LUZ Y AUSENCIA DE LUZ  EN PLENA POSTMODERNIDAD
 
Al separar los parpados descubrió que todo había perdido el color:
el cuarto,
las sabanas,
el reloj,
la ventana,
las cortinas…Todo.
-No debí exponerme tanto tiempo al arco de la soldadura.
- Se dijo mientras se ponía las chancletas.
 
Eran las siete y dos.
 
Ese día  exhibiría sus obras de metal viejo en el centro de artes visuales.
 -Esto tendrá que quitárseme, o me habré convertido en perro.-
 
Bromeaba para no dar mucha importancia al problema.
 
Luego de abrir el armario descubrió que toda su ropa se había quedado sin color.
 -No puede ser, han pasado más de diez minutos y aún sigo viendo las cosas en blanco y negro.- Empezaba a preocuparse.
 
Sobre la mesa el último libro que había leído, de José Saramago:
(Ensayo sobre la ceguera.)
 
 En su mente aparecieron capítulos completos de esta novela.
 -¿Y si es una peste, o tipo de epidemia?-No podía dejar de pensar en la posibilidad de empezar a vivir situaciones similares a las de los protagonistas de la novela que recientemente leyó.
-Si es una enfermedad infecciosa la calle debe ser un caos.-Pensaba en voz alta antes de salir por la puerta de la sala.
En el paseo frente su domicilio todo era como de costumbre.
 
El señor que vende periódicos, embutiéndolos a los apurados caminantes, la vieja que barre las aceras, batallando con los niños que van para la escuela.
 Nada daba muestras de caos o molestia.-Debo ser el único.
 
 ¿Pero si soy el que trasmitirá esta peste, qué  hago?
 
 Regresó a la habitación para acostarse y así pensar más en las viables soluciones.
 
-Iré al médico, posiblemente sea solo eso del arco de la soldadura y me esté ahogando en un vaso de agua. O quién me prueba que no sea brujería de la espiritista de al lado, por lo que le hice a su gato…
 
Mejor será que visite a un bilonguero.
¿Pero cuánto me cobraría por la cura?
¿Y si no es nada de brujería?
Pa su escopeta la brujería
Pa su escopeta el yo puedo más que tu
o el abre camino
o una buena obra de rompesaraguey
o un vaso con agua bien clara
para aclarar los caminos.
 
 
Ya no sabía en que pensar, a donde ir con su enfermedad hasta que llegó a la solución que consiguen los desesperados: EL SUICIDIO.
 
-Si me quito la vida, oiga eso.
 Todos pensarán que fue por no soportar la crítica de mis obras, o por los cuernos que cargué hace unos meses.
Aunque si voy a estar muerto qué importa lo que se diga después, a mi me consta  que salvé al mundo.
 
Ahora el problema está en escoger la forma de muerte.
 
-Cortarse las venas es cosa de poetas incomprendidos, pegarse candela de mujeres, ahorcarse de jugadores empeñados, lanzarse de un edificio de locos.
 
 Estuvo varias horas hasta encontrar la manera ideal para terminar con su vida y con la peste que haría casi realidad la novela de Saramago.
 
-¡Envenenamiento! Si, esa es la forma.-
 
Buscó todas las pastillas que habían en las gavetas de su cama, la botella de Havana Club que guardaba para celebrar los resultados de su exposición y...
 
Dos días después apareció una nota en la sección cultural del periódico diciendo:
Genio de arte chatarra amanece muerto con la máscara de soldar puesta.