Miro tus fotos, tu recuerdo en mi
cabeza y el pasado no concuerda mucho
con el presente.
 
            Hay quienes dicen que eso es
bueno, pese a ello, si me lo permitiesen
quisiera cambiarlo.
 
            Te miro mientras hablas, mientras 
ríes y mientras lloras; me parece estar en
la cima de una montaña cubierta con las
alas de un ángel que no deja que nada malo
pase.
 
            Te miro grande, hermosa,
resplandeciente y fuerte como un roble. Veo
como ejércitos de maldad acuden atacarte,
de la misma forma observo como huyen
despavoridos los miserables.
 
            Y tú sigues ahí de pie, indestructible,
con dos valiosas frases que aún no puedo
olvidar desde que me las dijiste… “No hay
retos grandes sino luchadores pequeños”,
“Caerse está permitido levantarse es obligatorio”
 
            Miro tus fotos y los recuerdos
en mi cabeza comienzan a llover como
cuando el campo empieza a florecer.
 
            Eras tan diferente ayer,
eres tan diferente hoy,
que gracias a Dios siempre
te he visto como lo más grande
y lo más bonito, como el tesoro
de incalculable valor, el ejemplo
a seguir, mi piedra más preciada,
mi mejor amiga, mi madre, mi motor.
Te amo mami.