VIENTO DEL NORTE
 
Ahora estás aquí, junto al mar,
desnuda,
frente  a la inmensa dimensión
de mi casa,
entre el rumor del viento
frígido del norte,
cave la adusta lejanía
del horizonte,
y te acaricio los pechos,
beso suevemente tus pezones,
mientras ciño tu cintura
que se mece
al compas de las olas
de ese mar
con mamíferos que resoplan,
con el nombre
de ese malhadado castellano
lleno de ambición
y malas artes,
de infausta memoria,
y ahora te penetro
hasta la exhalación,
en recuerdo y maldiciendo
aquellas otras
que constituyen la raiz
de este mestizo corazón errante,
que vive bajo el rumor
del huehuetl,
con el que se arrulla
el dios de la noche.
 
SAN JERÓNIMO LÍDICE, SEPTIEMBRE 9 DE 2011.