LOS DUENDES DEL MAIZ
Publicado en Jul 02, 2009
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Manuel tenía todas las esperanzas puestas en su maizal. Ubicado en la falda de un cerro, regado por una vertiente donde nunca se acababa el agua, las verdes plantitas adornaban el lugar, el cual se caracterizaba por lo árido de su entorno. Manuel quería a su maizal como si fuera un hijo. Cada planta significaba vida, esperanza, porvenir, economía, alimento. La vertiente con su fuerza inagotable de cristalinas perlas húmedas, entregaba día a día la vitalidad al maizal, penetraba por sus raíces y subía con fuerza por las venillas verdes repletándolas de jugos dulces y haciendo crecer cada vez más a las plantas. Lo que Manuel no sabía era que cada una de las gotas de agua era conducida por un duende, tan pequeño que ni siquiera nos podemos imaginar. Todos los días Manuel se sentaba debajo de un espino a observar su maizal y a espantar a los pájaros esperanzados de mazorcas. Fue allí que de pronto apareció “Maleviche” el duende del fuego, feo, torcido con sus dedos todos quemados, el ente se dirigió directo a Manuel y le dijo:

- Campesino voy a quemar tu hermoso maizal para destruir a los duendes del agua, ellos son mis enemigos jurados. Espero que comprendas, es mi obligación hacerlo.

Manuel consternado ante aquel malévolo ser le pidió por favor que no destruyese el trabajo de tantos meses, ya que el y su familia quedarían sin sustento. “Maleviche” no respondió, un brillo en sus ojos hizo que Manuel se diera cuenta de que el duende malo ya había iniciado el fuego. Muy pronto el maizal ardía por los cuatro costados y las plantas morían retorcidas por las llamas insaciables. Al final de la tarde no quedaba nada. Todo estaba destruido, el trabajo de tantos meses, la fatiga, el dolor, el calor, la sed nada de eso había servido “Maleviche” fue implacable. Cuando los duendes del agua se enteraron de tamaña tragedia se reunieron con su rey “Mezurki” y le contaron la maldad del duende del fuego. El sabio rey reunió a miles de pequeños duendecillos, los hizo replegarse hacia la vertiente y con la fuerza de todas las aguas interiores del vientre de la tierra inició el ataque contra “Maleviche”. El duende malo al verse acorralado, pidió clemencia para no morir ahogado, ya que estaba rodeado de millones de gotas de agua dispuestas a caer sobre él en un instante. “Mezurki” lo obligo a arrepentirse y a reponer el maizal al campesino. “Maleviche” que también era muy poderoso en la magia, con un ademan repuso el maizal quemado tres veces más hermoso de lo que era. Los vítores de alegría de los duendecillos del agua no se hicieron esperar, esto hizo que Manuel, el cual lloraba desconsolado debajo del espino levantara la cabeza y viera con asombro su maizal. “Maleviche” se disculpó con el campesino y por las molestias ocasionadas le entrego una bolsa repleta de oro el cual nunca se terminaba y se marcho para siempre de ese lugar. Manuel agradeció a los duendecillos del agua por la ayuda y durante todo el resto de su vida siguió sembrando maíz pues sabía que los duendecillos del agua, gustaban de las mazorcas dulces.
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Foto del autor francisco Burgos Garcia Garcia
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Descripción

La esperanza de Manuel en su maizal y la destruccion de los malevolos duendes que intentaon arrasa contodo no fue posible gracias a la fe y la buena suerte del maizalero.

Palabras Clave: duende maiz mazorcas gotas dulce manuel maizal

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Infantiles


Creditos: Francisco Burgos Garca

Enlace: Francisco Burgos Garca


Comentarios (6)add comment
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francisco Burgos Garcia

Verano

Siempre dando ese aliento necesario,para los que interntamos escribir algo, un abrazo
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July 17, 2009
 

francisco Burgos Garcia

Maval

Si uno quiere los ve, ellos estan donde menos te lo esperas, bajo los árboles, en tu casa y hasta agazapados en la mente, esos duendecillos son realmente hermosos.
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July 17, 2009
 

francisco Burgos Garcia

Anna

Un abrazo para ti y gracias por la aclaración.
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July 17, 2009
 

Anna Feuerberg

Hola Francisco,
Disfruté leyendo tu relato, tienes muy buena redacción.
Hay una frase en la página 3, "Los vítores de alegría de los duendecillos del agua no se hicieron esperar, esto hizo que Manuel, el cual lloraba desconsolado debajo del espino." Pones "Manuel, el cual lloraba", debería ser "Manuel, quien lloraba". El cual se usa para cosas, quien se usa para personas.
Un abrazo,
Anna
Responder
July 03, 2009
 

MAVAL

¡que hermoso!
ya se que los gnomos viven en el mundo de lo
mágico invisible- visible al ojo humano...
ellos guardianes de la Tierra y sus caprichillos a veces
traen jugarretas pesadas...
como es de decir...el que tenga ojos vea!!!
Saludos. Maval
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July 03, 2009
 

Verano Brisas

Francisco Bello y bien narrado este mito de los duendecillos de agua y Maleviche. Eres un narrador nato. Cordialmente, Verano.
Responder
July 03, 2009
 

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