En un lugar, fuera de lo común vivía una pareja de dos jóvenes.
La sociedad, los juzgaba sin medida, ni mucho menos contemplación. La chica provenía de un mundo lleno de fantasías y sueños interminables.
El chico era todo lo contrario venia de un mundo repleto de desamor, de decepciones el no soñaba, solo vivía su realidad. A pesar de todo aquello, entre ellos nació un amor y cariño incondicional, de una confía irrompible los dos confiaban, ciegamente de uno y del otro.
Pero el, era un poco cerrado de sí mismo, sencillamente no quería enamorarse de ninguna mujer.
 
El, la quería efectivamente, la valoraba como mujer, él le decía a ella, que era una mujer increíble pero, a causa de las circunstancias que los envolvían, él también le hablaba con toda sinceridad y le decía:
_ ¡NO! Te ilusiones conmigo, no te enamores de mí, no te quiero hacer daño, no intentes enamorarme que eso tal vez no suceda.
 
Ella, solo callaba, pensaba y se decía así misma:
_ Es mejor que sea así, no me quiero enamorar, tengo tanto  miedo a que esto suceda, a que lo que yo más le temo toque mi corazón y me lo arrebate.
Ella, a él, lo quería de una manera sincera, sin condición ese sentimiento era cristalino y puro.
Era puro, aquel sentimiento era lo que le dabas fuerzas para seguir adelante, eso de alguna manera era bueno pero de otra no, porque ella sabía que él, no iba a estar para siempre en su vida que algún día se iba ir como el viento que sopla.
Ellos, solo Vivian el momento que les había otorgado Dios y la vida.
Sabían que el tren de las oportunidades solo pasaba una vez. Eran dos corazones unidos por la pasión que envolvía sus cuerpos.
Pero no, todo entre ellos era color de rosa.
Ese amor que se tenían era un amor prohibido, ellos, sabían que la sociedad no iban, a aceptar su unión. Era una situación tan frágil como un cristal, a la vez eran tan parecidos y a la vez tan diferentes.
El, venia de un mundo lleno de, desamor decepciones y traición, el, había  vivido más que ella, Él ya era todo un hombre, mientras que solo ella, era una adolecente que comenzaba vivir, en su alma habitaba la llama de la ilusión y del amor.
Y, que a pesar de todas esas adversidades los dos, en verdad se querían.
El, pensaba que ella, era una chica diferente entre las demás mujeres que había conocido, era tan bella tanto por fuera como por dentro, lo aceptaba y lo quería tal y como él era, era cariñosa, inteligente, frágil y sobre todo era una amiga incondicional. Él sabía que podía confiar en ella para toda clase de situación. Mientras que ella, lo veía como un hombre, sincero, fiel, diferente a todos los demás, capaz de despertar en  ella, sentimientos de amor, y de la más extraña pasión.
Los dos, compartían momentos mágicos y de cariño, se divertían juntos, conversaban y conversaban, por horas de diversos temas que tenían  en común, tenían una relación de amistad, aunque los dos siempre quisieron tener algo más allá que una simple amistad.
Aunque, cuando se encontraban y estaban juntos compartían momentos de amor, se abrazaban, se besaban, como si no hubiera un mañana, a pesar de que seguían siendo “Amigos” compartían todas esas cosas juntos. Que ironía no? Ellos dos podían compartir esto y mucho más pero siempre su amor se tornaba imposible.
 
El, por una parte estaba muy contento por estar con ella, y de compartir todas sus emociones  con esta bella mujer aunque por otro lado a su corazón le invadía una amarga tristeza. El sentía que ella, se merecía ser amada y ser feliz con un hombre que la valorase y respetase como mujer.
Mientras que ella, se sentía viva y feliz, estando a su lado no entendía muy bien la razón, pero aquel sentimiento era tan real como cualquier otro sentimiento se sentía la mujer más feliz de este mundo, aunque algunas veces se sentía se sentía sola muy sola, Ella nunca se había enamorado de ningún hombre en toda su vida. Aunque decía una y mil veces que no quería enamorarse su alma le proclamaba todo lo contrario, Ella tenía mucho a enamorarse del él. Porque ella, sabía que enamorarse la iba a hacer sufrir.
 
Los dos en el fondo tenían mucho miedo, aunque intentaban una y otra vez ocultarlo.
 
El y ella, día a día intentaban vivir el momento y nada más sin importar los trayectos  que les podía traer un futuro incierto…