Al interior de tus ojos, la sangre
En lo profundo de tus labios, el rojo
 
Beso flagrante
Lengua enmudecida
 
Ojos tan abiertos
Como una tumba profanada
 
Boca sangrante
Piel de cristal y mármol
 
No me mires de tan cerca
No seques tus ansias en mi cuello
 
Desarrolla tus deseos en el éter
Devora mis ganas en la nada
En la niebla de tus vestidos
En el terror del eco de tu risa
Entierra mis argumentos
Desgarra mis pieles
 
Ahora, el silencio frío
El silencio sepulcral
Las lápidas en la colina dibujándose en el horizonte
 
Ahora, el terror en mis ojos
La risa en tu boca abierta
El deseo desatado en el reflejo de tu cuerpo desnudo
 
Ahora, luego, la cálida bienvenida
El ansiado beso ensangrentado
 
Ahora, luego, la caída fatal
El colchón de tierra mohosa bajo mi espalda
El frío misterio de la locura
 
Y miro tus labios rojos
Oh, Satán, tan rojos,
Manchando mi cara
Abiertos a la noche
Feliz de beber todo de ti
 
Y hoy, Satán, maestro mío,
La felicidad doliente y alegre de la muerte acercándose cálida
Cae ante mis sentidos
Frente a mí
Con mis ojos clavados en esos verdes feroces
 
Y caigo
Caemos
 
Y muero
Morimos
 
Felices
Hasta la misma noche
Mi hermosa vampirizada
 
¡Cuánto te amo
en esta dulce muerte que me das
día a día!