La meloda
Publicado en Oct 13, 2012
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Sola, caminaba tarareando su canción. Era una nana, que se sabía de pequeña, gracias a su abuela, que se la cantaba  para que durmiera. Había salido porque necesitaba caminar, respirar aire fresco. Pensar. Bueno, quizá no era la mejor idea que había tenido, saliendo sola una tarde oscura, a caminar por el bosque.
Aquél bosque resultaba tétrico de tarde. El cielo oscurecía, y los árboles se volvían tenebrosos, como si sufrieran una transformación en cuanto el sol llegaba al ocaso. De día, eran alegres y coloridos, por la tarde se transformaban, y de noche, la forma de sus ramas te parecía extraña y amenazadora, como si fueran a atacarte. Phobia pensó que debería haber regresado, debía de haber dado media vuelta y volver, pero se había enojado tanto con su madre, que no quería volverla a ver. No era su culpa que le hubiera arruinado la vida siendo una sorpresa, tampoco que hubiera perdido un trabajo, un esposo, y a sus abuelos. Tampoco lo era que estuvieran solas, y tuvieran que arreglarcelas solas.
Trató de tararear más alto, quería ahogar el ruido de las hojas y ramas al ser pisadas. Ése especie de chasquido que la ponía inquieta. Sobre todo porque no oía nada más, a ésa hora los pájaros dejaban de cantar, y se escondían, en cambio, comenzaban a desesperase los animales nocturnos, como los búhos, que te amenazaban con sus ojos brillantes, y las vueltas de sus cabezas. Incluso los cuervos se escondían a aquellas horas. Pero ella seguía caminando, y caminando.... todo con tal de alejarse de su casa, de sus problemas...
Cada vez tarareaba más alto. Comenzó a oír unos ecos de sus pasos, otro crujido de ramas y hojas. El cuello comenzó a dolerle: le daba miedo mirar, pues sabía que alguien la seguía, pero aún así costaba resistirse. Se giró como los búhos: detrás suyo no había nadie, y en el suelo tan sólo estaban las marcas de sus pasos, ninguna más.
Siguió tarareando su nana, tratando de pensar que habían sido imaginaciones suyas.
Luego de un instante, cuando se había logrado convencer de que se lo había imaginado, una voz distinta comenzó a acompañar a la suya.La segunda, era mucho más aguda y carecía de el sentimiento dulce que transmite una nana, si no que se había vuelto un tarareo inquieto, tenebroso, que ponía aún más inquieta a Phobia. Mirara a dónde mirara, no había nadie, nadie la seguía, salvo el sonido de la nana, acompañando al su tarareo.
Dejó tararear y se hizo silencio.
Salvo por las pisadas, las suyas y las que la seguían.
La voz comenzó a cantar la nana, y Phobia comenzó a correr.
Inquieta y asustada, ya no pensaba ni miraba por donde caminaba. Parecía que todo el bosque se había vuelto siniestro, macabro, y que las ramas de los árboles tiraran de su ropa, ya que se enganchaba a cada paso que daba. El cielo se había vuelto oscuro y la luna brillaba en lo alto. No se oía nada, salvo el silencio, la nana, y las pisadas.
Corría como podía, con el corazón danzando en su pecho. Sus piernas temblaban, y flojas como estaban tropezaban a cada rato. Como no pensaba, ya ni sabía a donde se dirigía.
Corría desperada. Había dejado de mirar el suelo. Y así fue como calló. No vio que el camino terminaba, empinado hacia abajo.
En ése instante se hizo completo silencio.
Sólo se oyó el grito y la nana, cantada por algún fantasma.
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Foto del autor Luna
Textos Publicados: 10
Miembro desde: Oct 13, 2012
1 Comentarios 553 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Un simple relato muy breve, pero entretenido :)

Palabras Clave: terror cancin bosque fantasmas

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio


Creditos: Luna Bujalesky

Derechos de Autor: Luna Bujalesky

Enlace: http://www.facebook.com/notes/hijas-de-la-noche/la


Comentarios (1)add comment
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all

atrapante!!
Responder
November 15, 2012
 

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