada la beso en la frente.
-       - ojala pudiera detener el tiempo, para que este junto a ti dure para siempre – murmuro.
El ese momento apareció el mayordomo de los ojos carmesí y con una sonrisa en su hermoso rostro lo invito a salir, quedándose a solas con Heaven.
-       ¿Porque lo trajiste?  - dijo Heaven recostándose en la cama.
-       Pero parece que no le molesta a ninguno de los dos – acomodando la almohada de la rubia.
-       Deja de bromear – llevándose una mano a la cabeza en señal de mareo.
-       Solo lo hice por el bien de su venganza – mostrando una sonrisa maliciosa.
-       ¡¿Por el bien de mi venganza?! O ¿por el bien de tu cena? – mirándolo muy molesta  -¡¿te gusta hacerme sufrir no?!
-       Señorita, tiene que tomar en cuenta que él es una pieza clave en su en esto, además mi contrato es ayudarla a conseguir lo que quiere. – dándole un vaso con agua.
-       Heaven tomo el vaso, maldito demonio – escupiendo un poco del agua q había tomado – tráeme un te ¡¿quieres?! – Sebastián sonrío y se retiro.
Los días pasaron muy normales y tranquilos, para variar, y aunque Heaven había dejado la cama, sus mareos y desmayos no la dejaban en paz, pero lo que más le preocupaba a William era que la chica inglesa lo evitara casi siempre, más de lo que podía soportar él; y mientras sucedía eso; las visitas de Heaven hacia la habitación de la francesa fueron reemplazados por las del oriental, que con mirada triste y sombría recibía en brazos a Anne perdida en el espacio y tiempo, el pelirrojo no sabía porque pero esos días fueron de tensión y de atmosfera asfixiante.
Días después de todo eso, la francesa y el oriental decidieron salir a buscar más aliados y mientras Heaven descansaba en su habitación, William estaba sentado tomando un refresco acompañado de Sebastián.
-       Todavía no entiendo porque te viste como en la época victoriana en pleno siglo XXI - dijo observando detalladamente el vestuario de mayordomo que llevaba.
-       Fetiche – contesto sin ninguna importancia.
-       Por cierto acabo de hablar con mi mama… que le dijiste mientras estaba inconsciente?
-       Bueno, que mientras curaba tus heridas nos enamoramos y cuando te fuiste te diste cuenta que no podías vivir sin mí y volviste a mis brazos.
William quedo en shock cuando el hombre de ojos carmesí le contesto, y muy pronto recordó la conversación con su madre.
-       Si, mama estoy bien, Sebastián está cuidando de mí.
-       ¡Hay hijo! De verdad que tienes suerte de tener un hombre así a tu lado, la primera vez que me dijo, me sorprendí y no quise aceptarlo, pero después me di cuenta que si es con ese hombre tan bueno y gentil, entonces me quedo tranquila…
-       ¡¿Ah?!
Un aura depresiva rodeo a William al darse cuenta de lo q su madre le había hablado y derrumbándose en el mueble  se dijo.
-       Me quiero morir – y después de unos segundos reacciono y grito exaltado – ¡¿COMO SE TE OCURRE DECIR ESO?! .
-       El mayordomo tomo un poco de refresco y le contesto  - no grite mucho además…. Estamos viviendo juntos, ¡¿no?! – sonrío y William un poco avergonzado se quedo callado; porque en cierta era cierto; así que prefiero cambiar de tema rápidamente.
-       ¡Ah! Por cierto! Quién es ese chico con la espada de samurái?
-       Es el señor Watanuki
-       Así se llama…. Y ¿Por qué está aquí?
-       Es uno de nuestros aliados, lo trajo la señorita Anne.
-       William hizo un mueca de molestia – ¡oh! Eso tiene mucho sentido ahora, bueno ahora que Heaven está débil se la descobra con él – hecho una risa sin gracias ante sus propias palabras.
