-Debo escribir…debo escribir algo…-
-Escribiré sobre la mujer de mi sueño. ¿O fue una pesadilla? Ni siquiera recuerdo haber dormido. ¿Cómo voy a recordar mi sueño, o a la mujer  que vi en él?
Voy a escribir un nombre ¡Si! Un nombre. ¿Pero cual? No recuerdo ahora ninguno. Quizás el nombre que debo escribir es el  de la  misteriosa mujer en mi subconsciente. ¿O estaba despierto cuando soñé con ella? La verdad es que no puedo recordarlo.
¿Y el nombre? ¿Sería un nombre lo que iba a escribir? ¿Roxana? No. ¿Claudia? No, no, no… ¿Natacha? ¡Si! Es ese el nombre. ¿Pero por qué ese? ¡Ah! Seguro iba a escribirle una carta. Aunque, la Natacha que conocí murió hace tres años. ¿O diez? ¡Mierda! No se, pero está muerta, fui a su entierro. ¿O a su boda? No lo recuerdo. ¿Será por qué no conocí a ninguna Natacha?  Entonces. ¿Quienes son Roxana y Claudia? ¿Acaso mis amantes, o mi madre y mi hermana?
Al parecer no recordaré nada. Si al menos supiese que es lo que iba a escribir. ¿O no será significativo que escriba?
Me haré preguntas más importantes. ¿Quién soy? No se. ¿Qué hago aquí? Ni idea. ¿Quién dejó esta hoja y este lápiz sobre la mesa? Yo no fui.
Quizás lo que debo hacer es leer lo que está escrito en el otro lado de la hoja:
Carlos, no olvides tomarte la pastilla. Recuerda que hoy viene la neura Roxana y la psicóloga Claudia. No te preocupes, te pondrás bien.
Te ama. Natacha.