Ladylord
Publicado en Dec 18, 2012
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Cada temporada de feria antes del mes de abril Paulina llegaba a la ciudad con su comité de cisnes rosados en tutú y una alegre comparsa de la que participaban todas sus comadres, hermosas reinas de la noche, portaban trajes espectaculares y demasiado estrafalarios para esa ciudad que apenas comenzaba a convertirse en metrópoli.  Desde el centro y hacía el norte hacían su recorrido llevando alegría y desparpajo, causando sustos entre las “señoras de antes” y algarabía entre la muchachada. Aunque a mí me gustaba mucho el desfile procuraba hacerme a un lado para que los fotógrafos del diario local no fueran a captarme en la foto por equivocación y luego saliera boletinado mi nombre en las páginas de chismes sociales pues mi familia era de los pocos abolengos rancios que quedaban en la ciudad.
De todas las chicas Paulina era la más hermosa, no es fortuito que siempre comandara el desfile, tenía el pelo rubio y abundante y los ojos más verdes y abiertos que jamás haya visto, del cuerpo ya ni hablar era una perfecta escultura. Ese año llevaba un vestido blanco que le quedaba soberbio y que la hacía parecer tan real como una mujer.

Todos sabíamos que ella era él, pero para el desmadre como decimos por acá a nadie le importaba. Todos lo sabíamos menos Pedro (que era recién llegado y acababa de establecer un negocio de pinturas y esmaltes) o al menos eso quiso hacernos creer horas más tarde.
Era noche cuando el desfile terminó y nos habíamos puesto una tremenda borrachera aprovechando la dispensa que las autoridades establecen al consumo de alcohol en las calles durante los festejos, Pedro estaba eufórico y decidido invitó a bailar a la reina del desfile que estaba rodeada de moscardones, como el muchacho es guapo y de buena complexión Paulina no se negó. De esa manera bailaron hasta bien entrado el amanecer en lo que nosotros pensamos sólo era una broma de parte de nuestro camarada que quería mostrarnos que para eso del desmadre se pintaba solo.

Por su parte Paulina se veía radiante, me parece que estaba flechada pues sus expresiones y ademanes eran más coquetos que de costumbre, realmente lucía feliz.
Esa fue la imagen con la que me retiré recién amanecía. Más tarde cuando Pedro me llamó para decirme que estaba detenido por haberle “partido la madre a un pinche maricón”   me quedé desconcertado no obstante fui a darle una mano. Los cargos eran graves y el estado de salud de Paulina delicado tenía lesiones y golpes que según la declaración del acusado habían sido para defenderse pues el puto ese lo quería obligar a tener sexo con él, luego Pedro me reprochó no haberle dicho la verdad de algo que era tan evidente. Finalmente pagó una fianza y se fue a rumiar su impotencia.

Un mes más tarde me topé con una aparición inesperada en un café del centro, era Paulina disfrazada de hombre, el pelo corto y peinado de forma discreta, las líneas del rostro delicadas y llenas de una expresión amarga y esos ojos asombrosos que a pesar de todo aún conservaban algo de su resplandor. Todavía tenía algunas magulladuras y movía con dificultad su mano derecha, decidido me acerqué a su mesa, estaba sola y al verme sus ojos se llenaron de miedo, quise darme la vuelta y dejarla en paz, pero necesitaba desesperadamente decirle algo.
-Mi lady- espeté en voz baja, quiero decirle que aun cuando los que cada año la rondamos con toda nuestra estupidez disfrazada de hombría, yo siempre la he considerado la más hermosa del desfile- dicho esto esbozó una pequeña sonrisa y pareció escuchar con más atención. –quiero que sepa, continúe,  que aun cuando no está vestida para la ocasión deseo hacerle una foto pues sus ojos siempre han sido motivo de mi curiosidad y asombro- ella sonrió abiertamente y le tomé la foto y el periodista de sociales me tomó otra a mí sentado en su mesa que se publicó al día siguiente. Este hecho me acarreó días y días de cuestionamientos sobre mi preferencia sexual por parte de mi novia, familia y amistades, honestamente eso ha dejado de importarme, al contrario me siento heroico porque sé que salvé el desfile, no podía dejar ir a Ladylord pensando lo peor de nuestra ciudad, tenía que darle un motivo para regresar el año siguiente y creo que lo logré porque al salir del restaurante ella me dijo: "espero que el próximo año escojas mejor a tus amistades".
 
 
 
 
 
 
  
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Foto del autor Laura Vegocco
Textos Publicados: 41
Miembro desde: Nov 05, 2012
2 Comentarios 565 Lecturas Favorito 1 veces
Descripción

Palabras Clave: Diversidad sexual trasvestismo intolerancia apertura carnaval diversin

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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Silvia Cardoso

Me gusto la naturalidad con la que lleva la historia aun que corta no descuida el argumento que, en definitiva, es lo que mantiene atento al lector y hace que este continúe leyendo.
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December 19, 2012
 

Laura V. Gmez

Me alegra que te haya gustado, esta es una de las muchas historias que suceden por todo el mundo alrededor de las ferias y los carnavales sin duda estos son un semilllero de anécdotas interesantes.
Responder
January 01, 2013

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