El Banquete
 
La luna se posa en el cielo,
Las estrellas se van con el viento,
En la mitad de la noche
Suspira mi último aliento,
Cuando alisto la mesa
En el centro del templo.
 
Tomo el vino y las velas,
Con gran alegría las pongo en la mesa,
Su luz trémula ilumina la cena
Y en medio del bosque  aparece mi reina,
Llevando consigo la música eterna.
 
Mi ser se entusiasma por tal compañía
Y la invito a la mesa de forma tardía,
Levanto mi copa brindando  a la vida
Y llenando la suya de alguna bebida,
Trayendo a su cara la fría sonrisa
Que dibujan sus labios 
Como una leve brisa.
 
Cuando ella levanta su copa  tan llena de vino,
Propone ese brindis  que estremece al divino.
El cielo se funde en una sola armonía
Y en medio del tiempo una causa perdida
Se dibuja en sus ojos cuando ya no hay bebida,
Me mira tan fría y extinta de vida
Llorando en su alma por esa salida
Que ha de tomar para no estar vacía
Sabiendo que en la cena no habrá otra opción
Que tomar de  este cuerpo mi corazón.
 
Camilo Henao Valencia