Claves y fin de un juego
Publicado en Aug 17, 2011
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¿Cuándo soy yo y cuándo, un sueño? Se decía Mónica reflejada en el espejo del baño, agarrada a él, mientras descendían sus uñas por la ruta del cristal, chirriando. Mónica no podía separar la realidad de sus sueños y por ello su existencia se había convertido en una pesadilla continua. No sabía desde cuando. No recordaba cuando fue que algo en su cerebro hizo "pum", o "crack". O "puff". Se apagó la luz y todo se descontroló.
Los sueños son vida. No hay duda. Pero se encuentran en unos compartimentos estanques, perfectamente al margen de la vida de afuera, de la que no desarrolla la mente. Eso se decía Cristina. ¿O era Mónica? Mas ahora, se explicaba a si misma: "Ya no puedo controlar. No sé si estoy soñando, si ahora soy real: Si mi escena actual lo es. No sé si soy así y es cierto que me hallo aquí". Se echó agua contra el rostro varias veces. Luego levantó la cabeza, observó. Vio a una chica asustada. Y Cristina se asustó también: No sabía si era ella.
Cruzó el pasillo de su casa tan rápido como pudo. ¿Qué lugar estaba recorriendo? ¿Hacia dónde iba? Se encerró en su habitación por instinto. Y se lanzó sobre la cama. Lloró. Y luego quizás soñó. O, puede que no. Pudo estar viviendo aquéllo que creyó soñar. Luego salió de casa, atravesó el jardín y anduvo parte de la noche perdida entre calles solitarias de una ciudad. Quizás, su ciudad. La de Julia. ¿O la de Cristina? Se detuvo ante el recinto de una feria, cerrado. Unos grandes perros ladraban con virulencia, atados algo más allá. Estuvo un buen rato. No llevaba reloj. No sabía a dónde ir... ¿Había quedado con alguien? ¿Tenía algo qué hacer? Posiblemente, si. 
Algo que hacer. Un individuo en su vida. Un familiar... No recordaba bien, si existía alguien. Porque, ¿Dónde estaba papá? ¿Dónde se hallaba mamá? No los recordaba. Cuando las palabras papá y mamá brotaban de su mente no lo hacían acompañadas de imagen alguna. Podía estar soñando. Lo más posible. Cuando se despertara se encontraría en una habitación llena de luz, el mejor fragmento de una confortable casa. Entraría mamá con el almuerzo. Todo sería muy normal. Si ahora estaba soñando, su extraño sueño la hacía discurrir por recónditos parajes, lugares de las afueras de una ciudad. ¿Por qué siempre así? ¿Por qué siempre Julia se hallaba metida en los arrabales? Se alejó de la feria, pidió un cigarrillo a una chica sentada en un portal. Entró en un bar.
¿Quién diablos soy? ¿A quién estoy suplantando? se interrogaba en silencio Yolanda. ¿O era Julia? Sentada allí, ante una pequeña mesa circular. Con una jarra fría de cerveza, un paquete de tabaco rubio que acababa de comprar. En la máquina de discos sonaba la canción de Antònia Font... ¿Qué canción era? ¿Se encontraba en el bar? ¿Qué canción... si todo era silencio? ¿Si en su mente no había color, no habían figuras, ni sensaciones, ni una sola voz, ni un ruido que rompiera el miedo? Yolanda estaba sin nada, ella sola... Nada más. ¿O era Carmen? La que tenía la premonición de que no podría aguantar más allá de unos segundos el poder sentirse a si misma, y que tras esa pérdida todo quedaría en blanco.
Apoyando las manos en el espejo del baño intentó observarse con una cierta serenidad. Pero le costaba mucho esfuerzo. Se perdía. Necesitaba mirarse a los ojos. Buscar en lo más profundo de ellos. ¿Qué? Que no la olvidaran. No quedar abandonada de su memoria. Sus ojos claros, cansados, no la iban a ayudar en nada: Sin expresión, sin nada que contar. Como si ellos ya hubiesen llegado al final y se desentendieran: Si iba a quedar abandonada. Carmen, o Mónica, bajó la cabeza. Toda ella fue mansedumbre. Y a mí, no se me ocurre otra cosa que picar en el teclado: "Ya no está". ¿Quién?, me pregunto luego. No lo sé...
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Foto del autor Encubierta
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Descripción

Relato de como se puede perder

Palabras Clave: Joanna perdi

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (12)add comment
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Silvia Grimaldo Vlez

Alucinante historia. Muy personal, rompes tu intimidad.
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August 23, 2011
 

El lector 956

EX-TRA-OR-DI-NARIO.

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August 20, 2011
 

A veces veo Muertos

Mantengo que es un gran texto. Y nunca te pediría que quites nada. ¿OK? Pues vale bonita.
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August 18, 2011
 

Marian

+1: Laberíntico y angustioso. Muy atractivo.
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August 18, 2011
 

Juego de 4: Andrea

exquisita dificultad.
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August 18, 2011
 

Encubierta

Bueno, la verdad es que si busqué con ese relato(trabajado dos veces separadas en el tiempo por casi dos años) describir algo que es más como una sensación que algo que se pueda definir claramente como que una tiene clara conciencia de ello. Siempre me ha causado mucho interés escribir sobre el real control que tenemos de nosotros mismos. Lo conscientes que somos o no. Porque siempre se siente como algo muy difuso.
Muchas gracias por vuestros comentarios porque en realidad son aportaciones. Una extensión del relato a través de otros puntos de vista o sensaciones.
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August 18, 2011
 

marcos

bueno
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August 18, 2011
 

A veces veo Muertos

Texto atrevido, palpando en zonas fuera de los límites habituales. Es precioso de leer porque, a pesar de lo críptico que pueda resultar, uno nota que en él hay una voluntad de entregar más de lo habitual. Y creo que además has salido con bien: Has controlado perfectamente el caos hasta el final. Felicidades.
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August 18, 2011
 

Marcelo Sosa Guridi

Muy bueno. Ya sabía, ya lo dije, que te gustaba meterte por caminos difíciles. Y lo difícil que es meterse por caminos transitados y hacer tu propia senda, diferente del resto. Alicia detrás del espejo, el espejo y las muchas mujeres, que ni siquiera saben si son tales o imágenes vacías. Me gustó muchísimo este juego tuyo que abre puertas y nos deja picando ante ellas (expresión uruguaya y futbolera: pero ni te imaginás lo pertinente que es ante este caso). Saludos, escritora.
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August 17, 2011
 

Shelley & Monster

Me ha sorprendido tu relato. Y tras leer los comentarios que te han publicado, no me atrevo a añadir nada. Es muy especial.
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August 17, 2011
 
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