A Usted,.. nunca le han hecho el amor...?
Publicado en Nov 18, 2012
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         Después de pedirle unas monedas a una pareja de enamorados que estaban sentados
         en el banco de enfrente, el vagabundo dirigió los pasos diréctamente hacia la chica.
         Ella lo vió venir y buscó a su madre con la mirada. Pero la madre de la chica ya iba
         caminando hacia el auto para guardar el bolso grande que siempre llevaban cada vez
         que salían de paseo. 
         Cuando la chica volvió la vista ya teniá al hombre a su lado con la mano extendida.
         -¿Me puede dar algo de dínero para seguir bebiendo...? - Le habló el vagabundo.
         -No tengo dínero.- Le contestó la chica.
         -Se lo estoy pidiendo con honestidad señorita...- Le dijo el hombre sin darle impor-
         tancia a la respuesta de la chica.- Ella buscó nuevamente a su madre con los ojos,
         pero la mujer se había quedado en el auto haciendo no-sé-que-cosa.
         -Le dije que no tengo dínero.- Reiteró la chica, marcando con dureza cada palabra.
         -Una moneda nada más...- Insistió el hombre.- Y no estoy engañandola diciendo que
         es para comprar pan o porque tengo un hijo enfermo como lo hacen los drogadictos.
         Yo no miento señorita, necesito unas monedas para seguir bebiendo.- La mano ex-
         tendida del hombre tembló ligeramente.- La chica recordó que tenía un par de mone-
         das en el bolsillo del pantalón y con cierta dificultad las sacó y se las dió.
         -¡Gracias señorita!- Le dijo el hombre y antes de marcharse agregó; Le queda her-
         moso el cabello así...
         -¡Oh, bién...gracias!- Contestó la chica sorprendida por el halago. Después de todo
         su madre le habiá criticado acidamente el haberse teñido un mechón de su rubia ca-
         bellera en encendido color violeta.
         El vagabundo que se iba, por alguna razón volvió sobre sus pasos y le preguntó a
         la chica ¿Señorita, es usted casada...?
         La chica no pudo evitar sonreír y contestó; A usted no voy a contestarle esa pre-
         gunta.
         -Es mi manera de saber si a usted le han hecho el amor...-Dijo el hombre sin mirar
         a la chica- Porque usted es una bella mujer...
         La chica, avergonzada fijó sus ojos azules en unos niños que corrián felices alrede-
         dor de un árbol.  Escuchó que el vagabundo le pedía disculpas antes de alejarse
         definitivamente del lugar. Un minuto después volviá su madre.
         -¿Te estaba molestando ese hombre, hija...?
         -No mamá, sólo me pidió dinero para un trago...¿y a vós que te pasó, porqué te
         tardastes tanto...?
         -Tuve que esperar que movieran la camioneta blanca para acercar el auto...¿nos
         vamos hija?
         -Bueno mamá...- Dijo la chica y la mujer empujó suavemente la silla de ruedas 
         hasta el auto. Después se tomó todo el tiempo para acomodar a su hija en el asi-
         ento del acompañante. Plegó la silla de ruedas y la puso en el asiento trasero y
         se fueron.
         -Me preguntó si yo estaba casada...- Dijo la chica casi pensando en voz alta.
         -¿Quién hija...?
         -Ese hombre...- Contestó la chica señalando al vagabundo que iba por la vereda.
         -Mirá vós...- Le dijo la madre y agregó; Todo un Don Juan el borracho ese...
         La chica sonrió con tristeza, tenía 26 años recién cumplidos y nunca nadie pasó
         el límite de preguntarle si un hombre le había hecho el amor.
         -¿Querés que vayamos a lo de tu hermano a tomar unos mates...?- Le dijo la
         madre para sacarla de la melancolía.
         -No mamá...- respondió la chica- Estoy muy cansada...- Y así continuaron viaje
         en siléncio.
         El vagabundo no entró al bar donde siempre se alcoholizaba, siguió de largo hasta
         llegar a los baños públicos de la estación del subte. Allí se quedó largo rato apoyado
         sobre un lavamanos con el rostro casi pegado al espejo. Enfrentó su despreciada 
         imagen como una herida...porque hombres como él no deben mirarse jamás a un
         espejo y recordó que una vez fue feliz.
         Había cumplido 12 años y la Señora Aurora que les daba comida caliente a los niños
         de la calle...celebró su cumpleaños.
         Estaban todos sus amigos...y el con ropa nueva como regalo...aún siente el beso
         en la mejilla de aquella señora, la única que alguna vez le dijo: Gabriel...felíz cumple-
         años.
         Gabriel cierra los ojos y se aferra con desesperación a aquel instante de su infancia.
         Un resplandor lejano de su pasado. Aquel beso, aquel abrazo que recibió cuando
         niño le bastan para no morir llorando irremediablemente.
         
         FÍN.    (Germaín Montenegro)
         
 
         
         
         
   
          
          
 
                   
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Descripción

Este es uno de los relatos basado en historias del parque de la ciudad... El encuentro entre dos personas tan distintas he igualadas por la soledad.

Palabras Clave: -A Usted...nunca le han hecho el amor?-

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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