I
¿Nos volveremos a ver?
 
Ella espera paciente con su soledad, mi ausencia silenciosa.
Sus ojos descansan, en la tristeza y los momentos de felicidad.
Sus delicados ojos, reposan ante millones de imágenes.
Esperando, una palabra de amor cantada al oído.
Esperando, nerviosa, el momento en que me olvida.
¡Ah es esta misma noche! ¡Este cielo desvanecido!
que, sin palabras, nos acumula al iniciar la despedida,
(Nos volveremos a ver. Yo lo se, lo se.) En la próxima soledad.
 
Tus labios incandescentes y ávidos en ese rojo de alegría
hablan, pues florecen en el lívido amor de tus besos, inalcanzables
y tú, eres mi amor, mi desierto triste de locura amante
y yo, presagio infinito y efímero desdichado, de anhelos entrañables.
Ahora, te veo y la respiración de tu mirada incitante
me suplica ante tal delirio, evitar el suave suspiro en agonía
 
Tu cuerpo, fue el cuerpo de la luna y naufrague en ti,
mis labios sollozaban y de mis ojos caían tersas lágrimas.
Ahora, ahora: Eres libre de pensar, lo que es mejor para ti. 
Mi puño llora y te entrega en la briza mañana, flores en palabras.
Al igual que la lozanía,  fiel es a la primavera aunque perece
 
 
Básicamente lloviendo…
Vi en su mirada, la lluvia caer, suavemente,
mientras el estruendo del rayo, iluminaba,
nuestra presencia en la oscuridad.
 
Tus ojos me recuerdan tanto de ella,
tus ojos describen tenuemente,
el placer de sentirse triste
y los momentos, que se entrelazan,
a nuestras escasas miradas.
No, no, no. Adiós.