-       Creo que ud todavía no entiende lo que en verdad está pasando… ud sabe por su subcultura de vampiros que hay diferentes clases de vampiros, aquellos que toman sangre y otros que se alimentan de la energía de los demás, ¿verdad? – William quedo en silencio al entender de lo que se refería Sebastián – llamados vampiros psíquicos, la señorita Anne es una de ellos, así que todos los días ella tiene que alimentarse… y por si no te has dado cuenta el señor Watanuki está interesado en ella así que él decidió aceptar ser el remplazo de mi señorita.
-       Pero yo veo al señor Watanuki muy triste y sombrío
-       Creo q eso también lo sabes ¿verdad?, el tema de que en uds los humanos hay energía buena y mala… por lo que me cuentas la señorita Anne debe de estar absorbiendo la buena para tratar de olvidar todo esto.
-       William bajo la mirada en señal de entendimiento – y ¿Heaven? ¿También es psíquica?
-       Sebastián sonrío y contesto – ella es un vampiro tradicional si se puede decir por el hecho de tomar sangre… pero aun así ella al ser de sangre pura lleva la ventaja de tener amplios tiempos sin toma sangre humana salvo q este débil o a punto de morir, de todos modos sería más romántico si fuera sangre de la persona que la ama, ¿no cree? – pregunto a William y este trago saliva, Sebastián volvió a sonrío y tomo otro sorbo de refresco.
-       Creo que se terminaron los refresco iré por mas – dejando solo a William y con una gran duda en su cabeza, - tanto podría ser este amor como para dar mi vida por ella – se acerco a la ventana y miro el amplio jardín que rodeaba la casa y suspiro.
Mientras tanto en el cuarto de Heaven, ella se encontraba muy mal sentía que el aire le faltaba un fuerte dolor en su pecho no la dejaban ni pedir auxilio, se cogía el pecho y se arrastro por su gran cama para coger un placebo en la mesita de noche.
-       Esto no puede seguir así… - se dijo, y al abrir los ojos dejo notar el color carmesí de vampiro en busca de su víctima – no puedo matar a William… yo… - y dejo escapar un quejido de dolor, temblando tomo el vaso y después lo dejo caer  - ¡no quiero! Involucrarlo las en esto… - y fue durmiendo poco a poco por la medicina. Mientras Heaven dormía, Sebastián llego para cambiar el agua y poner otra pastilla, la acomodo y se noto preocupado porque su contratista cada vez perdía más la voluntad y sed de venganza algo q era muy malo para el demonio, pero después de pensarlo bien sonrió y la dejo sola en su habitación; sabia que eso no iba a pasar y que tarde o temprano uno de los dos tendría que dar el primer paso.
 
Lujuria bebía sin límites al mismo modo que veía las cenizas de la chimenea apagada y sonrió diciendo.
-       Estoy igual que esas cenizas, ya no sirven para nada y aun así siguen existiendo – se alejo y se dirigió al sofá, cayo de lleno quedando dormida profundamente.
En sus sueños empezó a recordar su otra vida antes de morir y siguió con lo que paso hace 10 años atrás.
 Yo tengo a todos los hombre del mundo y ellos me tendrán  - se decía mientras se arreglaba.
Lujuria aprendió que la manera más fácil era dominar con el sexo eso era una de las cosas que ella hacía muy bien; el sexo es poder – se decía y su inalcanzable lista de amantes le daba toda la razón, hasta que se quedo con un contrabandista de droga, que moría de amor por ella, Muchas lunas pasaron cuando en  un encontró con uno de sus amantes, alguien entro a la habitación; era un tipo mayor con rasgos tosco y cabeza canosa, que en algún momento fue su padre, él que la hizo mujer a la fuerza en el pasado; el hombre los vio y grito desconsolado, miraba al amante con odio.
-       Te he buscado por todos lados Isis y mira donde te vengo a encontrar- dijo el hombre.
