9.- Un terrible descubrimiento
Publicado en Nov 03, 2011
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Después de una larga plática acerca del hotel, sus fundadores y su trayectoria por diferentes épocas de la historia, Aren se identificó como el descendiente más joven de los Larsen.
Había estudiado licenciatura en Empresas Turísticas en el extranjero y tenía 25 años. Como hombre soltero, había llenado su agenda de múltiples actividades: tenía su empresa de paseos turísticos, su sociedad altruista para personas con síndrome de Down, era accionista del country club nacional y ferviente promotor del cuidado del medio ambiente.
Mara, intrigada, se preguntaba cómo es que tal estuche de monerías había acabado secuestrando personas para realizar películas pornográficas de bajo presupuesto.
Se sorprendió más aún, cuando Larsen, en un momento de confianza, se sinceró más respecto a ella.
•-          Mara, quizá no lo creas, pero te recuerdo perfectamente cuando llegaste a este hotel. Realmente vino a mi mente esa infancia difícil que tuve y el rechazo de mis compañeros. Te vi sentada allí en un rincón, sobre tu maleta, mientras los veías pasar a todos.
Mara se abochornó un poco al escuchar aquello. Nunca se había percatado de que Aren la había estado observando durante el viaje.
•-          Yo también le recuerdo, como le decía... aunque no con tanta precisión.
•-          Es común en gente como tú,- justificó el joven -de hecho es posible que no me hayas notado mientras discutías con la prefecta acerca de tus compañeras de habitación.
Un escalofrío sacudió la espalda de Mara, aunque trató de mantener la calma y fingir interés.
•-          ¿Estaba usted por allí?
•-          Así es. Pensaba acercarme para saludarte y darte más confianza, cuando vi  que te dieron tu pase y le pedías a la profesora que te enviara a otra habitación. Entonces me retiré y decidí que era preferible hacerlo en otro momento.
•-          No fue agradable- aclaró Mara, con una tos nerviosa -dormí en el suelo... no fue divertido.
•-          Lo sé- dijo Aren -al día siguiente buscaba yo a una de tus profesoras para confirmar el recorrido, y subí a las habitaciones. Pasé por la tuya, donde realizaban la limpieza. Al ver que tu maleta y todas tus pertenencias estaban apiladas en un rincón de la habitación... me enfurecí... me enfurecí mucho...
Mara tragó saliva. Aren se mostraba muy confiado en lo que le decía.
•-          Luego vi a tus compañeras divirtiéndose durante el recorrido mientras permanecías en el autobús o en el hotel. Pensé en todas las injusticias que pudiste haber pasado a manos de ellas, sin que nadie se diera cuenta.
•-          ¿Tan mal se sentía por lo que me sucedía?- preguntó Mara.
•-          ¿No te parece que ese par de estúpidas que te hicieron dormir en el suelo merecían un buen castigo?
Mara miró a Aren con cierta perplejidad. No sólo le había espiado a ella sin percatarse, sino que era posible que sus compañeras de habitación hubieran sido elegidas por el trastornado deseo del joven de vengarla.
•-          No sé por qué me hace esa pregunta... pero en lo personal, no les deseo mal alguno, sólo quisiera que regresaran con nosotros sanas y salvas.
Larsen iba a decir algo, cuando vio a dos hombres de gabardinas y sombrero acercarse con dos agentes policíacos.
Se detuvieron frente a la mesa  y uno de ellos le habló con gravedad:
•-          Aren Larsen, está usted arrestado por presunta responsabilidad en el secuestro de Beatriz S. y Roberto R., así como el secuestro y homicidio de Carolina T.
Aren contempló en silencio a los policías y luego sonrió con una mueca extraña. Lanzó a Mara una mirada de complicidad y se levantó sin decir palabra. Le pusieron las esposas y lo encaminaron a la salida del hotel en medio de los curiosos, mientras le leían sus derechos.
Mara permaneció sentada en la mesa, inmóvil. Su madre, que se encontraba detrás de los policías, se sentó y le tomó el hombro.
•-          Fui a la habitación que me dijiste- le dijo -efectivamente Beatriz y Roberto estaban allí, atados. Tardarán en recuperarse, están muy lastimados y traumatizados. La policía encontró que apenas acababan de trasladarlos, pues no había indicios de que estuvieran en el hotel anteriormente. En cuanto a Carolina...
•-          Está muerta- terminó la frase Mara como hipnotizada.
La madre de Mara se sentó a su lado y le tomó la mano.
•-          Esa información puede afectarte mucho, querida. No quiero que te deprimas, no me parece prudente...
Pero Mara miró a su madre y le habló con amargura.
•-          Mamá, ya sé la mayor parte de la tragedia. Larsen secuestró a Carolina al día siguiente que yo dejé la habitación. La revista que encontré bajo la cama la puso ella, el sueño que tuve lo envió ella, posiblemente en el momento que dejó este mundo. Murió estrangulada mientras la estaban filmando. Nunca me di cuenta de esto, de por qué no quería huir, de lo poco que le importaba su suerte. Sólo quiero saber por qué no pude llegar a tiempo.
•-          Hiciste todo lo que pudiste- le preguntó su madre, cobijando su cabeza en su regazo.
•-          ¿Sabes? Algún día ella me dijo que no creía en los fantasmas... Y ella se convirtió en uno.
•-          Olvídalo, ya, Mara... Beatriz está a salvo. Y Roberto también...
Pero Mara ya no escuchaba a su madre, en su mente no dejaban de repiquetear las últimas palabras que había dicho a Carolina: "¡Pensé que si algo malo te ocurría lo tenías bien merecido!"
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Descripción

Mara descubre algo terrible de s misma al comprobar que una serie de incidentes desencadenaron las desgracias de sus compaeras de habitacin. Al final, ya no puede hacer mucho por resolverlo.

Palabras Clave: habitacin polica madre perdn venganza joven

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio



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