SERGIO
Publicado en Dec 09, 2011
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(Relato - Déjate llevar, el corazón también comprende).
Había tratado de encontrar una razón a su vida. Comprendo esa, su edad, se puede decir que sentía las mismas dudas, la misma indefensión, el mismo drama de la existencia. Eso que nos llena de amargura y nos hace padecer desde nuestro interior agitado. Cuando uno cae, busca  apoyarse en algo y al final se levanta y prosigue su marcha.
No todos tenemos esa firmeza. En fin, algunos somos más frágiles: rencorosos, inseguros, defectos evidentes y vulnerables ante ciertas situaciones.
Diecinueve años es algo muy bueno, pero no todos lo soportan, es una edad que marca el límite de nuestro mundo y el de la vida real. Es enfrentarse al mundo.
Las criaturas humanas somos tan complejas –pienso-, mientras veo un documental en la TV sobre el rescate de un alce en un río helado de Canadá.
En ciertas circunstancias podemos causar un gran dolor aun aquellas personas que amamos o por lo menos eso creemos. ¿A dónde me llevan todas estas reflexiones? –No lo sé, me digo-. De todas maneras no es fácil ser gay en una sociedad tradicionalista, machista y hermética como la jujeña.
Sergio siempre planeaba liberarse, viajar, salirse de alguna manera del esquema, romper el estereotipo que le planteaba su “casa”, bueno en realidad su padre.
Sabía los comentarios que su sexualidad provocaba. Pero nadie podía sentirse como él, estar en su piel. ¡Padecer!
Su existencia transcurría en un garaje de mala muerte, sin puertas, ni ventanas, sin la intimidad que su cuerpo delicado y moreno requería.
Siempre fue un estorbo, un chico oscuro sin sueños profundos…Ese era el pensamiento general de sus tres hermanos varones. Encima demasiado afeminado para ser mostrado o tenido en cuenta en decisiones trascendentes.
Subió al bus que lo llevaba lejos…, había pasado horas viajando. Se bajó, y cuando nadie parecía que lo buscaría estaba Esteban sonriente, un joven de treinta años o más. Le habló de cosas tan humanas y tiernas que nadie más podría decirlas. Y así pasaron bellos días transparentes con esa brisa que se siente en la piel y el alma.
Cuando Sergio abrió los ojos Esteban estaba muerto a su lado, nunca imagino que a Esteban le quedaba poco tiempo. Su futuro se cerraba mientras miraba por la ventanilla del transporte urbano. Indiferente, nostálgico por la ventanilla observaba sin entender, cuando vio la oscuridad de los ojos de su padre reflejado sobre el vidrio.
El vehículo cayó por el barranco, dio varios tumbos…La noche comenzaba nuevamente en su eterno circuito. De la negrura cortante se pasó a un silencio profundo. Sergio dejó de respirar y su cuerpo delicado fue trasladado a la morgue sucia del pueblo.
Nadie solicitó sus restos y la tierra árida devoró sus carnes. Alma que los hombres dejan en desuso.
Un día no establecido, Sergio pidió una excepción, que prontamente le fue concedida y se sentó sobre su tumba en la espera de que Esteban despertara de su sueño.
HERNÁN ALEJANDRO LUNA FRINGES  8 de noviembre de 2011.
 
 
  
 
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Descripción

SERGIO

Palabras Clave: RELATO

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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