-       Isis se sintió asqueada al recordar todo lo que su padre le había hecho  - LARGATE! NO TE QUIERO VOLVER A VER! ME DAS ASCO – fue cuando termino esa frase se escucho dos disparos, una bala cayó en la frente de su amante y la otra en el corazón de Isis; su belleza su riqueza no pudieron con el poder de la obsesión y la muerte.
Al despertar Isis se encontraba en un callejón no recordaba nada solo sabia que había vuelto a nace. Tiritando de frio; tras caminar mucho por las calles de Londres cayó cerca a un tacho de basura y al pasar un buen rato fue encontrada con un hombre muy bien parecido, cabello corto y rubio, ojos azules, y mirada enternecedora que vestía un terno blanco con corbata azul que iba con sus ojos; la recogió y la llevo a su castillo, ella nunca había visto tanta elegancia.
Al entrar al castillo vio a una chica muy parecida a él, podría decirse que era su gemela, solo que esta tenía el cabello largo y con algunas ondas y llevaba un vestido al estilo victoriano. Ella sonrió al verla y la otra chica correspondió con un saludo. Varias semanas pasaron e Isis estaba cada vez mas enamorada de aquel hombre, era algo extraño, porque sentía el deseo de acostarse con él, pero el, solo le sonreirá y la besaba en la frente; por supuesto; ella intento tener la iniciativa y el solo la miraba algo confundido y sonreía. Era tan bello y encantado como todo hombre ingles con clase, después poco a poco se fue enterando que era un vampiro, pero su amor era tan grande que no le importaba nada más.
Una vez cuando salió a caminar, se encontró con una mujer totalmente ebria que intento robarle pero cayo inconsciente por tanto alcohol, Isis miro horrorizada, pero cada vez esa mirada se convirtió en otra cosa, sintió que la sed desde que despertó y una voz q le decía  - come come - Isis casi por intento arrastro a la mujer a un callejón oscuro y empezó a devorarla pieza por pieza, de pronto un hombre de ojos verdes, cabello largo rubio que llegaba hasta sus hombros con un terno negro, la camisa abierta y sin corbata; la miro muy sonriente y la golpeo para q quedara inconsciente.
Al despertar de su letardo, Isis se vio en una inmensa sala con tapizado de color rojo y el techo de color negro, en la iluminación solo había unas cuantas lámparas que hacían con gran esfuerzo luz.
-       Bienvenida – dijo el hombre de hace un rato.
-       ¿Dónde estoy? – cubriéndose el pecho tras ver que este estaba descubierto.
-       Ja! Muy recatada para ser un pecado, Lujuria.
-       ¿De qué estás hablando?
-       ¡¿Crees que no te vi, comiendo a esa mujer sumergida en sus dolores y su propio pecado?! – sonrío y se acerco más– vengan por favor quiero presentar a la nueva Lujuria.
De los pasadizos salió un hombre de cabello largo negro, ojos negros, piel pálida y una gran cicatriz en su rostro que atravesaba en forma diagonal desde sus ojos izquierdos hasta la parte derecha de su labio. El también vestía un terno negro pero este si tenía corbata, de otro pasadizo salió una chica de cabello lacio rojo y corto, ojos café que vestía un enterizo de mismo color de su cabello.
Isis lo único que hacía era mirar muy asustada lo que le estaba pasando.
-       Entiende eres un pecado… recuerda, nadie te quiere porque eres uno de nosotros – y señalo la marca de una llama de fuego encerrada en un círculo, que la tenía desde q despertó.
-       Hay envidia, no seas tan trágico… aunque es verdad – y estallo en una carcajada – es mejor que te quedes aquí, todos somos iguales - y los tres le mostraron la misma marca pero en diferente zonas de su cuerpo; el hombre de ojos verdes la tenía en su brazo, el de ojos negros en su muñeca y la chica en su cuello.
-       Tengo que volver donde esta Gilbert – dijo ella sin hacer caso omiso a la demostración de los demás.
-       Bien – dijo Vanidad – te resumiré las cosas.
Isis tenía un poco de miedo pero no sabía porque sentía confianza en esas personas, desde la primera vez que los vio por eso se sintió tan asustada de sí misma.
