El crimen está ahí dentro
Publicado en Nov 26, 2012
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Cuando encontraron el cuerpo sin vida de Marian fueron detenidos dos hombres con fama de pervertidos, o quizá meros vagabundos, o quizá... negros. Sin prueba alguna y ni siquiera pistas de cierto rigor, la policía necesitaba detener a culquiera para calmar los nervios crecientes en la ciudad. Así se fabrican los falsos culpables, a partir de la estupidez de unos y la impotencia de otros para hacer bien su trabajo. Cuando no se tiene a nadie en quien cargar muertes que deambulan por una ciudad como fantasmas, siempre existe el fondo de armario de los "culpables potenciales", y entre estos se hallan los forasteros y los de otras razas. Mientras esto sucedía nosotros siete nos habíamos instalado en un viejo rancho abandonado a unas dos millas del límite territorial de Let it Be. La noche en que el ayudante del comisario en jefe nos dejó libres Marian nos siguió un buen rato. Nos detuvimos y aguardamos a que tomara una decisión. Gritó mi nombre y luego dijo: "Aún te tengo miedo". Se dio la vuelta y se encaminó hacia su casa. Pero no llegó a ella. Fue asesinada del mismo modo que lo habían sido unos días atrás los hermanos Schültz. 
Nosotros encontramos antes que la policía a Jenny y Joseph Schültz. Recorríamos la vera derecha del pequeño riachuelo que circundaba el norte de ciudad y nos encontramos ante sus cuerpos. Mirna recogió el pañuelo de Joseph y yo me llevé las braguitas de un rojo intenso y muy suves al contacto con la piel de su hermana, de unos doce años. Establecidos en el viejo rancho al que nosotros denominamos "La Tercera Casa" pasábamos muchas horas en silencio, pero no voy a ocultar que los asesinatos de niños de nuestra edad o parecida nos tenían relativamente preocupados. Por eso cuando Mirna me llamó (una tarde, a eso de las seis) y me pidió que entrara en su cuarto supe que se trataba de algo vinculado con eso. Me hizo sentar en su mesa tipo pupitre, arrimada a la cama, y me dijo con cierto entusiasmo: "Mira". Tenía el Libro de los Orígenes abierto de par en par y en él observé al comisario en jefe de la policía. Seguía a una de las niñas de la escuela que marchaba en soliario. Ambos descendieron por uno de los estrechos caminos que cruzaban los campos anteriores a la barriada de Whitechapel. Vi como el comisario aceleraba el paso para ponerse a la altura de la niña. Anduvieron juntos unos metros pero justo antes de iniciar el remonte hacia las primeras casas del barrio el comisario cogió a la niña de la mano y los dos se introdujeron en una zona poblada de altos arbustos y maleza. Yo miré a Mirna y asentí con la cabeza. Cerré el libro. 
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Foto del autor Les Liébana
Textos Publicados: 11
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Descripción

relato 10

Palabras Clave: falaz

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (7)add comment
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Gustavo Adolfo Vaca Narvaja

Buen relato, supongo que ¿continùa?
Felicitaciones
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January 28, 2013
 

raymundo

Un relato muy interesante y entretenido. Felicitaciones amiga Les y recibe un afectuoso saludo desde el Perù.
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December 09, 2012
 

Shelley & Monster

Relato con interés y misterio.
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December 02, 2012
 

María Ester Rinaldi

Muy de acuerdo con los dos comentarios, interesante relato, muy bien, Les!
Saludos!!!
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November 28, 2012
 

A veces veo Muertos

Sigue interesante la trama, si además metes asesinatos y vcuerpos encontrados por los campos, no te digo "ná!!!"
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November 27, 2012
 

Marcelo Sosa Guridi

Buen relato. Me gustó el libro de los Orígenes, que en cierta forma también es de Revelaciones.
Saludos!
Responder
November 26, 2012
 

Les Libana

Si. Es así. Un poder que tenemos hoy en día todos. Saludos.
Responder
November 26, 2012

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