Gracias por tu pasión en el trabajo
que es tu verdadera vocación,
que en nuestros momentos difíciles
nos alivias con el calor de tus manos.
 
Gracias enfermera de mirada noble
que haces olvidar mi dolor,
que me acompañas en mi soledad
sobre la cama de un frio hospital.
 
Gracias por tu entrega y sacrificio,
por el Amor que pones en tu labor,
por hacerme olvidar mi enfermedad,
dedicándome tu tiempo y tu don.
 
Gracias por ser el farol que da vida
entregándote para ser una bendición,
cuando nacemos, cuando crecemos
y sobre todo cuando enfermamos.
 
Gracias por acompañar a los heridos,
en las guerras sin tomar un fusil
aunque nada tenga que ver contigo
ni te interese la contienda tu estas ahí.
 
Gracias en nombre de los médicos
porque sin ti  andarían perdidos
sin saber cómo curar las almas
de los enfermos y heridos.