¿Qué no lo sabías? ¿Acaso las enseñanzas del pasado, no te mostraron nada todavía?
Te empeñas a en tu viejo amor volverte a adherir y no te das cuenta que la vida desperdicias, pues esta dura solo un latir.
Sí, te conozco bien, tú, agobiada en la melancolía de querer darle un respiro a tu agotado corazón, queriendo deshacerte de la inocencia y culpabilidad de tu juventud, queriendo amontonar en pilas de hojas y letras los secretos y sentimientos que te acosan incesantes. Sí, ya lo sé, anhelas ese sentimiento de cordura y sensatez, anhelas que la vida te bendiga de nuevo, y sobre todo, anhelas poseer su corazón y conquistar su mente.
Te diré, querida mía, que no hay nada que no hallas intentado todavía, los sentimientos que tan fuertemente dices profesar, un capricho son que solo te conseguirán atar.
Olvídalo todo y comienza a vivir cada instante, ríe, diviértete y deja de buscar el amor en cada cortejante. Un día con suerte te acordarás de mí, y yo podré declararte, mi amor incondicional hacía ti.