Akmola en un Invierno Inmortal
Publicado en Sep 17, 2012
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Akmola  en un Invierno Inmortal
 
 
Los copos de nieve caían lentamente uno a uno sobre el frío hielo del suelo, era de madrugada, el sol se ocultaba tras unas nubes blancas espesas haciendo que la luz fuera tenue y la mañana cada vez menos brillante. Yo observaba desde mi ventana en el segundo piso de aquella casa vieja y colonial que adornaba la pequeña calle de piedra  llena de comerciantes, compradores y extranjeros que visitaban nuestro pueblo en el hermoso invierno de Akmola.
 
Este era el tiempo más esperado por todos en nuestro pequeño pueblo, en ésta época se celebraba el festival invernal en honor a nuestra honorable y bella reina Elena de Meneses, ella era oriunda de Akmola y por tanto siempre nos tenía en cuenta para sus proyectos, ayudas e impuestos, su padre aún vivía en nuestro pueblo y era un Lord muy respetado por todos.
 
El Rey Abigor de Meneses esposo de Elena era un gran tirano, comandaba 60 legiones en todo el territorio del norte, era uno de los hombres más poderosos de nuestro mundo y solo pocos reyes le igualaban en ejército y estrategias, en el mundo solo existía un rey capaz de igualarle en todo, pero para desconsuelo de muchos era su hermano y aliado. El Rey Abigor nunca estuvo de acuerdo con que Elena manejara a Akmola, pues la condición del padre de Elena para que el rey la desposara había sido esa, que la reina nunca dejaría de gobernar a nuestro pueblo y el rey concedió aquella petición.
 
Nos encontrábamos en el festival y la reina ya había llegado, yo siempre había sido un hombre muy observador y poco social, no disfrutaba el estar reunido con el vulgo y mucho menos con los nobles, pues mientras el vulgo era desadaptado y con poco conocimiento, los burgueses eran grandes pensadores pero a la vez traicioneros y crueles, aunque yo sabía que no todos tenían esa actitud, prefería ser solitario y observador, claro que no siempre fue así, yo era un gran guerrero de la legión más importante de nuestra reina y señora Elena de Meneses, pero cuando el rey decidió acabar con las tropas de ella y unificarlas en una sola que estaría bajo su mandato decidí que nunca formaría parte de su tiranía.
 
En la noche después de una gran cena con la reina y los nobles, Elena se sentó en la plaza central en un palco exclusivo para ella y sus acompañantes mientras bufones y juglares divertían a la muchedumbre con sus cantos y poemas, la noche ya no era tan fría, pues entre el fervor que generaba la alegría de la gente por el hecho de tener a su reina de nuevo en el pueblo y la diversión que se desprendía del espectáculo hacía que la temperatura helada desapareciera de los cuerpos de cada habitante y se unieran a la fiesta sin importar la hora y la nieve.
 
Pero no todo podía ser felicidad, cuando yo me retire de las tropas unos cuantos guerreros fieles a mi jerarquía me siguieron en mi decisión y con ellos decidí formar una tropa especial por si algún día inesperado el Rey decidía atacar nuestro pueblo y ponerlo bajo su control, cosa que no me sorprendería pues Akmola era una frontera  rodeada por dos hermosos ríos y llena de los mejores comerciantes y eso la hacía demasiado atractiva ante los ojos del ambicioso tirano Abigor. En  medio de la madrugada cuando ya la fiesta había acabado y solo quedaban unos pocos ebrios a causa de la hidromiel cantando a la luna, llamaron a la puerta de mi casa, era uno de mis guerreros más fieles quien no traía buenas noticias, venía con una carta que habían robado al mensajero real y en su contenido venían plasmadas las siguientes palabras que estremecieron mi ser y mi alma “ Es hora de atacar a Akmola, mientras la reina está allá aprovecharemos para matar a los nobles y también a la reina, diremos que fueron los barbaros y atacaremos a la ciudad de barbaros que limita con Akmola y extenderemos nuestro territorio. El rey.”
 
