l y Ella
Publicado en Nov 09, 2011
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Se dio cuenta desde muy pequeño, sus padres notaron algo extraño en el al igual que algunos familiares y amigos cercanos. Pero nadie nunca dijo nada, porque si decían lo que con el paso de los años se hizo más visible era como hacer estallar una bomba bajo sus pies.


Sabía que decir quién era en realidad, romper con todos los cánones establecidos dentro de su pequeño mundo sería imperdonable, sus padres gritarían, llorarían y lo tratarían "de meter en cintura".


Al final alguien iba a ceder.


Si él cedía, sus padres ocultarían el incidente bajo llave en algún lugar recóndito de sus memorias, el tema sería un tabú que quizás en algunas ocasiones medio sacarían a asolear para hacerlo sentir culpable y responsable de su pena.


Pero si sus padres cedían ante la verdad innegable, sería relegado a una o dos fotos del álbum familiar que su padre no lograra quemar. Se quedaría huérfano, sin nadie de su familia, algunos de sus amigos seguramente no le tacharían de sus vidas, pero sinceramente sabía que lo haría la mayoría.


En cualquiera de los dos casos perdería cosas importantes, familia o libertad.


Tuvo el deseo de rendirse hasta que la conoció a ella.


No era muy bonita, eso sí muy divertida. Su sonrisa le enamoro, quería realmente ser como ella. Ella también de él se enamoró,  lamentablemente no de la forma en que él lo hizo de ella. Cuando ella se le declaró, él sabía que no podía mentirle, no a quien desde que conoció solo cosas buenas le había traído a su vida.


Ese día recordaba como ella lloro.


Ella sufrió porque él no podía corresponderle como quería. La amaba pero no como se debe amar a una mujer con quien casarse, tener hijos. Él no podía amar a una mujer. Él la amaba como su amiga, como su hermana, su familia.


Muchas semanas no la vio ni la escucho y eso realmente lo deprimió. Cuando ella reapareció lo hizo con una sonrisa en su cara, le dijo que había tomado tiempo prepararse para volver a verlo, que su amor no había disminuido y que dudaba alguna vez lo fuera hacer. Ella le dijo que por eso estaba nuevamente ahí,  porque quería permanecer a su lado y verle encontrar la felicidad, quería verlo en libertad y que él también la viera encontrando un nuevo amor.


Ellos dos se volvieron incluso más inseparables.


Terminaron la carrera, él un poco antes que ella. Consiguieron trabajo y pasaban los días en calma, contándose secretos del alma. Ella hasta ese momento no había tenido alguna relación, el encontró un joven que le robo la razón por completo, cayó totalmente enamorado y con un poco de trabajo consiguió que también se fijaran en él.


El día que les contó a sus padres que pensaba mudarse con aquel joven varón ella sostuvo su mano derecha y su novio la izquierda mientras se encontraban sentados en el salón familiar. Ella le abrazo mientras salía por la puerta con los ojos llorosos y el dolor en la cara y el cuerpo de los golpes que su padre propino.


Él le repetía dos veces "estaremos bien, te amo" a cada grito de su madre maldiciéndolo a sus espaldas antes de subir a su carro para no verlos quizás nunca más. Cuando llego a su nueva  casa su novio lo abrazo y le consoló mientras ella en un rinconcito les preparaba una bebida caliente y lloraba con los dos.


El día de su boda, ella fue su principal testigo, donde apenas unos cuantos de sus amigos le acompañaban, se sintió tan solo y desprotegido, tan envidioso de su esposo al verle acompañado de sus padres, hermanos y más familiares y amigos.


Solo cuando ella tomo nuevamente su mano se sintió un poco más seguro. Le dijo cuanta la amaba y como le agradecía seguir a su lado. Ella solo le sonrió como sabía hacerlo para animarlo, para decirle que todo estaría bien.


Los años pasaron el seguía con su esposo feliz y realizado, debes en cuando su madre le llamaba para saludarlo.

Ella se mantuvo fiel todos esos años, encontró un buen hombre con quien se había casado y con el cual incluso dos hijos engendraron.


La paz se terminó cuando ella cayó enferma, en muy poco tiempo su sonrisa casi desapareció, él la veía tan delgada, pálida y cansada que tuvo ganas de llorar y derrumbarse frente a ella. Ella tomo su mano y nuevamente le dijo que todo estaría bien, le dijo que aún le amaba, que nunca dejaría de ser su primer amor.


Él también le dijo que la amaba y le prometió que pasara lo que pasara nunca soltaría su mano.

Ella sucumbió.


Su esposo lo abrazó durante muchas noches mientras el lloraba, porque supo que ella era su alma gemela. Alguien que lo amó y a quien el amo. Porque él sabía que somos mitades que podemos embonar con varias personas de diferentes formas.


Su esposo le abrazo y lloro porque él también había perdido una parte de él junto con ella, porque ellos dos sabían que el amor se da de diferentes maneras y todas ellas son importantes de igual forma.
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Foto del autor Ruka Hatake
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Descripción

Palabras Clave: amor identidad amistad alma gemela libertad decicin familia rechazo moral cnones falcedad lealtad vida seguridad llanto dolor transformacion

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


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