-       Nosotros somos pecados, según otros, los seres más bajos y repugnante del mundo, pero yo creo que solo somos seres condenados a comer algo que para otros es solo basura, pero eso se acabo; nos hemos rebelado contra esos que se creen superiores y nos dimos cuenta que la carne inocente es mucho mejor que todas – estiro la mano y orgullo trajo un pedazo de filete  - come mi querida Lujuria y da prueba de su sabor.
Aunque se resistía con todas sus fuerza el instinto y la voz siempre le ganaba y rápidamente cogió el trozo de carne y se lo comió, poco después sintió como los sabores recorrían toda su boca, sus cinco sentidos se agudizaron y una fuerte excitación por solo mascar, su cuerpo y todo de ella pedían mas y mas… ella levanto la mirada y sus ojos negros se volvieron rojos con poca capacidad de respiración; a lo que Envidia sonrío y hizo traer a un niño recién nacido que había sido abandonado en un basurero; Isis se sorprendió tanto de lo que había hecho y le arrebato el niño a Orgullo en señal de protección.
-no dejare que le hagan algo malo a este niño – salto de la cama y se fue alejando lentamente con el niño en brazo y al ver a la chica de cabello corto alarmarse Envidia la detuvo.
- Tranquila, ella ya probo el manjar, ahora solo falta esperar que su cuerpo pida.
Ya en su habitación Isis no paraba de llorar al ver como el niño estaba muriéndose por que al ser abandonado en un basurero sufría de una grave pulmonía, ella no sabía qué hacer, si llevarlo a un hospital o… no eso no – se gritaba; pero cada vez era inútil, el pobre cuerpo del niño estaba muy mal y se iba poniéndose frio y su maldito apetito iba creciendo cada vez que veía al niño morir poco a poco no pudo soportan mas y empezó su verdadera maldición.
-       ¡¿ISIS?! ¡¿QUE ESTAS HACIENDO?! – pregunto Gilbert aterrado a tal escena.
-       Gilbert se está muriendo – decía llorando mientras en su boca caían la gotas de sangre – yo no supe que hacer… ayúdame – se lamentaba ella.
-       Gilbert recién se dio cuenta de la marca que tenia Isis en el pecho, al ver en la blusa que llevaba estaba desabotonada – tu… tu eres …!¿ un pecado?! – mirando completamente confundido y horrorizado.
-       Gilbert ayúdame, no sé qué pasa con mi cuerpo, ¡¿porque tengo esta marca?! ¿Por qué hago esto?
-       Tú… has roto el más oscuro tabú de todos – aunque confundido – y yo te ayude…! NO PUEDE SER! ¡NO PUEDE SER! – gritaba mientras llevaba sus manos a su cabeza en señal de desesperación.
-       Gilbert, amor… ¿de qué hablas? - aun cargando el cadáver del niño.
-       ¡NO ME DIAS AMOR! ¡ME DAS ASCO! NO ERES MAS QUE UN SER DESPRECIABLE… NO SOLO CONSUMES A LOS PECADORES SI NO QUE TE ATREVISTE A DEBORAR A INOCENTES.
-       No Gilbert, estas mal… ¡yo no! – se acerco para tratar de calmarlo.
-       SOLO LARGATE QUIERES… solo hazlo…- y vio a Isis partir sin rumbo desconocido.
Tras varios meses después de tanto vagabundear por las calle de Londres, varias veces pensó en ir a buscar a Vanidad, pero sabía que no era lo correcto así que decidió pedirle una oportunidad más a el chico de los ojos azules, al llegar al castillo se trepo por unos de los árboles y entro a la habitación de Gilbert, todo olía tan bien, olía a él, era su esencia, ella estaba segura que la perdonaría, por que el la amaba, varias veces se lo decía y eso era suficiente para perdonar; si querer tuvo un mal paso y tropezó con la mesa de noche haciendo caer a la lámpara y fue cuando volvió a ver a Gilbert en mucho tiempo.
