Bajo la Maleza
Publicado en Jul 08, 2009
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Al abrir la puerta de la salida, el viento golpeó con fuerza el rostro de Martín y lo hizo detenerse unas fracciones de segundo; retomó el paso y a toda velocidad continuó su frenética carrera, necesitaba alejarse de esa casa, necesitaba alejarse de aquel hombre. De la mano llevaba a su madre y unos pasos más atrás venía su hermano. Todos sabían que no quedaba mucho tiempo antes de que él los alcanzara. Tenían que escapar.

La madre solamente llevaba consigo unas cartas y el más profundo deseo de desaparecer. A la mitad de la desenfrenada carrera, la desesperación y la angustia hicieron que las cartas se soltaran y se regaran en el suelo obligándolos a detenerse.

Martín comenzó desesperadamente recogerlas pero la increíble fuerza del viento, arrojaba los papeles en todas direcciones; los tres corrían en medio de una ansiedad sofocante. Cuando parecía que habían reunido todas las cartas, una de ellas, quizá la más importante de todas, se negaba a regresar y entre tumbos y volteretas se fue a meter a un agujero que se encontraba escondido en medio de la maleza de aquel interminable jardín. Martín se arrodilló e intentó alcanzarla con el brazo, no lo podía creer, aquel hueco de tierra era más profundo de lo que aparentaba y a pesar de intentarlo con todas sus fuerzas, sus dedos ni siquiera alcanzaban a rozar la carta. Se detuvo un instante y tomó la decisión de bajar por ella. En el momento en que se sentó a la orilla de aquella zanja escondida, su madre le tocó el hombro y con los ojos casi desorbitados le suplicó:

- ¡Olvídalo, ya no hay tiempo!-

Martín no contestó nada y empezó a deslizarse sentado, tratando de alcanzar el documento. Inmediatamente después de tocar el fondo con los pies, se inclinó, tomó la carta y se estiró para pasársela a su madre. Desde ahí abajo, alcanzaba a verla a ella, más atrás a su hermano y al fondo aquella casa de la que tanto deseaba escapar. El ambiente estaba cubierto por un color gris verdoso
que presagiaba una fuerte tormenta y el viento no paraba de rugir, parecía que el cielo también estaba furioso por esta inesperada huida. Cuando se disponía a trepar por una de las paredes internas de aquel agujero, Martín observó a su hermano volteando en dirección a la casa y con la cara descompuesta lo escuchó gritar -¡Vámonos, ya no hay tiempo, aquí viene!- Inesperadamente, la salida del agujero empezó a hacerse más y más pequeña, los gritos de angustia de su madre y de su hermano se empezaron a hacer distantes y un crujir ensordecedor comenzó a llenarlo todo. Aterrado, descubrió que la tierra se lo estaba tragando. La luz empezó a desvanecerse y en cuestión de segundos se encontraba en total obscuridad. Sus pies, helados por la angustia, estaban bien plantados en el fondo,
con los hombros sentía los límites laterales del agujero y el aliento que salía de su boca, rebotaba a unos centímetros de su cara. Estaba atrapado, estaba sepultado vivo. Se hizo un silencio estremecedor y Martín empezó a llorar aterrorizado.

Cuando pensó que nada más podía empeorar la situación, nuevamente regresó aquel crujido endemoniado de rocas rozando con rocas y lentamente sus rodillas empezaron a doblarse, instantáneamente empezó a rozar con ellas la pared frontal de esta prisión y el espacio se redujo dramáticamente. El crujir se detuvo y Martín percibió un penetrante olor a tierra mojada que cubría aquella minúscula celda. El aire parecía hacerse más denso con cada latido de su corazón y el techo comenzó a crujir una vez más. Entre lágrimas, Martín sintió como una punzada en el alma y recordó que estaba dormido, que todo era un sueño; mentalmente empezó a recrear el momento en que se había acostado la noche anterior y sin pensarlo más, estiró un brazo y removió el techo que lo cubría. Ahí frente a él, estaba el techo de su propio dormitorio mezclado con la tierra y la maleza de la entrada al agujero; estiró el otro brazo, tomó con fuerza la orilla de su sueño y se impulsó hacia arriba hasta quedar sentado justo en la línea que dividía su pesadilla de la vigilia. Sentado, con las piernas colgadas hacia la realidad y flotando en medio de su habitación, echó un vistazo a sus espaldas y observó el agujero con la maleza, miró hacia abajo y se descubrió a sí mismo acostado en una cama sencilla apenas cubierto por una sábana. No lo pensó más y saltó hacia sí mismo intentando olvidar para siempre la pesadilla en la que se encontraba. Mientras iba cayendo, una brillante luz verdosa comenzó a llenar la habitación y lentamente regresaron los sonidos. Escuchó una voz de hombre que en tono

