Ahora que admito la verdad de todo, de lo que fuiste y ahora dejas de ser... 
Esos deseos que fueron creciendo, alimentabas  cada noche con tus palabras mi curiosidad.
 Cuando pienso en lo que hubiera sido, me convenso de que en realidad nada existió, admito que el dolor aún existe y que no puedo discutir con tu recuerdo cada día.
Instantaneamente apareces, retomando la filosofía, argumentando las actitudes y me imagino todo lo que eres sin encontrarte.
Espero a que las señales te lleguen, justo donde estés, que sientas esa necesidad de oirte que siento, que extrañes mis canciones y que decidas hablar.
Cuando pienso en lo que es, me doy cuenta que somos nada, admito que me duele la herida y que peleo con tu imágen cada noche... a veces los sueños son terribles pesadillas.