...Y con un palo escarbo en la arena del mar de mis agravios, sabiendo que no encontrare los secretos que escondes en complicidad de  mi nefasta almohada. Miro al horizonte, y diviso tu figura a lo lejos... insolente eco!  ¿dónde estás?
Me saluda el barco de la vida... Adiós querida mía.
Cierro los ojos y veo.
Te veo, voy hacia vos y ahora sé lo que quiero decirte... no más silencios, ni sarcasmos. Es que hasta el pescador más nato sufre como vos, como yo... el dolor no tiene oración, ni sintaxis...
Caminando lentamente con mis pasos perplejos, diviso tu cara, no era como la imaginé.
Frente a mí unas palabras que, como por debajo del agua, susurran y me abrazan: "me enamoro de la mente de las personas".
Te veo, estoy frente a vos y ahora sé lo que quiero decirte... Estoy.
(Y el tiempo se detuvo)