-       Gilbert – exclamo emocionada y corrió para abrazarlo – te extrañe tanto…
-       ¡DEJAME! NO ME TOQUES CON TUS MANOS INMUNDAS – grito al para detener el abrazo de la morena – DEJATE DE MELOCERIAS, YO NUNCA TE QUISE, SOLO TE ACOJI POR QUE ME DISTE PENA, ME DAS ASCO PUDRETE CON LOS DEMAS ALIADOS, TE DIJE QUE NO VOLVIERAS NUNCA MAS.
-       Isis estaba completamente en shock al escuchar las palabras de Gilbert y una voz en lo profundo de ella le dijo – ¿en verdad vas a dejar que ese tipo te digas esas cosas? Tú  que tuviste a todos los hombre del mundo a tus pies, cuando con solo mover un dedo tenias lo que querías – Isis empezó a recordar sus vida pasada.
-       Tu… no tienes el derecho…-levanto su cabeza y los vio con los ojos rojos – ¡NO TIENES EL DERECHO DE TRATARME ASI! – rápidamente su brazo se volvió una espada y atravesó el cuerpo de Gilbert directo en el corazón dejándolo caer al suelo, de una forma sádica y una sonrisa iba formado cortes por todos lados del cuerpo del chico.
Al volver en sí, Isis se dio cuenta de la presencia de Heaven que no podía reacción ante tal escena; la voz él lo profundo de ella le decía – ¡mátala, mátala! – pero ella vio reflejado el rostro de Gilbert y no pudo hacerlo, noto la brutalidad que había hecho y no hizo más que provocar la furia de Heaven para que terminaran con todo esto.
Lujuria despertó y noto que las luces de las velas ya se habían extinguido hace mucho y volvió a cerrar los ojos, murmurando.
-       En verdad espero tu venganza, hoy quiero morir en tus manos – se paro y aviso a todos que se alistaran esa noche sería muy larga.
-       Hoy llegara mi fin  - y suspiro en señal de alivio.
 
‘’Llego el momento… tal vez ella no me quiera, pero alguien me dio otra oportunidad y no la dejare pasar; el corazón me late fuerte y no dejo de repetirme – para mí ya no hay tal vez…- si tengo que morir hoy, lo hare, si es por ella, lo hare’’
Ahora todos estaban en la casa tal vez tomando un descanso, pero todavía se sentía el ambiente pesado de siempre y para hacerlo más cruel William empezó a  escuchar la canción de niño que todos los días lo mortificaba cada vez más fuerte, provocándole un fuerte dolor de cabeza que lo hizo gritar, todos corrieron a auxiliar, y Sebastián tras ver aquel accidente fue a buscar a Heaven y de pronto se oyó una voz.
-       A ver… terminemos con esto. Podrían salir de la casa ¡¿por favor?! Quiero tener este lugar como trofeo de su muerte.
Todos salieron con gran rapidez a excepción de William q permaneció en la casa desmayado por el dolor.Y fue así que espeso la pelea Sebastián no paraba de ser atacado por Envidia, Anne por Vanidad y Watanuki por orgullo. Todo iba bien hasta que Lujuria sonriendo pidió que Heaven saliera.
-       Ya estamos aquí… ahora ¡SAL DE UNA MALDITA VEZ!  - con una voz tan fuerte que se escucho en todo el área, Heaven fue saliendo  lentamente con esa mirada determinante que la caracterizaba empezaron a pelear.
Mientras Watanuki saco su espada de samurái con el nombre de Susanoo y batió en el aire haciendo apareciera un viento cortante que atravesó los arboles cortándolos y lastimando a orgullo, esta grito de dolor, mas no perdió el tiempo y saco de sus ropas unas estrella de ninja lanzándolas, una de ellas quedo impregnada en una costilla de Watanuki.
