EL REGRESO

Soy el hijo infame, el desgraciado
que regreso a la casa de mi padre
avergonzado.

Me pena y me ofende haber decepcionado
tu confianza amable, tu rostro amado.

Y yo sé que tú has llorado, yo lo sé
Derroché mi herencia
hasta el último centavo.

Soy hijo rebelde, por caminos descarriado
malgasté el tesoro que tus manos prepararon.

Yo lo sé, lo sé muy bien, y nunca olvidaré
mi maldad y mi pecado.

Soy tu hijo, Padre, que regreso avergonzado
y no tengo nada más que el dolor de mi pecado.

Yo no sé ni como, pero aquí tú has llegado
y al mirar tu rostro ya me siento perdonado.

Yo no sé, Padre por qué, tú me quieres tanto
más ahora sé de tu amor reconciliado.