La noche se encuentra silenciosa y mis pensamientos duermen sobre tu almohada, mi cuerpo inquieto no sabe qué posición adoptar para desenchufarse una vez por todas de aquel día en el que te fuiste. La pregunta queda rondando en el aire… ¿Por qué no fui tras de ti?, ¿Por qué no encontré la valentía necesaria para traerte de vuelta? ¿Acaso tanto miedo me daba el cambio como para no poder gritar que te quedaras?
Sí, la última vez que me vi a mi mismo feliz tú estabas a mi lado, no teníamos nada, no necesitábamos nada y me sentía capaz de todo. Hasta que tu carta me golpeó a la cara, y entendí que yo no podría darte la vida que te merecías, que no era justo que tú cambies tu mundo por el mío y fue cuando cambié… deje de enamorarte cada día, deje de reír y hacerte reír y por sobre todo deje de creer que podía ser capaz de todo y te dejé ir.
Cada 25 de Abril viajo hasta donde estas para verte de lejos y asegurarme que estas bien, que hice lo mejor para ti. Hoy estabas tan hermosa que casi no pude respirar, tus hijas están cada vez más grandes y tu risa sigue siendo igual de hermosa y radiante. Eres la luz que ilumina tu familia y me alegro por eso, sé que en otra vida tal vez te encuentre y me aseguraré de ser el mejor para ti, para mí, para nosotros.