-       ¡WATANUKI! - se oyó el grito de una mujer que corrió a auxiliarlo pero fue envestida por vanidad siendo golpeada de lleno con el tronco de un árbol, el impacto fue tanto que la hizo escupir sangre, el gringo fue a su encuentro y le sonrío con sorna - estas muerta - y alzando sus largas uñas que iban a penetrar el pecho de Anne pero Watanuki se puso en medio protegiendo a la francesa - Watanuki - murmuro y él lo único que pudo responder ante el dolor fue - es el deber de todo hombre japonés...- Anne conducida por la ira hizo a un lado a al hombre herido y comenzó a apodarse de la energía de todo lo que estaba a su alrededor - hoy será su fin - dijo y empezó a pelear con los dos pecados.
Por otra parte, mientras Envidia y Sebastián luchaban, el se dio cuenta que su cabello negro se había manchado con la sangre del demonio, así que asqueado saco una pequeña navaja lo corto y lo tiro al suelo.
 - El mayordomo sonrío con sorna - soy yo el que debería sentirse indignado a pelear contra un ser de tan bajo rango.
- ja! mayordomo es tan confianzudo... vamos muéstrame tu hermosa cara de demonio.- rápidamente se abalanzo hacia el ser de ojos carmesí y de nuevo volvieron los golpes, derrumbando cualquier cosa que se le interpusiera.
Y Lujuria no paraba de perseguir a Heaven y con su brazo izquierdo transformado en espada, haciéndola sangrar con algunas cortadas que tenia.
De pronto Heaven se vio acorralada, estaba literalmente entre la espada y la pared  - te tengo - escucho de los labios de Lujuria y por segundos vio a Sebastián que iba a auxiliarla pero se vio enredado en una telaraña de los mismo cabellos de Envidia - sorpresa - dijo el - cada milímetro que te muevas mis cabellos cortaran tu piel - sonrío mirando la escena muy divertido; mientras Anne muy cansada seguía peleando con Orgullo y Vanidad, tratando de proteger a Watanuki.
Heaven cerró los ojos y por un segundo se pregunto si todo terminaría así; Lujuria al alzar su brazo izquierdo para dar la estocada final, se escucho la voz de alguien que grito -¡HEAVEN! - y Lujuria sintió que la empujaron con mucha fuerza, era William que estaba tratando de salvar a Heaven.
- Sabía que tenía que matarte en ese momento - le dijo a William.
- ¿Qué haces aquí? - pregunto Heaven muy molesta.
- ¿Por qué me preguntas eso cuando te estoy salvando? - contesto William casi llorando.
- No quiero verte aquí.
- ¡Pero lo estoy! y... no lo hago por ti, soy demasiado egoísta como para dejar que mueras y después ¿cómo vivo sin ti? - secándose las lagrimas que salían de sus ojos - no me importa si no eres buena, no me importa si al final no te quedas conmigo... yo solo quiero verte sonreír... por favor déjame ayudarte.
- ¿Por qué lo haces?
- Porque te amo... no me importa si es por venganza, gracias a eso nos conocimos y estoy muy feliz de ello... Heaven por favor bebe mi sangre; si es necesario hasta la última gota de vida.
Lujuria mirando atónita no podía evitar decirse a sí misma - ´la quiere tal y como es; ¿por qué? ¿POR QUE? - estallo y recordando - como crees que te voy a aceptar ahora que se que eres un pecado, no eres más q un ser que causa repugnancia; púdrete - Lujuria perdida en los recuerdo dejo la razón y se abalanzo a William, gritando - ¿POR QUE GILBERT? ¿POR QUE ME DICES ESO? ¡TE MATARE! TE MATARE. - en sus ojos se veía lagrimas de tristeza e ira que la cegaban y corría hacia William, su mano fue dirigida al corazón y una sombra se interpuso cogiéndola del brazo - Sebastián, tu... ¿Cómo? – dijo William sorprendido, mientras el mayordomo sonreía y entonces el  pelirrojo aprovecho escapar con Heaven en brazos.
- ¡NO! ¡NO! - gritaba Lujuria viendo esto - te matare Heaven... te matare...
