Feromonil, febrilmente feliz 
florecer de la flamante fe.
Sí: feliz con tantas efes
como de fantasía, 
de la fantástica ilusión
del fanático, facineroso reformado, 
del fanfarrón flechado de facto que,
en fiestas a las que fueran a besarse afrancesadamente, 
filosofara y fabulara frente a foros de fifís
acerca del frufrú del tuttifrutti,
frente a francmasones,
acerca de finanzas, 
y frente a fariseos
afirmara una fe con efe de futuros floreceres
y frutos de las fragantes feromonas, 
fulgor flameante de fechas favoritas,
fuegos fatuos y amigos, factores favorables y sin ningún filtro
más que filamentos de la falda flotante
que facilitara el flagrante fetichismo
frente a la fachada de familia del fiscal, más famoso infiel que filántropo.

Con fragores de una Fender...
¿Fue Fernanda, Felisa o Fabiana esa facilonga que fundiera en falo fibrilado el frenesí de una fellatio? ¿fue en las flacas filmotecas del feudo formoseño, o en festivales financiados por los filhinhos de Francis Ford? 
Phoenix tocaba "Fences" y, al final, flasheábamos con Franz Ferdinand...  

 Falta freno... ficticia fue esa fase de fiesta!, ¡qué farsa!
Feo que la falsedad fuera franca,
que tan fácilmente se feneciera con ojos de fantasma, 
aferrado al fierro, al fiel fatal, al francés de Flaubert.
Volviéndose fósil, fémur en su féretro...
o un flancito, flatulento fugitivo, pfffffff,
fisurado falangista,
fecundador trunco por no fotogénico (Fuente: Facebook) 
Fehaciente fue el fórceps feticida del final de los finales. 
Forzado aquel feriado en la finca vuelta favela.
¿Leyes de la física?, en efecto:
fénix que fluctúa entre el felpudo y el fermento.