Que frágil es nuestra memoria y que
cambiante es nuestro corazón, pues,
lo que ayer allegábamos en nuestras
almas, hoy nos resultan pesar en
nuestras vidas; lo que era tesoro,
ahora no supera la concepción de basura.
Inconstantes como el mar hemos sido,
las olas de nuestro pensamiento llevan
el barco del propósito al naufragio.
¡¿Dónde  está la canción de paz que
nuestra alma solía entonar y que con
tanto fulgor habitaba en nuestros corazones?!
Hoy..no son más que el murmullo de un corazón
entenebrecido  por la tristeza.
Las lámparas de nuestros corazones han sido
vaciadas del aceite que nos proporcionaba
la luz de nuestras alegrías.
¡Vuélvete a nosotros Regocijo! Habita en casa
de tus amigos, para encontrar la ansiada paz
que desde de hace mucho, clama nuestra alma.