Al momento en q los dos ya se sentían más o menos a salvo William volvió a insistir con lo de la sangre.
- No puedo... - dijo Heaven sin mirarlo a los ojos.
-¿No puedes? Acaso crees que yo no tengo miedo, crees ¿que lo pensé a la ligera? ¡Pero, me di cuenta que te amo!  Así que no dejare que mueras hoy – quedo sorprendido al verla llorar como una niña – Heaven, ¿por qué lloras?.... si cuando esto termine podremos esta juntos – agrego con ternura.
- Heaven siguió llorando como si le estuviera ocultando un secreto a William y movió su cabeza en señal de aprobación; recostada ella en uno de los arboles jalo a William para su pecho y lo abrazo con todas sus fuerzas y le susurro - nunca me olvides - en el oído de William que solo él y el viento podían ser testigo, lentamente empezó a bajar su boca al cuello y suavemente empezó a beber ese dulce néctar del que tanto se había resistido, sentía como esa sangre se complementaba con su cuerpo y no dejaba caer ni una sola gota.
Por otra parte William sentía que toda la sangre del cuerpo se acumulaba en esa parte del cuello y fruño en seño al sentir unas pequeñas punzadas, pero por alguna razón se sintió tan cerca de Heaven hasta volverse uno, y poco a poco se sentía débil y mareado cayendo inconsciente después de algunos minutos; Heaven saco sus colmillos de él y a su alrededor se formo un aura luminosa y muy grande. Para cuando William despertase todo había acabado y no encontraría a nadie.
 
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 Al despertar lo único que vi fue el amanecer el sol que descansaba en mi rostro y una profunda tristeza que invadía mi cuerpo… busque por toda la casa a los demás pero no vi a nadie. Y él en cuarto de Heaven encontré una nota que decía:
‘’ Joven William, la señorita Heaven me autorizo dejar esta carta para ud, informándole que hemos vencido a los pecados, y ella quiere pedirle disculpas por involucrarlo, al dictarme esta carta ella me dice que no sabe cuánto lo amo y que con solo pensar que el podría morir sería algo horrible de afrontar; aunque me temo decirle también, ella quiere que ya no la busque, que lo que paso lo deje atrás y que se olvide de ella porque ella ya no aparecerá jamás.
 
Y con lagrimas en los ojos me atrevo a decir que en tan larga vida que tuve no encontré mejores días que los que pase contigo, pero es momento de que te deje ir de verdad, nuestro destino era encontrarnos pero no permanecer juntos; por primera vez llore al frente de alguien y fuiste tú el que me consoló; lamento que esto no haya sido para siempre como en los cuentos, lamento que nuestra historia no termine así… lamento tantas cosas… pero aun así quiero que sepas que siempre te ame.
De: Heaven
Para: William.
Cerré mis ojos arrugando el papel y pregunte a todos los dioses del mundo ¿por qué me pasaba esto? ¿Por qué solo no podía ser como otras historias de amor…? mis lagrimas nunca fueron tan amargas con ahora, mis gemidos desconsolados nunca fueron tan fuertes… la vida no me jugaba a la buena… me sentí tan solo como desde un principio quería morir, pensar que tanto amor no me sirvió de nada.
Decidí quedarme en la mansión esperándola, no perdí el contacto con mi madre, pero, seguía pensando en ella con la esperanza que algún día volvería y que ahora nada podría separarnos, espere, espere… pero los días se fueron haciendo semanas y años… año tras año espere… y ella nunca volvió.
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Descripción

willian es un chico retraido que se une a la subcultura de vampiro de New York pero algo raro esta pasando en esta ciudad y al conocer a una linda chica inglesa queda atrapado en una pelea sobrenatural. en el tiempo que lo escrib estaba de moda los vampiros.... pero me aburra las historias q en ese tiempo estaban de moda (si si hasta pelicula hay) asi que hice la mia... no es la gran cosa pero me gustaria opinion... contructiva por favor!!

Palabras Clave: vampiros oscuro ficcion sobrenatural

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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