enérgico gritó: -¡Llévenselo!-. y nuevamente sintió que el alma le daba un vuelco. Empezó a entenderlo todo. Llegó hasta su propio cuerpo y por más intentos que hizo, no pudo entrar en él. De un sólo golpe se le atragantó la realidad y recordó aquella casa y su interminable jardín; recordó la habitación obscura y el viento azotando la ventana mientras él atravesaba, sin misericordia, la garganta de su amigo después de la traición; recordó a su madre suplicándole que se alejara de aquel lugar; recordó sus propias manos, llenas de esa sangre pegajosa que no se podía limpiar porque también llevaba culpa y recordó a su hermano ayudándolo a cavar en el jardín de aquella casa, el escondite del cuerpo. Recordó la más importante de todas las cartas, aquella en dónde él le explicaba a su madre cómo y cuándo iba a vengarse de aquel traidor, de aquel hombre que sin compasión le había robado a su mujer y le había roto el alma. También recordó todas y cada una de las palabras que su madre le había escrito en esas cartas mientras estuvo en prisión y finalmente, con un nudo en la garganta, Martín recordó el momento en que se recostó en aquella cama sencilla, cubierto apenas por una sábana, segundos antes de que empezara su propia ejecución.
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Foto del autor Arturo Palavicini
Textos Publicados: 57
Miembro desde: Jul 06, 2009
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Descripción

Palabras Clave: Suspenso cuento sueo persecucin

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin


Creditos: Fotografa Image Bank

Derechos de Autor: Arturo Palavicini


Comentarios (19)add comment
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JUAN CARLOS

Hola Arturo... Ya se ha dicho todo.. Notable texto !!!! Desbordante talento.. Un relato que mezcla con maestría la fantasia con la realidad. usas frases mágicas que atrapan y hacen saborear el realto hasta el final..
Felicitaciones amigo y todas las etsrellas..!!!

Un Abrazo amigo mio... Juan Carlos..
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September 10, 2009
 

Anna Feuerberg

Querido Artuor,
No tengo nada que agregar al relato, es muy bueno. La narración tiene un desarrollo que acrecienta la curiosidad del lector y la confusión del final entre el sueño, el despertar y la angustia por su suerte es efectiva.Te felicito.
Un beso,
Annita
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September 10, 2009
 

Anna Feuerberg

Hola Arturo,
He leído el relato, me pareció muy bueno y bien escrito. Me gustaría leerlo otra vez con calma antes de hacer algunos pequeños comentariios.
Un beso,
Annita
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September 09, 2009
 

Arturo Palavicini

Gabriel:

Hermano, me faltaba tu comentario en este cuento. De hecho es el que le da título a mi libro y me llena de emoción que lo tengas en tan alta estima.

Te mando un abrazo inmenso Gabriel, sabes que te admiro muchísimo y que es un placer leerte.

Un abrazo muy grande amigo mío.

Arturo Palavicini
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September 09, 2009
 

Gabriel F. Degraaff

ARTURO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! waw!"!!! man!!!!! te pasas de bueno ya!!!!!!!! in-cre-í-ble... me dejas con la boca abierta y el corazón acelerado... excelente, el ritmo, la trama, la idea... comienzo a creer que tus cuentos de ficción vienen de otro planeta y vos sos un extraterrestre!!!! no jodas!!! coincido con Maval... tus textos le dan al sitio un nivel prestigioso, y terriblemente elevado... amigo, hermano, te mando un abrazo desde aquí, y uno a tus manos que valen millones!!!!!!!!!
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September 08, 2009
 

Arturo Palavicini

Doris:

muchas gracias por otro maravilloso comentario tuyo.
Me animas y me incitas a seguir escrbiendo.

Un abrazo muy grande desde Mexico
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September 08, 2009
 

doris melo

Me he disfrutado este cuento maravilloso y fantastico a pesar de luego al final develarse todo y entender lo que la voz narrativa acaba explicando. Tienes una facilidad para hacer este tipo de relato increible , muy bien logrado en todo el sentido de la palabra . Es un relato donde se da cita una facilidad de expresion y descripcion de lo real y maravilloso como si estuvieras en una pelicula. Gracias amigo. Doris
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August 26, 2009
 

Arturo Palavicini

Ino:

Amigo, no sabes la satisfacción que siento al leer tus comentarios, son increíblemente halagadores.

Admiro mucho tu trabajo y eso le da un doble valor para mí. Sé que tus comentarios vienen de un gran escritor.

Gracias amigo por siempre estar.

Arturo Palavicini
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August 26, 2009
 

inocencio rex

oh, gran arturo:
no dejo de maravillarme con tus inmensos relatos; como bien dice el comentario que antecede al mío: merece papel. obviamente sumado a favoritos y con 5 estrellas por no poder ponerle 10.
dios mío, ¡qué lujo leerte!
Responder
August 24, 2009
 

Arturo Palavicini

Gabriel:

Muchas gracias por detenerte a leer mi cuento y por comentarlo.

Te agradezco más tus halagos. Vienen de un maravilloso escritor.

Un abrazo.
Arturo Palavicini
Responder
August 18, 2009
 
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