Hasta donde fui capaz;
te vi en cualquier noche.
Hasta donde supe soportarlo.
 
Hasta donde fui capaz todo,
regresando al pasado de otros días.
 
Hasta donde fui capaz los dos;
tropezando en el cordón,
con tu boca y lo demás.
 
Hasta donde fui capaz;
y a veces tuve miedo.
 
Hasta donde fui capaz;
quizás yo y los demás.
No lo comprendo.
 
Hasta donde fui capaz;
en el dulce vaivén de tu lengua,
en el tardío estremecer de tu piel,
en el fervor de tus caderas.
 
 
Hasta donde fui capaz ya no me animo;
y escapo y me devuelvo,
y extraño y me detengo.
 
Hasta donde fui capaz;
cuando todavía lo podía ver.
Hasta donde se pierde,
se esconde tu placer,
como río de miel
por las malezas de los días cotidianos.
 
Y si querés cambiarlo todo…
 
Hasta donde te comprendo
y lo desarmo.
 
Hasta donde conozco en mi memoria  el final;
hasta donde nunca estás;
hasta cuando vuelve de repente.
 
Hasta donde fui capaz
de resolverlo;
hasta donde me quedé pensando,
hasta donde espero eso;
cuando crezco en el sueño
y voy flotando en el adiós.
 
Hasta donde fui capaz y permanezco;
Donde alivie la vida;
donde escapo y me sorprendo.
Hasta donde te presté mis manos
y te vi en mis ojos.
 
Hasta cuando lo permito
y juego con tu enojo;
hasta cuando desisto
y no lo puedo controlar.
 
Hasta que llegues acá;
cuando te espere;
hasta que se genere en lo bueno
y olvidar todo el pasado.
 
Hasta que fui capaz;
cuando me animo en la peor jugada,
cuando me entrego en el abismo,
cuando no me importa nada.
 
Hasta donde fui capaz después de todo;
y darle oportunidades y revanchas;
desistiendo en el amor, el tiempo,
en lo de siempre, al fin…
Me queda algo de vos