Perdí las palabras de mi poesía
descargué las armas de la rebeldía,
entregué mis tesoros y secretos,
llené la casa de puro afecto.
 
 Perdí las palabras y algún amor
que me quemaba el cuerpo como el sol,
que cavaba túneles en mi alma
y dejaba lesiones que aun no sanan.
 
La palabra y el amor, dos alimentos,
su carencia ahora experimento
y un agrio y nuevo sentimiento
me atrofia razón y locura a un tiempo;
 
yo escuché de otros hombres esto,
yo vi cómo consternaba sus cuerpos
en un coito malévolo y perverso,
sexo avieso sobre cadáveres dispersos.
 
Yo sé que morir por morir no es bueno
pero sin poesía, tesoros ni secretos,
sí con odio y dolor, dolor y odio
ofrecer la vida por otra es obvio…