Decidimos reunir de nuevo a todos los caballeros de mi legión, una vez reunidos partimos hacia la plaza central avisando al pregonero del pueblo para que el diera la noticia a los habitantes mientras nosotros nos dirigíamos a la casa real donde se hospedaba la reina, en el camino empezamos a ubicar a los arqueros en puntos específicos como estrategia de guerra ya que las tropas del rey eran de mayor numero y eso sería una desventaja para nosotros, llegamos donde la reina y le mostramos la carta, y le dijimos que nosotros y el pueblo lucharíamos en nombre de ella y de Akmola, as{i que la resguardamos en la torre de la catedral del pueblo y nos preparamos a luchar.
 
Los tambores se escuchaban a lo lejos y el sonido de las pisadas de un gran ejercito ya se podían sentir cada vez que palpitaba el corazón de uno de mis guerreros, éramos pocos a comparación de ellos, pero cuando se trataba de habilidades de lucha sin duda alguna éramos los mejores, se nos tranquilizaba y nos daba fuerzas para seguir en pie.
 
Esperábamos todos en la fría y lenta noche, de pronto mi guerrero más fuerte, quien siempre se había caracterizado por su gran tamaño y su enorme mazo de acero grito “vamos por ellos” unas palabras que motivaron a cada uno de los guerreros de Akmola y que retumbaron en el alma de los guerreros del rey. Empezó la batalla por el pueblo y la vida de la reina, unos caían y otros permanecíamos firmes en la lucha, muchos de los guerreros del rey corrían al ver nuestras habilidades, otros valientemente luchaban contra nosotros sin tener éxito alguno,  pero hora tras hora la lucha se volvía más dura y pesada, teníamos la ventaja del clima pero ellos eran demasiados y por uno que perecía habían tres que luchaban, fue tan larga la batalla que el ejército del rey decidió retirarse con la amenaza de traer todas las tropas y legiones y acabaría con eso de una buena vez, hecho que nos preocupó demasiado.
 
La reina nos llamó y dijo que tenía un plan, se reuniría con muchos de los reyes del continente y les propondría un tratado entre ellos para unir fuerzas y así acabar con la tiranía de los reyes Meneses, tratado que todos firmaron de inmediato.
 
Días después todos los ejércitos, legiones y tropas del continente llegaron a Akmola para su protección, poco a poco empezaron a invadir todo el imperio y por ultimo tomaron la cabeza de los reyes Meneses restableciendo el orden y la paz de la comunidad.
 
La reina fue nombrada soberana y mandataria en la junta real, era ella quien propondría las soluciones pacíficas entre los reyes si se presentaba alguna controversia, a su vez la reina nos nombró caballeros de su guardia real y a Akmola como capital del imperio.
 
FIN
 
Camilo Henao Valencia
 
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Foto del autor Camilo Henao
Textos Publicados: 26
Miembro desde: Jun 30, 2011
4 Comentarios 609 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

En un reino llamado Akmona se empiezan a ver grandes cambios en medio de un invierno que acabar con la tirana del Rey que gobierna stas tierras.

Palabras Clave: reino medieval invierno rey reina caballeros

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Fantasa



Comentarios (4)add comment
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Singer

Me traslade al momento mi amigo, que buen ritmo que nos lleva a ese acontecimiento. que buen relato que te envuelve y te encamina, amigo mio, seas bienvenido...
Responder
September 18, 2012
 

Camilo Henao

Muchas gracias por tus palabras.
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September 19, 2012

kalutavon

La lectura de tu texto fue un tirón a la nostalgia por estos temas. Con el ánimo entreverado con los recuerdos disfruté de tu narrativa, buena, por cierto, hasta llegar al final, predecible, pero bello en su candor. Afectuosos saludos.
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September 18, 2012
 

Camilo Henao

Te agradezco mucho tu comentario, créeme que recibirlo es motivante, gracias.
Responder
September 18, 2012

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