Día treinta.
Publicado en Mar 05, 2013
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últimamente todo anda bien, cada cosa en su lugar, cada sentimiento en su botella, cada carta en su respectivo sobre. Es agradable revisar algunos libros, ver el paso del tiempo en cada página impresa, el deterioro del papel y la eternidad de la idea transmitida. No tengo mucho, es más, ando ajustado con todo: el tiempo, el dinero, etc. Ya casi ni toco mi guitarra. Las cuerdas yacen olvidadas en el taciturno óxido de mi habitación; Ya casi ni escribo - con excepción de esta lenta madrugada - mis notas han perdido nitidez, son más parecidas a una maraña de ideas confusas a lo que principalmente tenían como propósito ser: un espejo de mi alma.
Tal vez mi alma sea una maraña de ideas. Tal vez. Los treinta de cada mes me ponen nostálgico; siento que sopla más tranquilo el viento, que sigo siendo joven y que seguiré siéndolo siempre. Hay millones de cosas que siento los días treinta, pero me demoraría veintinueve días tratando de enumerarlas. Quizá valga la pena, veintinueve días escribiendo, alineando mis minutos con la tinta y el papel, surcando en mi piel y en el párrafo arrugas interminables, y luego, ser joven por veinticuatro horas al día siguiente, al trigésimo día. 
El árbol de navidad está radiante en su sencillez. Su destello me traslada a remotos lugares del recuerdo, lugares tan familiares, tan suaves y tiernos, lugares que olvidé que recordaba, que no pensé estaban dentro de mí.
Hay una sala modestamente amplia, sillones y sofás de corte neo clásico por todos lados, cuadros abstractos de dos en dos en cada pared. El periódico, a un borde de la mesa central, aguarda a ser leído; el humo del café se mantiene aletargado en la estancia y el vaho del incienso se esparce y se impregna en cada rincón del pequeño mundo. 
Los niños entran correteando, están límpidos y puros; me siento un ser desorientado en el medio de la sala que trata de comprender todo. Me abrazan, me llaman papá y se desvanece el espectro de la desolación de mí.
Los días treinta de cada mes me hacen sentir papá, los días treinta de cada mes estoy con mis hijos. Los días treinta siempre deseo tener un lugar al que pueda llamar mío, nada más. 
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Foto del autor Jalbi Romero Mayuri
Textos Publicados: 2
Miembro desde: Mar 03, 2013
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Descripción

Aveces escribes cosas que se te vienen a la mente en un segundo,y que tratar de recordar es una travesía indescifrable. Este texto es un ejemplo legítimo de esa extraña sensación. Sin más ropajes que quitar, este es él, que se presenta por sí solo un día treinta.

Palabras Clave: Dia treinta padre neoclásico.

Categoría: Artículos

Subcategoría: Comentarios & Opiniones



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