Con Desesperacin
Publicado en Aug 21, 2011
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Sentia un sudor frio recorrerle todo el cuerpo. Sus ojos estaban más dilatados de lo que él mismo esperaba, pero era inminente que se sintiera así después de aquello, solo recordarlo hacia que un nuevo calambre calara desde su estomago hasta su columna haciendole doblarse un poco más de lo que era posible en aquel diminuto espacio.


Dio una mirada fugas a la puerta entre abierta llamando por que la cruzara.


“Es imposible”, pensó regresando su vista hacia donde aquella mujer se mantenía parada abriendo y cerrando sus grandes como si de un depredador se tratara, como si el rojo escarlata en vez de ser una encantadora invitación, fuere la verdad inminente de todo lo vivo que podría tragarser de un solo bocado.


Cuando un nuevo calambre le atravesó fue incapas de soportar reprimir un quejido que llamo la atención de todos a su alrrededor. Un montón de pequeños ojos afilados escrudriñandole con la mirada, los enormes ojos viejos de aquella mujer, solo atinaron a hacer que el sudor resbalara no solo por su cara y cuello, si no por todo su cuerpo como si de una lluvia maligna se tratará.


La voz de ella resono dentro de sus oidos sin tener ningún significado, porque ahora para él estaba claro, no podía soportar más esa tortura enclaustrado mientras se despedazaba por dentró. En un acto de valentia y estupides se levantó aventando con fuerza su silla hacía atras para salir corriendo del salón que a pesar de ser tan grande desde que había entrado una hora atras le parecia terriblemente asficciante.


Corrio como desesperado por los pasillos escuchando como se perdían en la lejania los murmullos y gritos de sus compañeros mientras hiba sosteniendo su vientre con recelo y su cuerpo le demandaba aquel maravilloso alivio. Encorbado pudo ver el pequeño muñequito que le indicaba había por fin llegado a su destino.


Solto un suspiro de alivio cuando cruzo la puerta y pudo entrar al pequeño cubiculo.


Y mientras unas lagrimas traicioneras se perdian con el sudor por un nuevo calambre en su vientre, maldecia todo aquello que había comido la noche anterior que había probocado todo aquello, más que nada una segura sanción por saltarse las clases de esa fiera de profesora que no permitia ni siqueira el movimiento del viento dentro de su monotona y aburrida clase de mas de dos horas.


“Mentira”, dejó escapar dejando de precionar sus dedos contra sus rodillas, porque sabía que no se arrepentía y que la siguiente noche volveria a repetir el atracón.








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Foto del autor Ruka Hatake
Textos Publicados: 77
Miembro desde: Jul 06, 2009
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Descripción

Palabras Clave: dolor escuela maestro sudor saln clase enfermedad compaeros bao desesperacin

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Humor



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